La ortografía del español global

La RAE y las academias hispanoamericanas aprueban en Guadalajara (México) una nueva ortografía del español, que se publicará dentro de un mes

El presidente de la Academia Mexicana, José Moreno de Alba

(Juan Carlos Rodríguez– Ilustraciones: Daniel Sesé) El español estrenará el nuevo año, 2011, con una nueva ortografía. Más sólida, exhaustiva, razonada y moderna. La primera ortografía que, desde el origen de su discusión, será completamente panamericana. “Es una Ortografía nueva, no precisamente porque modifique reglas o cree otras nuevas, sino porque las explica con todo detalle tratando de ayudar al usuario a resolver infinidad de dudas que presentan al escribir cuando las reglas no son suficientemente explícitas”,  según José Moreno de Alba, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua. Es, por tanto, continuista respecto a la de 1999 y consolida algunos cambios a la hora de escribir que ya se recomendaban en ese texto normativo.

Será, plenamente, la primera ortografía para 450 millones de hispanohablantes en todo el mundo. “Estamos tratando de uniformar, no de imponer”, proclama Moreno de Alba en Guadalajara, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), que dedicada a Castilla y León fue el escenario escogido por la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua para aprobar el texto definitivo de la nueva Ortografía. Un texto que tendrá 800 páginas y que llegará a las librerías en algo más de un mes. A partir de su publicación, se convertirá en norma. Lo que ya se ha anunciado por el coordinador y responsable de la publicación, el filólogo y académico Salvador Gutiérrez, es que definitivamente las 22 academias han optado por la mesura y algunas de las reformas que se estaban estudiando quedarán en simples recomendaciones. No es nada nuevo. Es lo que ya se hizo en la de 1999. Eso sí, lo que en aquel texto era recomendación, como el uso de la tilde diacrítica, en éste se transforma en obligado cumplimiento. “La nueva Ortografía trata de ser razonada y exhaustiva pero simple y legible. Y sobre todo coherente con los usos de los hablantes y las reglas gramaticales. No hay reforma ni revolución”, afirma el director de la RAE, Víctor García de la Concha, que dejará la nueva Ortografía, en la que se lleva trabajando desde 2002, como su último gran legado.

  • Cinco letras discordantes. La Asociación de las Academias de la Lengua –que comprende, además de la RAE, a todas las hispanoamericanas más las de Guinea y Filipinas– recomienda una única pronunciación panamericana para cinco letras: “B”, “V”, “W”, “Y” y “Z”, es decir, que propone se pronuncien “be”, “uve”, “doble uve”, “ye” y “zeta”. Eso sí, ante el barullo que levantó la propuesta, se ha optado por que cada país siga denominándolas como hasta ahora lo venía haciendo. En España, “i griega” en vez del consonántico “ye”, como es usual en Hispanoamérica, en donde, en consecuencia, se podrá seguir distinguiendo entre “be” y “uve” como “be alta” y “be baja” o, incluso, como “be larga” y “b corta”. Lo mismo que con la “i griega” –su contrapunto, la “i latina”, sí será simplemente “i”– sucede con la pronunciación también española “uve doble”, que podrá seguir nombrándose así, aunque la RAE y las academias hermanas prefieran la “doble uve”, común en varios países hispanoamericanos, aunque en otros se dice “ve doble” o “doble ve”. La denominación, en cambio, de “zeta”, más usual en España, se impone a otras formas derivadas como “ceta”, “ceda” o “zeda”.
  • Sólo con ambigüedad. La nueva Ortografía recomienda no poner tilde a “solo” en ningún caso, pero no considerará falta ponérsela cuando es adverbio. Es decir, opta por suprimir el acento gráfico, incluso en casos de ambigüedad (por ejemplo, en “voy solo al cine” o “me tomaré un café solo”, independientemente de que indique soledad o la realización únicamente de un acto), pero quienes quieran seguir acentuándolo cuando haya dudas sobre el significado lo podrán seguir haciendo. La reforma de 1959 ya modificó la regla de poner tilde a “sólo” en su uso adverbial  –es decir, cuando se emplea como “solamente”– y redujo, como seguía haciendo la Ortografía de 1999, su uso a situaciones en las que “quien escribe perciba riesgos de ambigüedad”. Ahora, simplemente, los académicos creen que es el contexto el que despeja la duda, y, por tanto, la tilde no es necesaria en ningún caso. La tilde diacrítica también desaparece de “aún” cuando es sinónimo de “todavía”. La Academia recomienda escribir siempre “aun”, estimando que el contexto es el que servirá para distinguir su significado temporal –seguir acentuándolo no será en cualquier caso un error– al preposicional, es decir, el que equivale a “hasta”, “también” o “incluso”. Por supuesto, seguirá sin acentuarse la asociación “aun cuando”.
  • Este ya no lleva tilde. El caso de “solo” o “aun” es también válido para los demostrativos “este”, “ese” y “aquel”, con sus femeninos y plurales, que hasta ahora, según la Ortografía de 1999, “pueden llevar tilde cuando funcionan como pronombres”. Por tanto, con la actual modificación, dejarán de acentuarse obligatoriamente “cuando se utilicen como pronombres y exista riesgo de ambigüedad”, como decía la anterior Ortografía. La colocación del acento gráfico, por tanto, queda al albedrío de quien escriba, aunque la RAE y sus academias hermanas recomiendan que no se ponga tilde alguna.
  • Ni truhán ni guión están bien escritos. Algunas recomendaciones, sin embargo, se transforman en norma inflexible. Es el caso de la acentuación de los monosílabos, incluso con “h” intercalada, y que aparentan hiato, que hasta ahora podían escribirse con o sin acento, como guion-guión, Sion-Sión o truhan-truhán, pero también en formas verbales como riais-riáis (presente del subjuntivo de reir) o fie-fié (preterito perfecto simple del verbo fiar). El nuevo texto prohíbe su acentuación, cuando en la Ortografía de 1999 era “admisible si quien escribe percibe nítidamente el hiato y, en consecuencia, considera bisílabas esas palabras”. Aquí se incluía entonces una excepción: los monosílabos con tilde diacrítica: sí/si, él/el, más/mas… Ahora bien, queda la duda de si, como otros acentos que distinguen distintas categorías gramaticales se confiará al contexto para distinguir entre el “sí” afirmativo y “si” condicional, el “sé” referido a saber y el “se” reflexivo, el “más” adverbio de cantidad y “mas” conjunción adversativa… o si la tilde será opcional. En cualquier caso, sí es definitivo que “o” debe dejar de acentuarse cuando va entre números, al considerarse que las tipografías contemporáneas distinguen lo suficiente la vocal “O” del número “0”.
  • Alfabeto de 27 letras. La reordenación alfabética de “ch” y “ll” ya se modificó en el año 1994, cuado se le asignó el lugar que el alfabeto universal latino les atribuye. La novedad del nuevo texto es que ambas dejan de considerarse letras y se reconocen exclusivamente como dígrafos, es decir, como signos ortográficos compuestos de dos letras. Eso significa que dejan de formar parte del abecedario español, en el que entraron en 1803. A partir de ahora, por tanto, el alfabeto español pasa a tener 27 letras.
  • Ex, separado o en pareja. “Ex”, “anti” y “pro” dejarán de ser preposición que precede al sintagma nominal para juntarse a ella, siempre que preceda a una única palabra. Así, se escribirá “exmarido”, pero también “ex director general”. Otras modificaciones afectan básicamente a la “K” y “Q”, que pierden terreno en beneficio de la “C”. Eso significa que lo correcto será escribir “cuórum”, “Iraq” o “Catar” en vez de “quórum”, “Irak” o “Qatar”…

En cualquier caso, la RAE no ha dado a conocer aún el texto definitivo, que publicará Espasa, normativo en todo los países hispanohablantes, aunque prefiera recomendar que imponer en la mayoría de las modificaciones introducidas. “De lo contrario tendríamos dos ortografías –explica el secretario de la Academia Mexicana, Gonzalo Celorio–, como ha ocurrido con el portugués de Brasil y el de Portugal. Hay que velar por la unidad de la lengua, en unos casos cediendo y en otros ganando”.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.733 de Vida Nueva.

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