Atentado contra la vida

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva España)

“El cristiano, por pura fidelidad al Evangelio, ha de estar con quienes luchan cada día por erradicar el hambre y la pobreza. Asistiendo, por ejemplo, a este tipo de manifestaciones, como acuden a otras tantas en defensa de la vida. También aquí, muchos hombres y mujeres se juegan la vida”

La pobreza no está de moda. Es la crisis económica la que hace que el ciudadano se mueva. Cuando afecta al bolsillo de cada uno, el ciudadano se rebela, se queja y protesta. No hay más que verlo en el ruido de la calle.

Sin embargo, la pobreza es una crisis más estructural, más profunda. El número de personas que viven en pobreza extrema ha aumentado hasta alcanzar la cifra de 1.400 millones. Ya son casi 1.000 millones las que pasan hambre a diario. Y la pobreza no cesa de crecer, a la par que las desigualdades. Hoy en día, el 1% de la población mundial controla el 50% de la riqueza y el 20% consume el 80% de los recursos. Son cifras escalofriantes. No puede la Humanidad quedarse con los brazos cruzados esperando a que pase la crisis para que haya menos pobres. Seguirá habiéndolos, si no se erradican las causas de la pobreza.

Muchos ciudadanos, con escaso foco mediático, se movilizan para protestar contra esta situación. Es indignante el nivel de pobreza mundial y no hay que cansarse de ir reclamando a los gobiernos que actúen. No pueden quedarse parados, esperando solucionar sólo la crisis financiera y olvidando todos los efectos colaterales.

El cristiano, por pura fidelidad al Evangelio, ha de estar con quienes luchan cada día por erradicar el hambre y la pobreza. Asistiendo, por ejemplo, a este tipo de manifestaciones, como acuden a otras tantas en defensa de la vida. También aquí, muchos hombres y mujeres se juegan la vida. Unos, antes de nacer; y otros, en su curso, cuando se les niega el fundamental derecho a la alimentación. Una ocasión para que la Iglesia se haga presente también. No sólo en las manifestaciones contra el aborto. También contra la pobreza. Porque el hambre también mata.

Publicado en el nº 14 de Vida Nueva Colombia.

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