Cuentas pendientes

El Americano

(J. L. Celada) Su arranque no puede resultar más intrigante y prometedor: apenas unas cuantas palabras, unos pocos aunque certeros disparos que profanan el silencio reinante y tres cadáveres que se desploman sobre un inmaculado manto blanco de nieve. Estamos en Suecia (es la única información de que disponemos), pero ¿quién es el autor de esos asesinatos? Los créditos que irrumpen de inmediato en pantalla lo anuncian, pero no lo desvelan: se trata de El Americano, individuo que da título al segundo trabajo como director del fotógrafo holandés Anton Corbijn.

Para entonces, el espectador siente ya curiosidad por conocer el origen, el destino y la identidad de tan enigmático personaje. Una bulliciosa estación de tren y una escueta conversación telefónica (“soy Jack, estoy aquí”) nos invitan a descubrir nuevas pistas: ha llegado a Italia, pero ¿con qué misión?, ¿huyendo de qué?, ¿en busca de quién?… El consejo de su interlocutor sugiere un primer apunte sobre lo que será en adelante su modo de vida: “No hables con nadie y, sobre todo, no hagas amigos”.

Es el único retrato que se nos brinda de este hombre en apariencia sin pasado (si bien se le supone), con un futuro más que incierto y un presente vacío. Pobre bagaje para poner en pie un thriller que aspire a hipnotizar al gran público y a ganárselo para la causa. No hay estrella del celuloide (por mucho que se llame George Clooney) ni puesta en escena (por exquisita que se conciba) que logren maquillar las debilidades narrativas de un filme. Y no sólo porque aquí escaseen los diálogos, socorrido hilván argumental, sino por la inclusión de situaciones y detalles tan forzados como irrelevantes.

Aun con todo, El Americano sabe jugar sus bazas con el pulso de los mejores vehículos de entretenimiento: aprovecha su ritmo deliberadamente parsimonioso para acentuar el suspense propio del género y extrae auténtico petróleo visual (y dramático) de los bellos y solitarios enclaves de los Abruzzos (Castel del Monte, Sulmona…), convertidos en miembros destacados del reparto. Sin olvidar la siempre resolutiva interpretación de su protagonista en esta clase de papeles.

Del resto, poco más se puede decir. Salvo que, gracias a la habilidad del sacerdote del lugar para abordar al extraño visitante, tenemos ocasión de adivinar el infierno interior que vive, su necesidad de saldar cuentas pendientes –especialmente, consigo mismo– y su búsqueda de una redención que se antoja esquiva. Muchos e interesantes temas, por los que, sin embargo, Corbijn, más atento a las formas que al fondo, pasa de puntillas. La que no lo hace, por el contrario, es su película, que ha empezado pisando fuerte en la cartelera. Misterios de la cultura de la imagen y de sus insondables estrategias comunicativas.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The American

DIRECCIÓN: Anton Corbijn

GUIÓN: Rowan Joffé, sobre la novela A very private gentleman, de Martin Booth

FOTOGRAFÍA: Martin Ruhe

MÚSICA: Herbert Grönemeyer

PRODUCCIÓN: Anne Carey, George Clooney, Jill Green, Grant Heslov y Ann Wingate

INTÉRPRETES: George Clooney, Irina Björklund, Johan Leysen, Paolo Bonacelli, Violante Placido, Bruce Altman, Thekla Reuten

En el nº 2.722 de Vida Nueva.

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