Crece, aunque lentamente, la corresponsabilidad laical

Mejor formados, cada vez hay más seglares con poder de decisión en la Iglesia

(Miguel Ángel Malavia) Cada vez son más las diócesis que otorgan un mayor protagonismo y responsabilidad a los laicos. Un ejemplo de esto es Sigüenza-Guadalajara, donde su obispo, José Sánchez, en una carta pastoral, ha señalado que, de cara a la liturgia, se está “planteando muy en serio comenzar en este curso con la formación de seglares para ser colaboradores del sacerdote en las celebraciones y para presidirlas en su ausencia”.

El prelado recalca “la necesidad” que la Iglesia tiene de los laicos, hasta el punto de asegurar que “este mundo, cada vez más secularizado, (…) sólo puede ser evangelizado adecuadamente por los propios seglares”.

Pero esta invitación a la corresponsabilidad de los laicos, ¿está generalizada en el conjunto de la Iglesia? En España, ¿son muchas las diócesis que se plantean concretar este reto? Antonio Cartagena, secretario de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS), explica a Vida Nueva que es “un tema que interesa y se estudia en todas las diócesis”. En su opinión, por cuestión de capacidad de maniobra y recursos, esta pastoral “está más avanzada en las diócesis grandes”, destacando la labor realizada “en Madrid, Barcelona o Sevilla, que es pionera en este sentido, contando con 80 grupos de laicos formados por unas 800 personas”.

Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos, apunta a esta revista que “cada vez hay más delegados diocesanos laicos, en todo tipo de delegaciones específicas y tanto hombres como mujeres, lo que también es importante”. A su juicio, “vamos en muy buena dirección, desarrollándose acciones de peso en muchas diócesis”.

A la hora de tratar de establecer el grado de responsabilidad de los seglares, es importante que éstos estén suficientemente formados. Antonio Ávila, director del Instituto Superior de Pastoral de Madrid, reconoce que “la formación teológica de los laicos, a los niveles más altos, es muy poca en comparación con la del clero, generalmente masculino”. Algo en lo que tiene mucho que ver el que, “en España, a diferencia de otros países, la teología es prácticamente inexistente como carrera universitaria”.

El profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas Pedro Fernández Castelao, desde su condición de laico de 35 años, casado y con dos hijos, señala también como muy esperanzadora la promoción de los laicos de entre 30 y 40 años: “Su situación es más difícil, pero suelen ser gente que tiene mucho interés y hace muchas preguntas, sobre aspectos doctrinales, espirituales, litúrgicos… A lo mejor no pueden apuntarse a un curso de un año, pero sí buscan cursillos de una semana o conferencias sobre un tema específico”.

En definitiva, ¿hay motivos para la esperanza? “Absolutamente –concluye Castelao–. Soy muy optimista en que habrá un crecimiento cualitativo… y, a la larga, cuantitativo”.

Más información en el nº 2.723 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea la información íntegra aquí.

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