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La inteligencia espiritual. Un nuevo modo de ser


Una obra de Brian Draper (Sal Terrae, 2010). Recensionado por José Ramón Amor Pan

La inteligencia espiritual. Un nuevo modo de ser

Autor: Brian Draper

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander

Páginas: 264

(José Ramón Amor Pan) Desde que Howard Gadner expusiera en 1983 su teoría de las inteligencias múltiples, mucho se ha escrito al respecto. En 1990, John Mayer y Peter Salovey introdujeron una expresión cuya fama futura era difícil de aventurar: inteligencia emocional (aunque su divulgador e impulsor fue Daniel Goleman con su libro de 1995). Y en el año 2000, Danah Zohar, profesora de Oxford, acuñó la expresión inteligencia espiritual, devolviendo el interés por esta cuestión al ámbito universitario (de donde nunca debería haber desaparecido) y diferenciando claramente la espiritualidad de la religión.

La inteligencia espiritual, como cualquier otra modalidad de la misma, es como un diamante en bruto: para que brille en todo su esplendor, debe ser pulido con esmero. Su función es ayudarnos a trascender nuestro ego y abrirnos a los demás, a la naturaleza y a todo cuanto existe.

“No hay ninguna solución rápida ni ninguna opción por un modo de vida espiritual lista para ser consumida (…). La mayoría de nosotros vivimos una vida tan atareada que rara vez nos tomamos tiempo para reflexionar sobre las riquezas ocultas en nuestro corazón y en nuestras tradiciones”. Estas palabras de las páginas iniciales del libro que tengo entre manos centran muy bien cuál es la pretensión de su autor: ayudarnos a despertar, a mantener la tensión entre la contemplación (ser) y la acción (hacer), a crecer en el amor, a vivir en paz y comunión profunda, confiadamente, y, así, derrotar el mal que hay en nosotros y en el mundo.

Es, por consiguiente, un libro de autoayuda, ciertamente; pero no es ni un manual de uso ni un recetario de cocina, es más bien un itinerario que se despliega ante nosotros para intentar alcanzar las metas esbozadas. Es, por tanto, una obra para ir bebiendo a sorbos, como el buen vino (por si les sirve de referencia: yo he tardado seis meses en su lectura, y no por aburrimiento o desinterés, se lo puedo asegurar).

El libro está escrito con soltura (se nota que su autor no es ni un académico ni un eclesiástico), dice cosas muy sensatas y asequibles (en su lectura y, sobre todo, en su realización), presenta unas referencias bibliográficas suficientes…

En suma, un libro recomendable, al que en mi opinión sólo le faltaría alguna ilustración (más allá de los iconos que utiliza para señalar los cuatro estadios) que contribuyese a dar mayor realce al texto. Adelante, pues, con su lectura… y que les vaya bien.

En el nº 2.737 de Vida Nueva.

Actualizado
13/01/2011 | 12:56
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