Dar la cara por Jesús

(José I. López– Periodista del diario La Nación de Buenos Aires)

“La despedida de un cura villero el pasado día 8, solemnidad de la Inmaculada Concepción, fue un acontecimiento hondamente evangelizador. Diez horas le llevó el recorrido de despedida a este joven sacerdote, amenazado por el narcotráfico después de haber lanzado con otros curas una severa advertencia: en las villas, la droga está despenalizada de hecho”

La despedida de un cura villero el pasado día 8, solemnidad de la Inmaculada Concepción, fue un acontecimiento hondamente evangelizador. Inequívoca expresión de religiosidad popular, fruto enriquecido de una pastoral vívida y fiel que da respuesta a desafíos de la realidad social latinoamericana.

Sucedió en Buenos Aires, en una de tantas barriadas populares que se construyen con el dolor y el esfuerzo de migrantes y desplazados, pero lo mismo pudo suceder en las afueras de Bogotá, en las favelas de Río de Janeiro… Ese dolor reflejado “en el rostro sufriente de tantos hermanos y hermanas que recorren los caminos del mundo, lejos de su hogar y de su patria, privados del cariño de los suyos, luchando por una vida digna”, como describió el reciente encuentro latinoamericano de Pastoral de las Migraciones celebrado en la capital colombiana.

“Me cuesta despedirme, como les costó a ustedes irse del lugar que querían”, dijo José María Di Paola, el padre Pepe, después de celebrar la misa en guaraní en la festividad de la Virgen Azul, como conocen los paraguayos a su patrona, bajo la advocación de Caacupé. Diez horas le llevó el recorrido de despedida a este joven sacerdote, amenazado por el narcotráfico después de haber lanzado con otros curas una severa advertencia: en las villas, la droga está despenalizada de hecho. Le dijeron gracias “por creer en este barrio…, porque te pusieron piedras en el camino pero no te dejaste caer; porque caminaste cada pasillo llevando esperanza donde no la había”. Es un ejemplo de que “vale la pena dar la cara por Jesús”, reconoció el cardenal Jorge Bergoglio.

Sucedió en Buenos Aires. Sucede también en tantos otros sitios donde explota la injusticia y muchos, centenares, miles de cristianos, curas y no, dan la cara por Jesús.

jilopez@vidanueva.es

En el nº 2.734 de Vida Nueva.

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