Editorial

Un apoyo a la familia en sus dificultades

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Publicado en el nº 2.736 de Vida Nueva (del 8 al 14 de enero de 2011).

En Madrid se ha celebrado de nuevo la Misa de las Familias, que este año ha tenido un especial acento europeo. La celebración festiva de las familias coincidiendo con la Navidad es algo ya tradicional en la Iglesia. En muchas diócesis, la fiesta litúrgica en el Segundo Domingo de la Navidad ha adquirido solera en los años posteriores al Concilio, y han sido muchos y variados sus frutos. Ha sido un encuentro festivo en el que se ha destacado el valor de la familia cristiana, escuela y taller para vivir los valores del Evangelio.

La cambiante situación del modelo familiar, especialmente en los países europeos, ha hecho saltar las alarmas en la misma Iglesia, preocupada por salvaguardar los valores inherentes a la familia. Ya el Encuentro Mundial de Valencia, al que asistió el Papa, éste puso las bases de un movimiento generalizado que ha encontrado en España un importante pivote de defensa del modelo de familia que la Iglesia proclama. Estos encuentros que se van celebrando en Madrid con motivo de la Navidad, con un amplio apoyo del episcopado, pretenden ser un espacio significativo en esa defensa. Es extraño encontrar voces contrarias o excluyentes. Ni una cosa ni la otra. Existen muchas maneras de defender y apostar por el modelo cristiano de familia. Lo que no se puede hacer es usar la celebración para lanzar mensajes apocalípticos, despreciando muchos esfuerzos que se realizan en el seno de la Iglesia en favor de las familias desde otros ángulos más allá de los doctrinales. Una Iglesia samaritana se acerca a curar a muchas familias desgarradas, que viven heroicamente en medio de los problemas de salud, laborales, estructurales… Son formas también adecuadas de apoyar la familia desde la compasión y la misericordia entrañable. Hacer de un encuentro como éste una manifestación de una espiritualidad concreta supone en cierto modo negar la riqueza de toda la Iglesia.