David-Maria Jaeger: “Tierra Santa puede convertirse en un parque temático”

Ex delegado de la Custodia de Tierra Santa

(Texto y fotos: Darío Menor) Para que los países de Oriente Medio sean “libres y democráticos” tienen que estar “secularizados”. Es la receta que ofrece el franciscano David-Maria Jaeger, profesor de Derecho Canónico en el Pontificio Ateneo Antonianum de Roma y ex delegado de la Custodia de Tierra Santa en Italia, donde ha ejercido como consejero y portavoz. Nacido en Israel en una familia judía, se convirtió al catolicismo y fue luego uno de los muñidores de los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado hebreo. Jaeger denuncia que Tierra Santa sufre dos amenazas: el control por parte de las autoridades civiles y la construcción de “centros super-tecnológicos” para los peregrinos junto a los Santos Lugares, que construirían “una realidad virtual paralela”.

¿Existe un riesgo de que los cristianos desaparezcan de Oriente Medio?

Hablar de desaparición del cristianismo en Oriente Medio es un alarmismo excesivo y poco útil. No obstante, existe preocupación en la Iglesia al ver que en partes de esta región ha habido en las últimas décadas –y continúa hoy– una disminución en el número de la comunidad cristiana debido a la emigración, tanto voluntaria como forzada. La cristiandad en todo el mundo está constantemente llamada a realizar obras de sostén y solidaridad con las comunidades cristianas en Oriente Medio, las cuales son muy útiles y necesarias, pero lo que hace falta es un cambio completo de la sociedad de aquella región. Para que los cristianos se queden en estos países necesitan un ambiente democrático, de libertad y una sociedad donde se respeten los derechos humanos, especialmente el derecho a la libertad religiosa. Esto se puede obtener sólo mediante un desarrollo democrático integral. No son los cristianos, que son una minoría, los que pueden impulsarlo. Se trata de un cambio que nadie puede dictar, sólo se puede acompañar. Como hemos visto claramente, la democracia no se puede imponer. No es sinónimo de la celebración de elecciones. Se trata de un proceso que requiere tiempo, en Europa ha requerido siglos, y el surgir de una clase media grande, capaz de tomar el control y suficientemente secularizada.

Democracia y secularización

¿A qué se refiere cuando habla de suficientemente secularizada?

No debe ser una sociedad teocrática. Tiene que creer y admitir la distinción entre lo temporal y lo religioso. Es lo contrario de una sociedad islámica. La secularización es el primer paso hacia la democracia y la libertad. Mientras las sociedades estén dominadas por una ideología religiosa, que ciertamente en Oriente Medio no será ni siquiera cristiana, será difícil para los ciudadanos cristianos sentirse iguales y seguros.

Hablemos de casos concretos. ¿Piensa que en Israel se respeta la libertad religiosa?

Sólo puedo decir de forma general que la secularización no ha concluido en ningún país de Oriente Medio. Me refiero al utilizar este término a la sana laicidad del Estado, que no es enemigo de la fe o de la religión. Mientras en Europa muchos hablan negativamente de la secularización, en Oriente Medio hace falta toda la secularización posible. En Israel y Palestina, el sionismo y la Organización para la Liberación de Palestina eran dos movimientos absolutamente laicos. Desafortunadamente, en los últimos años el ambiente ha cambiado. Ahora Siria es el único régimen árabe auténticamente laico –auque no propiamente democrático– en la región. Israel nació como Estado laico, pero todavía, como en los siglos anteriores a su creación, en sus leyes clasifica a sus ciudadanos según su religión y, por tanto, confiere una autoridad exclusiva a los jefes religiosos en temas matrimoniales y familiares. Que un ciudadano no creyente esté obligado a dirigirse a un ministro de la religión para casarse no es compatible con la dignidad humana. Aquí también hace falta una maduración de la sociedad.

En Oriente Medio, los católicos conviven diariamente con el resto de Iglesias cristianas ¿Cree que el Sínodo sobre Oriente Medio puede dar un impulso al ecumenismo?

La Iglesia católica está más que preparada para seguir las indicaciones del Concilio Vaticano II en materia ecuménica. Naturalmente, se trata, por su definición, de una actividad bilateral. Los otros cristianos tienen que responder.

¿Y en el terreno del diálogo interreligioso? ¿Cómo puede favorecerlo el Sínodo?

Los católicos estamos a veces condicionados por lo que somos. El catolicismo es la única religión en el mundo que corresponde a una institución, la cual habla por cada uno de nosotros. En otras religiones ocurre lo contrario. El islam no es una institución, se trata de muchos millones de hombres y mujeres que dicen ser musulmanas, con distintas interpretaciones diferentes. En el islam no hay jerarquía, es una religión difusa. Haber instituido un diálogo institucional con una expresión del islam egipcio, como es Al Azhar, es una realización muy importante. Abre un canal privilegiado y prometedor, pero es algo limitado. Lo mismo ocurre con el judaísmo. No podemos limitarnos a un diálogo institucional y pensar que los otros son como nosotros.

¿Esta falta de liderazgo o jerarquía provoca al final que el diálogo interreligioso no obtenga resultados precisos?

El diálogo interreligioso no tiene como objetivo la consecución de “resultados precisos”. El diálogo ecuménico sí, ya que pretende la reconciliación de los cristianos separados de la única Iglesia de Cristo. El interreligioso no puede tener un objetivo institucional; faltan los interlocutores, no podemos crearlos de forma artificial. Se trata de un diálogo con todas las personas, que antes de ser musulmanas o judías, son personas. El diálogo interreligioso es una respuesta a las cuestiones temporales. La única respuesta definitiva es Jesucristo.

Los Santos Lugares

¿Cuáles son los principales desafíos para la Custodia de Tierra Santa?

Resulta preocupante la tutela de los Santos Lugares. Hay que conseguir que sigan bajo la propiedad de la Iglesia y no sean nacionalizados ni se conviertan en meras metas turísticas. Los Estados, por su naturaleza, tratan los Santos Lugares como si fueran sólo monumentos y, entonces, toman su control. Ahora mismo estamos trabajando para que se retire la propuesta de declarar algunos de los Santos Lugares de Galilea Patrimonio de la Humanidad, según la convención de la Unesco. Quienes promovían esta iniciativa seguramente tenían una buena intención, pero el efecto sería catastrófico, ya que estas convenciones se hacen entre la Unesco y el Estado. La Iglesia se queda fuera. Hay una cuestión muy sutil al considerar monumentos los Santos Lugares. Son lugares de culto cristiano antes de nada. Pueden tener interés arquitectónico o arqueológico, pero se trata de un extra que no puede ser la característica dominante.

¿Piensa que existe el peligro de que Tierra Santa se convierta entonces en una suerte de parque temático?

Hay quien está trabajando en ello. La peor parte no viene del Estado, sino de ciertas organizaciones cristianas, que estarían preparando centros junto a los Santos Lugares que, en efecto –aunque quizás no siempre en las intenciones–, los sustituirían como si fuera Disneyland. Hoy día estamos tan habituados a la realidad virtual que fácilmente olvidamos la auténtica realidad. Hay quien ha pensado en construir centros de visitantes super-tecnológicos junto a los Santos Lugares, algo que, a mí personalmente, no parece necesariamente oportuno. No debemos olvidar que los Santos Lugares nos hablan de la realidad irreducible. Si construyes una realidad paralela audiovisual atractiva, el santuario resulta insignificante.

dmenor@vidanueva.es

En el nº 2.737 de Vida Nueva.

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