Los obispos europeos advierten contra el populismo

La COMECE celebra su Asamblea de Otoño preocupada por “ciertos” nacionalismos

La Plenaria de la COMECE ha tenido lugar en Bruselas

(María Gómez– Fotos: COMECE) La Iglesia en Europa se enfrenta a un reto crucial: encontrar un hueco relevante desde donde participar en el futuro de un continente cada vez más diverso en culturas y que asiste a una secularización creciente. Y uno de los problemas que sencuentra es el “aumento significativo” de movimientos y tendencias populistas manifestados en “ciertas formas” de regionalismo, nacionalismo y extremismo. Así lo constataban los obispos de la Unión Europea (UE), agrupados en la Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), que del 24 al 26 de noviembre ha celebrado su Asamblea Plenaria de Otoño en Bruselas.

Los prelados alertan contra un fenómeno “muy complejo” pero que está definido por algunos elementos comunes: “La presentación simplificada de los problemas y de su solución, la búsqueda de chivos expiatorios, la instrumentalización de la distinción entre el ‘ellos’ y el ‘nosotros’”. Admitiendo la “incertidumbre y la inseguridad de los tiempos actuales”, los obispos piden a los cristianos “que no se dejen arrastrar por el populismo”, porque éste tiende a dividir a las sociedades. “El populismo es lo estrictamente opuesto a la idea europea, que bebe de la fuente de la noción de Solidaridad”, expresan en su comunicado final, mientras reiteran su compromiso con “un diálogo intercultural en la verdad y la fraternidad”.

Fisichella y Delors, durante el debate

En el marco de la Asamblea, y para celebrar el 30º aniversario desde la puesta en marcha de la COMECE (3 de marzo de 1980), la institución promovió un debate bajo el lema Construir la Unión Europea del mañana, protagonizado por el político francés Jacques Delors y el presidente del nuevo Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella. Ambos coincidieron en subrayar la importancia de que Europa reconozca sus raíces cristianas, no sólo como parte de su pasado, sino de su futuro.

“No habrá una Europa realmente unida prescindiendo de lo que ha sido. Sólo una fuerte identidad compartida podrá erradicar formas de fundamentalismo y de extremismo que repetidamente se asoman a nuestros territorios”, dijo el arzobispo, añadiendo: “Si Europa se avergüenza de lo que ha sido, de las raíces que la sostienen y de la identidad cristiana que aún la plasma, no tendrá futuro. La conclusión sólo podrá ser la de un ocaso irreversible”.

En el nº 2.732 de Vida Nueva.

Compartir