El Episcopado chileno ora por las víctimas de la cárcel de San Miguel

(J. L. Celada) De “dolorosa tragedia para el país”. Así califican los obispos chilenos el voraz incendio que, el pasado día 8, costó la vida a 81 internos en la cárcel de San Miguel y causó heridas a más de un centenar de reclusos del mismo centro. En una breve declaración del nuevo presidente del Episcopado y arzobispo de Concepción, Ricardo Ezzati, la jerarquía de la Iglesia católica se une en oración por las víctimas y manifiesta su cercanía a las familias afectadas, al tiempo que pide por quienes están encargados de investigar estos “dolorosos hechos”.

Ante las dramáticas escenas vividas en San Miguel, los prelados denuncian que “ya es dolorosa y vergonzosa la tragedia del hacinamiento en que viven por años los reclusos en las cárceles del país”. Y remiten a su propuesta de indulto con motivo del Bicentenario, cuando el pasado mes de julio pedían “un esfuerzo conjunto de todos los sectores, para tener un sistema penal y carcelario más humano”.

En su opinión, “muchos recintos carcelarios no procuran oportunidades verdaderas y suficientes de rehabilitación a los internos, incluso las nuevas cárceles”. Lamentan también los pastores que, “con frecuencia, los recintos penales son un hábitat más violento y deshumanizante que aquéllos que favorecieron el desarrollo de la delincuencia”, y alertan contra la indiferencia social que a menudo suscita este mundo de sufrimiento y de dolor.

Finalmente, el texto episcopal llama a “saber con claridad las causas de esta tragedia y también las condiciones de indignidad en las que viven muchos reclusos”, y urge a los actores sociales a un diálogo de alto nivel para “resolver definitivamente el drama de las cárceles” en el país, una realidad que “debe ser incorporada en la agenda de las decisiones”.

En el nº 2.733 de Vida Nueva.

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