“Mil gracias derramando…”

(+ Ciriaco Benavente Mateos– Obispo de albacete)

“Han sido treinta actos en cuatro días. Calculamos que ante la cruz han rezado, han llorado y la han abrazado unas veintitrés mil personas. Y nos ha dejado con el corazón más lleno de la ‘hermosura’ del amor y de la esperanza. Es la cruz entregada por Juan Pablo II a los jóvenes para que la llevaran por el mundo como signo del amor de Dios a la humanidad”

La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid el próximo mes de agosto de 2011 ha recorrido la Diócesis de Albacete entre los días 11 y 15 de diciembre. Al coincidir su paso con la fiesta de san Juan de la Cruz, un sacerdote diocesano aplicaba al acontecimiento los versos del santo: “Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura…”.

Han sido treinta actos en cuatro días. Calculamos que ante la cruz han rezado, han llorado y la han abrazado unas veintitrés mil personas. Y nos ha dejado con el corazón más lleno de la “hermosura” del amor y de la esperanza.

Es la cruz entregada por Juan Pablo II a los jóvenes para que la llevaran por el mundo como signo del amor de Dios a la humanidad.

“La cruz que más kilómetros ha recorrido, que más besos ha recibido, que más miradas ha concentrado y más lágrimas ha arrancado”. Una cruz austera, sin crucifijo, como queriendo identificarse y acoger a todos los crucificados del mundo de hoy.

Parece que a los promotores del laicismo militante, pocos aunque ruidosos, les ha molestado el corte de algunas calles. Pero, como yo decía en la acogida, aquello no era una exhibición contra nada ni contra nadie, sino a favor del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres, porque es la expresión del amor más grande, el amor que reconcilia, redime y salva.

Y ha hecho los recorridos a hombros de un grupo de jóvenes, que no la han abandonado ni de día ni de noche. ¡Admirables muchachos/as, que tan a pecho se han tomado el encargo de Juan Pablo II! En verdad que ha sido el mejor y más elocuente pregón para la preparación de la JMJ. ¡Gracias!

En el nº 2.736 de Vida Nueva.

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