José Antonio Martínez Puche: “El mundo editorial me ha hecho plenamente dominico”

Fundador y presidente de Edibesa

(Texto: José Lorenzo. Foto: Luis Medina) Comunicador todoterreno, trabajador infatigable que roba horas al sueño, este dominico es un virtuoso de la palabra, con mayúscula y con minúscula. “Conciliar cien por cien”, como él mismo se define, iba para teólogo ecumenista, siguiendo los pasos de su admirado P. Congar. Pero un provincial se le cruzó en el camino que ya le había llevado a Alemania para estudiar a los teólogos germanos y le reclamó para Barcelona, en donde le puso de secretario y al frente de un programa de radio que los dominicos realizaban en los bajos de un convento. Y allí empezó una aventura que aún dura al servicio de la predicación del Evangelio, en este caso no desde la cátedra universitaria, sino desde cualquier medio que se puso en su camino (edición, prensa escrita, radio y televisión…).

Acercarse a José Antonio Martínez Puche (Molina de Segura, Murcia, 1942) es hacerlo, todavía, a un torrente de iniciativas. No pudo progresar en el alemán, pero de aquellos programas de radio de finales de los sesenta y principios de los setenta, se gestaría el embrión de lo que es Edibesa, una fecunda editorial al servicio de la divulgación y estudio de la fe.

Idea suya fue la de recoger, por primera vez en una casete destinada a ser distribuida, el rezo del rosario que emitía en Radio Barcelona. Corría el año 1972. Cuando empezó a popularizarse el vídeo, vio que ese soporte también se ajustaba a sus afanes evangélicos y fue, también, el primero en poner a la venta en nuestro país un vídeo religioso, en este caso sobre la pasión de Jesús

Ese olfato le llevó, más adelante, a abrir un camino que luego transitarían otros de manera entusiasta: la publicación del Evangelio a bajo coste. “Tan pionero fui que hoy hay cinco editoriales españolas que lo publican igual que yo lo hago desde 1996… Para mí, ése fue el descubrimiento en mi trayectoria del mundo del libro, y lo que me ha dado más satisfacciones. Yo he tenido a gala que fuese el libro más barato del mercado español y un signo mesiánico que quería llevar a mi vida y a la práctica de que los pobres son evangelizados. Con esas ediciones del Evangelio, de las que en 15 años hemos vendido más de siete millones de ejemplares, quería pescar en mar abierto. Y aún somos los más baratos”.

No le inquieta demasiado el tema del libro electrónico, aunque reconoce que hay cierta alarma en el sector. “Es verdad que el libro se ve hoy casi como un objeto de lujo, pero en épocas de crisis económica, si los editores sabemos salir al paso de las preguntas que se siguen haciendo los hombres y mujeres de hoy, el libro religioso tendrá un papel imprescindible, aunque pueda cambiar su soporte o se venda en tiendas virtuales…”.

La mirada puesta en la JMJ

Él, por su parte, ya está acercando la oferta de Edibesa para este 2011 a uno de los grandes acontecimientos eclesiales del año: la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto en Madrid, con la presencia de Benedicto XVI y con unas previsiones de asistencia de unos dos millones de jóvenes. Se trata de una serie de vídeos, dvd y libros donde se proponen modelos de vida que puedan suponer “un despertar de los jóvenes a la fe y un gran amor a la Iglesia católica”.

El mismo que él tiene acreditado desde hace décadas a través de su ministerio con la palabra, también en Vida Nueva, en la COPE o en RTVE. En todos esos medios, pero sobre todo en el editorial, ha encontrado el cauce para ser “plenamente dominico, para evangelizar”. Por eso invita a la Iglesia a que no se canse de comunicar la Buena Noticia. “Es tanta la necesidad que tiene el hombre de una palabra de vida, de consuelo… que nunca serán suficientes los medios que la Iglesia ponga a su disposición”. “La comunicación –concluye– es un pozo sin fondo”. Aunque él se empeñe en llenarlo.

En esencia

Un libro: Memorias de un reportero de los tiempos de Cristo, de Carlos Mª de Heredia.

Una película: Un hombre para la eternidad.

Una canción: la Salve Regina dominicana (gregoriano del siglo XIII).

Un deporte: natación.

Un rincón del mundo: la Alhambra de Granada.

Un recuerdo de infancia: los ratos con mi abuelo paterno.

Una persona: mi madre.

La última alegría: la ordenación sacerdotal de un hermano.

La mayor tristeza: no ser santo.

Un regalo: una peregrinación a Medjugorje.

Que me recuerden por… hacer llegar el Evangelio a millones de hombres y mujeres.

En el nº 2.737 de Vida Nueva.

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