¿Quiénes son los que no esperan al Papa?

Diversos colectivos de signo laicista critican su visita a Santiago y Barcelona

(Miguel Ángel Malavia)”Yo no te espero”. Éste es el sentimiento de rechazo con el que se encontrará Benedicto XVI por parte de ciertos colectivos, el 6 y el 7 de noviembre, en su visita a Santiago de Compostela y Barcelona. Algo a lo que se está acostumbrando este Papa en los últimos años… Ya le ocurrió, recientemente, en tierras británicas, y ya le sucedió la primera vez que vino a España, a Valencia en 2006. Pero, ¿quiénes son los que no esperan al Papa? ¿Por qué?

Entre otros, son los mismos que, para el 4 de noviembre en Barcelona (sólo dos días antes de la llegada papal), han convocado una manifestación Por un Estado laico. Organizada por el Movimiento Laico y Progresista, su secretario general, Jofre Villanueva, explica a EFE que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, “puede ir a ver al Papa como una opción personal, pero es lamentable que tenga un encuentro institucional con un jefe religioso que viene a Barcelona para celebrar un acto religioso”. A continuación, enumera otras causas que motivan su oposición, y que van más allá de las relaciones Iglesia-Estado. Así, achaca a Joseph Ratzinger el representar “la manifiesta homofobia de la jerarquía católica” e impulsar “otras discriminaciones igualmente contrarias a los valores democráticos, como la que ejercen contra las mujeres”.

Similares críticas se aprecian en otra manifestación, que tiene lugar este sábado 23 en Madrid. Se trata de un acto laicista con el objetivo de exigir, entre otras cosas, el fin de “la subordinación del poder civil al religioso” y “la no injerencia de la Iglesia católica en los derechos civiles democráticos, que son de todos”. Convocada por Europa Laica, es apoyada por decenas de colectivos, como el Observatorio de la Laicidad, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, la Asociación estatal Derecho a Morir Dignamente, la Coordinadora de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales de Andalucía, el Partido Comunista, Izquierda Republicana, la Logia Mozart o la Unión de Ateos y Librepensadores. Entre las entidades organizadoras, también se encuentran grupos católicos, como la Iglesia de Base de Madrid o Redes Cristianas. Esta última plataforma, que engloba a decenas de colectivos cristianos, ha hecho pública una Carta abierta al Papa. En ella pide a Benedicto XVI que, en aras del “pluralismo” imperante en nuestra sociedad, dirija su discurso únicamente a los creyentes, a la vez que solicita que su viaje se mantenga “dentro de unos límites de austeridad económica y no dé el más mínimo motivo de crítica”.

Javier Elzo

El sociólogo Javier Elzo, consultado por Vida Nueva, opina que el fondo de este movimiento contestatario es “fundamentalmente ideológico”, teniendo su raíz en “el laicismo militante, que pretende que lo religioso se vea reducido al ámbito de lo privado”. Para Elzo, la no aceptación de la posición de la Iglesia en numerosos asuntos –como el aborto, la eutanasia o la sexualidad– lleva el debate a la esfera “del respeto y la tolerancia”. Un punto en el que incide el también sociólogo Juan González-Anleo. Para él, este “signo de intolerancia” obedece a una “guerra cultural” de “talante antieclesial”, aunque sea “de baja intensidad y muy lejana a las extremistas del siglo XIX y la primera mitad del XX”. A la hora de poner nombres a los “poderes” comprometidos en esta causa, cita, en primer lugar, al Gobierno socialista –con el que “ha resurgido el ‘nacional-anticatolicismo’”–, seguido del poder mediático, “ampliamente representado por el Grupo Prisa”; el cultural, a cargo de “intelectuales cuyo sello de identidad es la crítica sin concesiones al catolicismo, que no sería tolerada si se dirigiera a otras religiones y grupos sociales”; o el educativo, “patente en grupos de profesores y padres de familia (CEAPA) que han hecho suya la guerra sin cuartel contra los colegios católicos”.

Falta de respeto

González-Anleo

Según se acerca la llegada del Papa, las críticas alcanzan ya la falta de respeto, como muestran dos escritos aparecidos en respectivos medios locales. En Santiago, el arzobispo Julián Barrio ha salido al paso denunciando “la zafiedad, el insulto despiadado y la manipulación de escasísimo gusto” de un artículo aparecido en el diario Galicia Hoxe, y en el que se incluía una fotografía del Pontífice a modo de mofa. En la Ciudad Condal, el segundo teniente alcalde del Ayuntamiento, Ricard Gomà, de Iniciativa per Catalunya-Verds, tituló otro texto con el encabezamiento ‘Ratzinger, el rostro de la intolerancia’, achacándole ser “la cara más rancia y oscura de la Iglesia”. El cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, desde el “respeto”, reconoció que “nos ha molestado a los cristianos”. Sin embargo, pese a la polémica, Elzo rechaza que “esto cale en la gente”. Así, remarcando que son “grupos minoritarios”, es claro: “En la última encuesta del CIS, manteniendo los índices de los últimos años, el 73% de los españoles se declaran católicos, por un 8% de ateos y un 14% de no creyentes. Los colectivos que encabezan estas campañas sólo representan, por lo general, al 8% de ateos. Nada más”. González-Anleo lo ratifica: “La imagen de la sociedad española se sitúa muy lejos de la que las poderosas corrientes antieclesiales del momento vocean todos los días desde los nuevos púlpitos de la sociedad mediática”.

Para el devenir futuro, González-Anleo centra la responsabilidad en los propios cristianos: “Depende de una urgente renovación espiritual de la cúpula eclesiástica y del empoderamiento real de los seglares en la Iglesia. Citando a Woodhead y Heelas, ‘ganarán las religiones (…) que insistan en la experiencia personal [de Jesucristo vivo, me atrevo a añadir] y que empoderen a sus miembros para un papel comprometido en su Iglesia, desempeñando una tarea política, económica o cultural significativa’. ¿Será la Iglesia católica española capaz de brindar un hogar espiritual de este calado y envergadura a todos sus miembros?”.

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UNA POLÉMICA FINANCIACIÓN

Santiago se engalana ante la que se prevé una celebración masiva

Uno de los ejes principales en las críticas a la visita del Papa radica en su financiación por parte de las administraciones públicas. En Galicia, la Xunta, pese a haber rebajado su presupuesto inicial hasta los tres millones de euros, su consejero de Presidencia, Alfonso Rueda, ha tenido que justificar que es un “acontecimiento histórico” que, más allá de lo religioso, dejará un beneficio económico, así como prestigio internacional de cara al turismo. Además, se ha comprometido a detallar el balance final en el Parlamento gallego. En Cataluña, pese a las peticiones de todos los grupos de la oposición y sindicatos, como CC.OO., el Govern no ha dado a conocer su presupuesto. Sí lo ha hecho el Arzobispado, que gastará entre 500.000 y 600.000 euros, de los que más de la mitad saldrían de donaciones de fieles.

Para 2010, la Fundación Pluralismo y Convivencia, dependiente del Ministerio de Justicia, ha subvencionado con 2.500.000 euros, respectivamente, a la Fundación Francisco Ferrer i Guàrdia y a Europa Laica, dos de los colectivos que más han protestado por que se pague con fondos públicos la visita del Papa. Para el sociólogo Javier Elzo, “es lo lógico en una democracia, donde todos pueden recibir subvenciones oficiales. Lo injusto es  criticar unas sí y otras no”.

En el nº 2.726 de Vida Nueva.

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