“En vigilante espera”

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) No me resulta fácil hacer un balance del 2010 respecto a la Vida Consagrada en España. Y menos que éste sea objetivo. Con todo, calificaría el año que concluye como denso, centrado…, en buena línea. Siento que esta adjetivación no gusta a quienes hacen del periodismo sensación y buscan aquellos titulares que provocan, escuecen o sencillamente sólo reflejan una parte de la verdad, aunque ésta sea muy pequeña.

Ya hace muchos meses que titulábamos así una colaboración de esta MIRADA CON LUPA: “La mejor noticia, no ser noticia”. Sigo creyendo que ése, y no otro, es nuestro sitio. No ser noticia, aunque la conozcamos.

El año 2010 inició su andadura con un sobresalto a la humanidad. En Haití se concentraron todos los signos de la debilidad humana. Corrupción, hambre, cólera y muerte conviven hoy “en singular batalla”. La Vida Religiosa se movilizó enseguida. Y, lo mejor, sigue movilizada. Las conferencias de religiosos de Antillas y la CLAR pronto dieron los datos reales, los que dejaron de aparecer en las cabeceras de los telediarios. Varios superiores y superioras generales fueron a pisar tierra y a dejar hermanos y hermanas, a dar vida, arriesgándola…, que es lo nuestro.

La Jornada de la Vida Consagrada de este año estuvo marcada por afirmaciones tan claras del Papa como: “Si la Vida Consagrada no existiera, ¡cuán pobre sería el mundo!”. Una auténtica declaración de cercanía y comprensión con todas sus formas. En esta línea se expresaron también nuestros pastores, con motivo de esa jornada del 2 de febrero. Algunos de ellos, como Carlos Osoro, escribió que “cada miembro de la Vida Consagrada es afirmación explícita de un Jesús histórico que es Cristo viviente”. O bien, refiriendo la Vida Consagrada al Año Sacerdotal de toda la Iglesia, escribía Jesús Sanz Montes: “Todos los consagrados, sea cual sea su matiz carismático y su época de fundación, tienen una particular vinculación con el Señor en su blanca presencia eucarística”. Por su parte, Manuel Sánchez Monge, al ser Año Santo Compostelano, buscó la simbología de la consagración entendiendo esta forma de vida como peregrinos, amigos y apóstoles. Declaraciones que, unidas al resto de los pastores, expresan la plena comunión desde la diversidad.

El año ha estado plagado de celebraciones de diversa entidad. Beatificaciones de arriesgados y arriesgadas religiosas: el jesuita P. Hoyos, el P. Tous, fundador de las Capuchinas; el Hno. Fray Leopoldo y la M. Purísima… o la canonización de la M. Cándida, fundadora de las Jesuitinas, fueron acontecimientos de toda la Iglesia en España y, particularmente, de la Vida Religiosa. De toda la Vida Religiosa, porque este nuestro país fue entonces cuna de verdaderos religiosos, como lo es hoy.

Continúa además la Vida Consagrada en ese imparable proceso de reorganización, que es mucho más que revisar presencias. Se trata de una lectura en fidelidad para responder hoy como la Iglesia y la sociedad necesita. Un trabajo denso que se hace desde el contraste diario de los necesitados, el lugar de Dios, donde la Vida Religiosa descubre su sitio. Los religiosos en este 2010 no han dejado de enseñar, acompañar en la fe, sanar o consolar… No han salido de sus sitios y, a la vez, se están preguntando cómo y dónde tienen que estar para mejor servir. La Semana Nacional de Vida Religiosa, celebrada en abril, acercó a nuestro país a aquellos teólogos y teólogas que están orientando la vida en este campo: Ignacio Madera o Amedeo Cencini, por citar algunos, ofrecieron su reflexión ponderada.

Dos hechos de singular relevancia son también convocatorias que la Vida Religiosa en España celebra: uno es la venida del Papa en noviembre y otro la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en donde los consagrados estarán.

Fratini y Royón en la Asamblea de la CONFER

La venida del Papa resultó y resultará muy alentadora para una Vida Consagrada cansada y serena, trabajadora y fiel. Poco antes de venir, fue cuando Benedicto XVI le dijo a un grupo de obispos brasileños –para toda la Iglesia– que la Vida Consagrada había que cuidarla y comprenderla, porque, sin ella, la Iglesia no es. No hacía falta más, esas palabras fueron más que suficientes para que los religiosos integrasen otras palabras menos autorizadas y más desconcertantes que, en los meses de septiembre y octubre, se profirieron. Respecto a la JMJ 2011, sencillamente, la Vida Consagrada es Iglesia y le preocupa la lejanía con la realidad juvenil. Mucha preparación de esa Jornada cuenta con religiosos y jóvenes laicos vinculados a ellos.

Finalmente, este 2010 concluye con dos hechos de gran importancia para la Vida Religiosa. La Asamblea de Superiores Mayores de CONFER, donde ha habido una participación sorprendente y una comunión fuera de sospecha. Y el Simposio sobre los Hermanos Religiosos, con idéntica acogida y responsabilidad.

Ofrecemos un recorrido parcial e ingenuo. El verdadero balance de la Vida Religiosa en el año que acaba se vive en la intimidad de cada comunidad y en la misión de cada día; en los ecos de necesidad de nuestra España que encuentra en la Vida Religiosa la mano amiga de Dios… Mucho trabajo en silencio y silenciado de quienes siguen ofreciendo lo mejor de sus vidas por los demás. Un año bueno, porque quien busca la bienaventuranza no espera aplauso o reconocimiento… Ya lo tiene.

MIRADA CON LUPA

Es curioso, la distancia olvida el detalle pero agranda el gesto. Da gusto lo que en 365 días se puede vivir en nombre de Dios. Tanta fidelidad y trabajo ordenado traerá sus frutos. Son tiempos de no ver, tiempos de espera… Ahí, en vigilante espera hay que mantenerse… El 2011 se promete alentador, intenso y de espera. Un año para los consagrados.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.735 de Vida Nueva.

Compartir