Del viejo, el consejo

El secularismo agresivo de los años treinta

El Papa conversa con los periodistas en el vuelo que le trae a España

(Juan Rubio -Enviado especial a Barcelona) La prensa más laicista lo ha llevado a titular con no poca agresividad y en un reduccionismo espasmódico, apresurado, descontextualizado: “El Papa compara la actual situación religiosa en España con la que se vivía en los años treinta en España durante la II República”. ¡Santo Dios¡ ¡Qué error¡ Todo es echarse las manos a la cabeza; todo es buscar el titular. Y no se han parado a pensar en el contexto, en el momento histórico en el que lo dice y en lo que está pasando realmente en España.

Y es verdad que lo ha dicho, negro sobre blanco, durante el vuelo hasta Santiago de Compostela, a la misma hora que Zapatero y dos ministras se marchaban de España en viaje secreto a Afganistán. Casualidades de la vida. No había más días. Se cruzarían en el espacio aéreo.

Algo de eso parece evidente. Zapatero va por otro lado, dejando a los peones de briega en suelo español repitiendo que han sido buenos y han retrasado la Ley de Libertad Religiosa.

El vuelo de Zapatero va en dirección contraria del vuelo del Papa. Mientras que en otros países se busca la convergencia, aquí se saca pecho y se busca la divergencia. ¡Y es que la vida está hecha de gestos! ¿O no son los mismos que viene pidiendo el Gobierno a la Iglesia?

El Papa no ha dicho nada nuevo. Ha repetido lo dicho en sus viajes por Europa. El laicismo agresivo lleva a consecuencias nefastas, es una nueva dictadura.

Lo dijo en Alemania, hablando de los años treinta también, atacando el régimen de Hitler. Lo dijo en Praga refiriéndose a la etapa comunista de los años treinta; lo dijo en París, con hondas raíces laicistas y lo dijo en Londres, un país marcado por guerras religiosas y en donde a todas las religiones y confesiones religiosas les viene preocupando la deriva laicista, la pérdida de valores y la falta de base ética en muchas decisiones.

El Papa pide cordura, sensatez, respeto y libertad para ofrecer la verdad de Dios. Y no le duelen prendas en decirlo allá donde el laicismo agresivo empieza  correr como fuego en el trigal. Y lo hace advirtiendo con la Historia.

El presidente francés le respondió abogando por una laicidad positiva, y en el Reino Unido, tanto Cameron como Clerg valoraron el papel de la religión en las sociedades en donde los valores éticos están devaluándose. Trabajar codo con codo, sin tener que echar pulsos absurdos.

Las ínfulas laicistas de Zapatero

Pero a Zapatero le va la marcha y se descuelga a su antojo de vez en cuando con ínfulas laicistas. Rompe agenda para desayunar y rezar en los Estados Unidos y citar la Escritura; rompe agenda para ponerse la kipá o el turbante en la Mezquita Azul de Estambul y huye de la Sagrada Familia en donde el Papa, junto al Rey, el presidente del Parlamento, el presidente de la Generalitat y el ministro Jáuregi, vivirán horas históricas.

Si el vuelo de regreso no lo impide, Zapatero llegará al Prat a la hora en que el Papa se marche. Vendrá corriendo, jadeante, sonriente, pidiendo excusas y buscando frases para titulares el lunes. Quiere la última palabra. Hablará de diálogo y de convergencia. Habrá quien se lo crea y encontrará quienes le alaben.

El Papa le dará las gracias. Queda en el aire “del viejo, el consejo”: No sean agresivos, trabajemos juntos. De no hacerlo así, podremos volver a los viejos tiempos, con nuevas formas. “Del viejo, el consejo”.

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