Iglesia en España 2010: otro año más de indiferencia

Grupos apostólicos demandan otro modo de ser y hacer Iglesia

(José Lorenzo) El balance de 2010 para la Iglesia en España viene marcado por la visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona. Y el que se habrá de hacer en 2011, probablemente también tenga a Benedicto XVI como actor principal, lo que da una idea de la situación de perplejidad en que se encuentra nuestra Iglesia, noqueada por una realidad social que le va dando la espalda, aun cuando su alma siga siendo católica, apreciaciones ambas que recogen con persistencia crónica los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Nueva Evangelización

Pero, siendo importante el aliento puntual del sucesor de Pedro, la revitalización pasa por el fortalecimiento de la fe de las comunidades cristianas, trabajando en espíritu de comunión y confiando en la corresponsabilidad, sensibilidad ésta creciente, pero aún de manera muy lenta. Así lo vieron también fieles de Bilbao, que reclamaron más corresponsabilidad, transparencia y participación en el nombramiento de obispos. “La misión tenemos que hacerla juntos los bautizados”, dictaminaron destacados expertos reunidos en Burgos en la Semana Española de Misionología. Porque España ya es tierra de misión.

La JMJ centró toda la actividad pastoral de las diócesis

El Foro de Laicos, entidad que engloba a medio centenar de asociaciones y movimientos apostólicos, trabaja ya en cómo evangelizar en medio de una sociedad plural, en diálogo con otras religiones y confesiones, como puso de manifiesto durante su última Asamblea General. Pero ese diálogo debe de hacerse extensivo también a todos los sectores de nuestra sociedad, algunos de ellos con una hostilidad creciente hacia lo religioso y, en concreto, hacia lo católico.

Y es que ya hasta la mayoría de los jóvenes españoles, como recogió en su Informe 2010 la Fundación SM, cree que en la Iglesia no se dicen cosas importantes. Para ellos está pensada la Jornada Mundial de la Juventud de agosto de 2011, que durante 2010 ha centrado ya la actividad pastoral de las diócesis españolas, y seguirá haciéndolo en el nuevo año.

La Cruz de la JMJ lleva meses recorriendo España para preparar a los jóvenes a un evento en el que se han cifrado muchas esperanzas.

No se sabe si habrá convertido a algunos o avivado los rescoldos de la fe de otros, pero sí ha reconfortado a miles la labor asistencial de Cáritas y Manos Unidas (Premio Príncipe de Asturias de la Concordia), lo más positivo que nos deja este 2010 en las relaciones de la Iglesia con la sociedad en la que se inserta, con un lenguaje, el del amor al prójimo, comprensible universalmente.

Conferencia Episcopal

La CEE, que renovará cargos en 2011, defendió al Papa ante las críticas por los casos de abusos

Dos temas de calado presidieron los discursos de apertura de las dos asambleas plenarias del año. La de primavera, cuando más arreciaban las críticas contra Benedicto XVI por el tema de los abusos sexuales de una parte del clero, con una cerrada defensa de la figura del Papa –acompañada con una cerrada ovación del hemiciclo episcopal– y, también, con una inequívoca condena de aquellos actos.

Nos duelen en el alma los graves pecados y delitos cometidos por algunos hermanos en el sacerdocio y por algunos religiosos”, leyó el presidente de la CEE, el cardenal Antonio María Rouco.

Y la Plenaria de otoño, como era también previsible, hizo balance de la visita del Papa a Santiago y Barcelona, cuyas palabras en ambos privilegiados escenarios le sirvieron al cardenal Rouco para reivindicar la línea pastoral de la CEE de la última década (en buena medida, durante sus tres mandatos) con la que afrontar la secularización de la sociedad española, pero también la secularización interna.

Elecciones en la CEE en 2011

De cara a 2011, la CEE celebrará elecciones. Aunque deberían tener lugar en la Plenaria de primavera, algunos especulan con su posible traslado a la de noviembre, tras la visita de Benedicto XVI a Madrid para participar en la JMJ.

Su cardenal arzobispo, que cumple los 75 años (la edad de jubilación canónica) en plena celebración de la JMJ, sigue siendo el favorito para la reelección.

Relaciones Iglesia-Estado

La tramitación y aprobación de la nueva Ley del Aborto (recurrida por grupos provida ante el Tribunal Constitucional) ha sido uno de los focos de las mayores críticas de la Iglesia a la labor del Gobierno en 2010, en donde, por otra parte, se consiguió rebajar los límites de enfrentamiento del año anterior.

Tras su aprobación en el Senado, la CEE reiteró que “el aborto es un daño muy serio para el bien común” y remitió a sus múltiples valoraciones oficiales de condena.

Latente ha estado también en todo el 2010 la polémica cuestión sobre la presencia de símbolos religiosos en los lugares públicos, amenazados por una sentencia del Tribunal de Estrasburgo. La CEE pidió que las sociedades de tradición cristiana no se opusiesen a la exposición pública de sus símbolos religiosos.

Pero la amenaza no venía sólo de Estrasburgo: la reforma de la Ley de Libertad Religiosa contemplaba medidas muy similares…, hasta que ese proyecto –en ocasiones blandido como arma arrojadiza por los grupos más laicistas– dejó de ser prioritario.

La visita a Compostela y Barcelona, el acto más gozoso para la Iglesia

Visita del Papa

El acontecimiento más gozoso para la Iglesia en España en 2010 fue el de la visita, los días 6 y 7 de noviembre, del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona, un empeño personal de Joseph Ratzinger que sitúa a España, a la espera de su estancia en Madrid en 2011, como el país más visitado por él.

No se ha ponderado lo suficiente la trascendencia de este viaje apostólico, que vino a lamer las heridas de una Iglesia en repliegue ante los embates de una sociedad secularizada en la que no acaba de encontrar el acomodo. El Papa le subió la autoestima y dejó mensajes de futuro para adoptar en este acuciante presente.

Y es que, aun cuando los motivos para el viaje eran justificados (celebración del Año Santo Compostelano y la consagración de una basílica dedicada a la Sagrada Familia), Benedicto XVI vino para lanzar un mensaje de esperanza y a no olvidar las raíces cristianas de Europa; pero también, a invitar a ofrecer la belleza y audacia de la fe en medio de la modernidad.

Más información en el nº 2.735 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, vea la crónica completa aquí.

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