El patio de los gentiles

(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)

“Que nadie piense que este patio es sólo para intelectuales, para los que lideran las corrientes de pensamiento. Es responsabilidad de todos restablecer el encuentro entre los que piensan diferente”

Soy consciente de que ya un columnista ha escrito sobre el “patio de los gentiles”. Pues bien, una vez que se ha abierto, conviene que no esté vacío, que se entre en él para dialogar. Y del diálogo, seguramente saldrá, además del afecto, algo de luz sobre la situación de cada uno y, desde luego, mucha ayuda mutua. Que nadie piense que este patio es sólo para intelectuales, para los que lideran las corrientes de pensamiento. Es responsabilidad de todos restablecer el encuentro entre los que piensan diferente. Hoy entro en la zona virtual de ese patio con una pregunta dirigida a todos los que están en él: “¿Por qué estás ahí? ¿Por qué no has llegado nunca más allá? ¿Por qué no has traspasado el umbral que lleva a lo sagrado?”. Y escucharé atentamente. Y quizás algunos me digan que ya estuvieron dentro del templo y, como no encontraron lo que buscaban, siguen aún a la puerta.

Y para que haya diálogo –la esencia del patio–, por mi parte, confesaré mis convicciones; pues no se puede entrar en un lugar como ése en detrimento de la propia verdad. Aclararé que un creyente es un ser humano que tiene la suerte de llevar en su corazón el misterio de la fe. Y entonces, seguramente seré yo el que tenga que responder a las preguntas de los que me rodean; porque en el patio de los gentiles están los buscadores de Dios, los que quizás barrunten, no muy lejano, el “run run” de una existencia infinita que los envuelve y que no está lejos de ellos. De ahí que quizás me pregunten: “¿Y tú por qué crees?”. Y el diálogo podría transcurrir de este modo: “Yo creo porque he puesto mi libertad al servicio de la fe y ésta ha crecido en mi corazón, sembrada y regada por Él, que me la ofrece cada día”. Y continuaré diciendo: “¿Sabes?, tú también tienes la fe en tu corazón. Déjala manifestarse, déjala crecer, no la reprimas con tus miedos y complicaciones, y la fe llegará a tiempo, porque Dios nunca se retrasa”. Pues bien, este diálogo virtual y literario sólo podrá suceder si se entra en el patio de los gentiles.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.730 de Vida Nueva.

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