Santiago se rinde al Papa

(Fran Otero– Enviado especial Santiago de Compostela) Y al fin llegó el Papa Benedicto XVI. Fue aterrizar y la ciudad se activó tras una mañana bastante tranquila. No hubo colapso, en gran parte, por el miedo a quedar atrapado en él. Y aunque grupos de peregrinos y fieles durmieron en las inmediaciones de la Plaza del Obradoiro para adueñarse de una silla y de la opción de ver al Pontífice, todo aquel que llegó antes de las 10 horas –los accesos se abrieron a las 8- pudo entrar sin problemas.

Entre los que pernoctaron al aire libre, destacan cuatro estudiantes coreanos que no querían perderse la oportunidad de ver en vivo y en directo a Benedicto XVI. También optaron por esta opción varios religiosos del Monasterio de Samos (Lugo) y un peregrino de más de 70 años que había hecho el Camino de Santiago desde su pueblo en Valladolid. Fueron de los primeros en entrar.

Una vez se llenó la emblemática plaza compostelana, las imágenes aportaban una variedad de carismas, funciones y servicios. Allí había sacerdotes, jóvenes, matrimonios con niños, religiosas e incluso algunos obispos.

Estos últimos, que pasaron la noche en la hospedería de San Martín Pinario, aprovecharon para estirar las piernas y palpar el ambiente. Alguno explicaba con asombro cómo un grupo de chavales procedentes de Astorga había pasado la noche al raso para poder acceder al recinto.

Alegría ante la espera

Ante la inminente llegada papal, se percibía una calma tensa. ¿Nervioso? Fue la pregunta dirigida a Javier Porro, delegado de Pastoral Juvenil del Archidiócesis de Santiago. Su respuesta resultó tajante: “Nervioso, no; contento”.

Precisamente, fueron los jóvenes los que mejor se lo pasaron. “Merece la pena, nos lo estamos pasando genial”, contaba un grupo de chicas de Ferrol y de Vigo que habían llegado a la cola a las 2:30 de las madrugada.

El entusiasmo por la llegada del Papa se percibía en todos los rincones de la plaza. Cada vez que aparecía en las pantallas el Pontífice, rompían los aplausos y los vítores.

No digamos cuando pudieron verlo en directo, de la misma forma que lo hicieron los fieles congregados a lo largo del camino que recorrió el ‘papamóvil’ para llegar a la catedral desde el aeropuerto.

Un itinerario que coincide en muchos puntos con los últimos kilómetros del Camino Francés, por donde caminan todos los días decenas de peregrinos. Hoy pasaba un peregrino especial.

Una pieza musical dedicada al Papa

El Papa pudo conocer la Galicia rural antes de entrar en Santiago y escuchar a la Real Banda de Gaitas de Ourense, que interpretó una composición musical titulada Deus Fratesque Gallaecia (Dios bendiga a Galicia), compuesta especialmente para el Pontífice. Y lo más importante, saludar a todas las personas que querían verle.

Tras agitar banderas y lanzar ‘vivas’, se lamentaban de la fugacidad del momento. “Ha pasado muy rápido”, apuntó una santiaguesa en San Lázaro.

Luego comenzó su particular ritual del peregrino, que tantas personas han cumplido este Año Santo. Vistió, emulando a Juan Pablo II, la esclavina del peregrino, cruzó la Puerta Santa, rezó ante los restos del Apóstol Santiago y le dio el tradicional abrazo a la estatua.

En sus palabras –mezcló el gallego y el castellano- dejó clara su intención al visitar tierras gallegas: “Vengo a confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza”.

A estas horas, cuando acaba de comenzar la Misa con motivo del Año Santo Compostelano, la ciudad es un hervidero de gente con ganas de participar en la celebración. Todo es alegría y felicidad en Santiago.

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