“Qué guapo está de blanco”

Cariñosa y emotiva visita del Papa a la obra benéfica ‘Nen Déu’

Cientos de fieles esperaban al Papa a las puertas del centro

(Glòria Carrizosa) Las hermanas franciscanas de los Sagrados Corazones ayudan a los trabajadores a desmontar las sillas, los ramos de flores, a limpiar el patio. En la fachada de la Obra Benéfico Social ‘Nen Déu’ todavía cuelga la bandera del Vaticano y los carteles de bienvenida a Benedicto XVI. Hoy, lunes, todo está en silencio, el centro está cerrado para poder arreglarlo y volver a la normalidad. El día anterior, 7 de noviembre, vivió el día más glorioso de sus 118 años de historia: el Santo Padre, después de dedicar por la mañana el Templo de la Sagrada Familia, quiso compartir con las familias, sus hijos, las religiosas y el personal que trabaja en la Obra, el momento más entrañable de su visita a Barcelona.

La hermana Rosario Hidalgo, directora del centro, destaca, en conversación con Vida Nueva, “el gran privilegio que hemos tenido por ser escogidos como obra benéfica en representación de toda la labor pastoral que realiza la diócesis de Barcelona”. El Papa aceptó rápidamente el ofrecimiento del cardenal Martínez Sistach, porque suponía trasladar “la bendición del templo de piedra a las familias de carne y hueso, familias que atendemos con hijos disminuidos, que tienen que luchar mucho por sus derechos”, afirma la religiosa.

El Santo Padre, cuando llegó al barrio del Guinardó, en el Paseo Maragall de Barcelona, y bajó del coche privado, se saltó el protocolo y se entretuvo saludando a los fieles. Dentro le esperaban los alumnos con sus familias, que le cantaron para darle la bienvenida. “No escatimó ni una caricia ni un beso a los más pequeños”, afirma sor Rosario. Mientras tanto, los niños gritaban: “Papa, ya te conocemos”, y decían “Qué guapo está de blanco”. La responsable de la Obra Social se queda con una imagen: “Los padres al final del acto, emocionados, llorando, no tenían palabras para agradecer la cariñosa visita del Papa”.

La directora, sor Rosario

Benedicto XVI destacó los avances en sanidad, pero defendió que éstos “nunca vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana”, de forma que quienes padecen enfermedades o minusvalías reciban “amor y atenciones” que les hagan sentirse valorados como personas. La hermana Rosario fue la encargada de dar la bienvenida al Pontífice, y en su intervención se refirió al prestigio de la escuela, que atiende a más de cien niños, así como del centro de día, del taller y de la residencia, que se han ganado estando al lado del más débil, apoyando a las familias de los jóvenes discapacitados, que han dicho “sí a la vida”, al aceptar a sus hijos, muchos de ellos con síndrome de Down.

El mismo corazón

María del Mar, una alumna, agradeció al Papa su visita que “nos ha hecho sentir felices. Aunque somos diferentes, nuestro corazón ama como todos los corazones y queremos ser amados”. También hubo un recuerdo emotivo por los cuatro jóvenes que habían fallecido últimamente; tan solo tres días antes de la visita del Pontífice, murió uno de los chicos más veteranos de la escuela. “Era la alegría personificada, a pesar de los dolores que sufría”, recuerda la directora.

Uno de los momentos que los alumnos de tres a 21 años vivieron con más ilusión fue la entrega de unos regalos que ellos mismos habían preparado: un cuadro en acuarela de la Sagrada Familia que había pintado un joven artista que tiene un defecto visual, un álbum con las fotos de cada grupo de escolares y sus profesores, un ramo de flores, dos libros sobre educación especial y unas zapatillas. Las religiosas se sorprendieron cuando el Papa les correspondió con un precioso mosaico ovalado de la Sagrada Familia –que colgarán en su página web– y unos detalles para los más pequeños.

El 22 de junio, cuando se comunicaba a la Obra Social del ‘Nen Déu’ que la visita del Papa a Barcelona incluía su centro, no pudieron compartirlo con los alumnos porque ya se habían marchado de vacaciones. Pero desde el mes de septiembre los preparativos han sido intensos, en la escuela sólo se hablaba del tema, todo el mundo ha participado en esta visita con una flor, con un cartel, con un dibujo. En el patio todavía cuelgan bonitos murales pintados por los niños y más de cien oraciones.

Antes de marcharse, el Pontífice se despidió de la hermana Rosario encomendando al Señor a las ocho religiosas para que sigan trabajando. “Yo simplemente pude decir ‘gracias y rece por nosotros’. El ambiente que hubo, la ilusión reflejada en los rostros de los niños, es para guardarlo en un cofre para siempre”, afirma la religiosa franciscana, quién agradece la gran labor callada e imprescindible que realizan los profesores, logopedas, psicólogos, psicoterapeutas, asistentes de comedor…

Después de rezar el Padrenuestro en catalán, el Papa bendijo la primera piedra de la nueva residencia que esta obra social construirá en Tiana (Barcelona), y que llevará el nombre de “Benedicto XVI”.

gcarrizosa@vidanueva.es

En el nº 2.729 de Vida Nueva.

Número Especial de Vida Nueva

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