Pironio, alegría y esperanza

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

En su tumba de Mar de Plata, allá en Argentina, no faltan flores frescas, símbolo de la esperanza y de la alegría que marcaron su vida. Tras su muerte corrió el susurro de santo subito y su memoria anida en la Iglesia con voz profética. Supo instalarse en el corazón de la Vida Consagrada y en las entrañas del laicado desde su ser sacerdotal. Y lo hizo comprendiendo, amando y trabajando en comunión. Decía: “Existe en los religiosos el miedo a la autoridad que está hecha para servir…existe en los obispos el miedo a una profecía que nace de su misma esencia”. La memoria de Pironio alza el vuelo en momentos de zozobra y de reajustes del binomio “profecía y comunión”. Dejo aquí un texto suyo exuberante: “La Iglesia de la Pascua no es precisamente una Iglesia triunfalista o del poder. Todo lo contrario. Una Iglesia Pascual es, ante todo, una Iglesia del anonadamiento y la crucifixión, la pobreza, la persecución y la muerte”. Él es un paradigma de comunión eclesial y de una profética mirada a la que la Iglesia no puede renunciar si quiere ser fiel a su misión en el mundo. La comunión y la misión, tarea urgente para todos. No es hora de acusaciones absurdas.

Publicado en el nº 2.723 de Vida Nueva (del 2 al 8 de octubre de 2010).

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