Del miedo a la esperanza

(Pedro Langa Aguilar– Teólogo y ecumenista)

Entre libertad religiosa y persecuciones

Así ha discurrido el año en el diálogo interreligioso. Sus citas de El Cairo, Kuala Lumpur, Barcelona y el Vaticano denuncian falta de libertad religiosa en numerosos países y guerra sin cuartel contra los cristianos, ensombreciendo un período que se esperaba risueño y acaba con denso balance de luto y lágrimas: nada menos que 170.000 seguidores de Cristo pierden al año su vida por la fe. Pese a lo cual, ha sido fecundo y positivo. El buen rollo entre judíos y católicos presidió la Comisión Bilateral Permanente de la Santa Sede y el Gran Rabinato de Israel, la visita de Benedicto XVI a la Sinagoga y, ya en septiembre, el telegrama al rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni. Ello no es óbice, repito, para reconocer con el Patriarca de Jerusalén que Tierra Santa todavía es “Iglesia del Calvario” que invita, sobre todo, a poner tierra por medio.

Católicos y musulmanes alzaron su voz en El Cairo contra la manipulación de las religiones, y en noviembre hizo lo propio el séptimo Coloquio de Teherán, publicado a raíz del sangriento asalto de fundamentalistas islámicos a la catedral siro-católica de Bagdad. Los ataques a cristianos, en resumen, no han hecho sino recebarse durante el año que acaba, pese al Sínodo para el Oriente Medio y a un Vaticano partidario a toda costa de la colaboración católico-musulmana. El empeño de los budistas según su fiesta del Vesakh ha sido, en cambio, de trato leal entre seres humanos y naturaleza, y el de Roma con el hinduismo en su fiesta del Deepavali, de mayor confianza y cooperación.

Panorama menos sombrío en ecumenismo

Aquí los destellos han sido memorables, y sus fuentes van del Octavario y las fiestas patronales de Roma y Constantinopla, a puntuales acontecimientos, como el relevo en la dirección del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos (PCPUC) (Kurt Koch por Walter Kasper), el 70º aniversario de Bartolomé I, el 70º de la fundación de Taizé, el 100º de la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo y el 50º del PCPUC, a cuya Asamblea Plenaria Benedicto XVI recordó que el ecumenismo no es “negociar un acuerdo”, sino “la unidad en la verdad”. Para Roma y la Ortodoxia, 2010 ha sido esperanzador y saludable por el viaje de Benedicto XVI a Chipre, de “gran importancia histórica”; por el exhorto de Bartolomé I al Comité conjunto del CCEE y la KEK a “no tener miedo” al ecumenismo; y por el patriarca de Moscú detectando convergencias con el Papa en el balance de su primer año patriarcal. El Vaticano vivió en mayo unas Jornadas de cultura y espiritualidad rusa, durante las cuales el joven metropolita Hilarión ofreció un concierto al Papa. Los titulares de Constantinopla y Moscú se vieron el 22 en la capital rusa limando pasadas asperezas. Ya en septiembre, el Papa invitaba a rezar por la unidad de católicos y ortodoxos aprovechando que esos días la Comisión Mixta Internacional para el diálogo teológico estaba en Viena con el primado petrino en el primer milenio. Católicos y ortodoxos despidieron aquellos días a monseñor Fortino, fallecido a los 72 años; y el 5 de octubre, Hilarión, investido doctor honoris causa por la Facultad de Teología de Cataluña, predecía una “primavera cristiana sin divisiones”.

Kurt Koch

Caluroso recibimiento el del Papa a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana en América y estímulo a proseguir el diálogo. El 14 de marzo, de visita en la iglesia evangélico-luterana de Roma, declaraba que lo primero no es la división, sino la alegría y la esperanza, pues la unidad ya existente puede y debe reforzarse. Los obispos de EE.UU. firman corriendo en noviembre un acuerdo “histórico” sobre el Bautismo con Iglesias de la Reforma, y el 5 de diciembre el secretario general del CEI, pastor luterano Olav Fykse Tveit, visita el Vaticano.

Comunidades anglicanas de EE.UU. y Canadá piden ingresar en la Iglesia católica, y el cardenal Levada explica en Kingston el 16 de marzo que el mundo espera una “unidad sinfónica”, o sea, que transforme a la Iglesia enriqueciéndola. El primado anglicano Rowan Williams visita a Benedicto XVI el 18 de noviembre y admite cosas positivas en los Ordinariatos. Tal vez su mejor contexto sea el viaje papal a Inglaterra y Gales, concluido con la beatificación de Newman. Pero 2010 conoció también la guerra de los crucifijos: diez países, Rusia entre ellos, apoyaron a Italia ante el Tribunal Europeo. Doscientos millones de cristianos –se dice pronto– son perseguidos en el mundo. Luces y sombras, sin embargo, que no deben acabar con la esperanza.

En el nº 2.735 de Vida Nueva.

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