La Memoria Histórica llega al Valle de los Caídos

(M. Á. Malavia) El Senado, reunido en pleno el 22 de septiembre, con el único voto en contra de los miembros del Partido Popular (PP), aprobó una moción según la cual insta al Gobierno a aplicar la Ley de Memoria Histórica, de 2007, al Valle de los Caídos. Se traduciría en la transformación del monumento en un espacio para “la reconciliación y la convivencia”, honrando la memoria de “todos los fallecidos en la Guerra Civil”, y haciendo un especial reconocimiento a las víctimas del bando republicano.

Desde su fallecimiento en 1975, el Valle de los Caídos ha sido el mausoleo que ha albergado la tumba del dictador Francisco Franco. Junto a la suya, y a la del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, están las de 33.847 excombatientes de la Guerra Civil, algunos de los cuales pertenecieron al bando republicano, y que fueron inhumados allí sin el consentimiento de sus familiares. Hasta ahora, la regulación del monumento ha permanecido ordenada por el decreto que el régimen franquista, en 1957, dictó para su constitución. Según éste, el Valle de los Caídos es una abadía católica –en 1960, Juan XXIII le otorgó el título de basílica, siendo la segunda mayor de toda la cristiandad–, estando bajo el cuidado de una comunidad benedictina. Patrimonio Nacional es competente para la conservación, mantenimiento y seguridad del recinto, teniendo autonomía los monjes para sus actividades.

El portavoz del PP en el Senado, Juan Van-Halen, denunció que, pese a lo manifestado por los impulsores de la moción –el Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés–, el objetivo final es eliminar el propio Valle de los Caídos. Por ello, abogó por mantener el decreto de 1957, que “no es otra cosa” que la fundación de la abadía, y garantizar su “absoluta despolitización”. La comunidad benedictina siempre ha manifestado que en sus celebraciones ruegan “por todas las víctimas de la Guerra Civil”.

En el nº 2.723 de Vida Nueva.

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