Evangelizar, una misión ineludible y compartida

El CELAM convocó a movimientos y nuevas comunidades en Paraguay

(J. L. Celada) Bajo el lema Los Movimientos Apostólicos y las Nuevas Comunidades convocados a participar en la Misión Permanente de las Iglesias Particulares, el Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) convocó a principios de mes en Atyrá (Paraguay) el III Congreso Latinoamericano y del Caribe de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades. Casi un centenar de participantes –entre obispos, delegados de las Conferencias Episcopales del continente y representantes de movimientos eclesiales– se dieron cita durante cuatro días para compartir experiencias sobre una realidad que busca nuevos itinerarios y métodos formativos, pero también formas concretas de proyección pastoral a nivel diocesano y parroquial de sus respectivos carismas. Objetivos, unos y otros, orientados a una mejor participación en la Misión Continental ya en marcha.

Todo ello quedó plasmado, en mayor o menor medida, en las diversas conferencias programadas para el encuentro: “Los Pastores y los Movimientos Eclesiales”, ofrecida por el arzobispo de Arequipa y presidente de la Comisión de Apostolado Laical del Episcopado peruano, Javier del Río; “Criterios de Eclesialidad o Comunión Eclesial de los Movimientos”, a cargo del obispo auxiliar de Santa Cruz (Bolivia) y responsable de la Sección de Parroquias y Pequeñas Comunidades del CELAM, Sergio Alfredo Gualberti; y “Los Movimientos Eclesiales y su Misión en la Iglesia y en el mundo”, impartida por el asistente del director general del Movimiento Regnum Christi en Chile, Diego de Robina.

Presididos por el responsable de la Sección de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades del CELAM y obispo de Cartago (Costa Rica), José Francisco Ulloa, los participantes analizaron en grupos los diversos contextos de sus países para identificar las fortalezas y obstáculos de su trabajo cotidiano. Entre las primeras, se destacaron una mayor integración y colaboración con los obispos y sacerdotes, así como una mejora en la formación de consejos y de laicos. Aunque todavía persisten viejas carencias, como la falta de comunicación y coordinación entre el clero y los propios movimientos o una deficiente formación doctrinal y eclesial de ese laicado.

También salieron a relucir en los debates las “amenazas emergentes”, como la creciente secularización y los “valores contrarios al Evangelio” que comporta: consumismo; individualismo; ataques a la vida y a la concepción cristiana del matrimonio y de la familia, “bases fundamentales de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad”; indiferencia y relativismo moral; incoherencia y falta de convicción evangelizadora en no pocos agentes de pastoral y fieles…

Finalmente, se reivindicó el fomento del encuentro personal con Cristo, que favorezca en cada movimiento la experiencia de una vida espiritual intensa y su testimonio. Para ello, se apeló al uso de nuevas tecnologías (Internet, Twitter, Facebook…), que, al tiempo que hacen más atractivo el mensaje, permiten crear redes y foros que promuevan la unidad de acción.

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EQUIPAJE PARA EL CAMINO


El Congreso de Atyrá elaboró un documento que recoge en nueve puntos las líneas de acción a seguir de los movimientos y las nuevas comunidades en el seno de la Iglesia continental. He aquí tales directrices:

1. “Fomentar el encuentro personal y comunitario con Cristo y cuidar, en la espiritualidad de los Movimientos, una práctica y formación en orden a la santidad”.

2. “Alentar a que los Movimientos vivan en fidelidad el dinamismo misionero de su carisma”.

3. “Buscar nuevos lenguajes y renovados métodos para la evangelización”.

4. “Promover una mayor cercanía de los Pastores a los Movimientos e inculcar la importancia de éstos en la formación de nuevos sacerdotes y personas consagradas”.

5. “Conocer los signos de los tiempos en la realidad que nos rodea (comunidad, ciudad, país, continente) para priorizar las necesidades”.

6. “Promover la participación activa en las líneas de acción para la Misión Continental”.

7. “Fomentar la formación de agentes activos de evangelización para el diálogo con la cultura y desarrollar una pastoral de acompañamiento a ellos”.

8. “Crear espacios de comunión y encuentro entre Movimientos, parroquias y Diócesis”.

9. “Promover redes y foros para suscitar la unidad de acción entre los Movimientos en ámbitos y preocupaciones comunes a todos, ante los desafíos de la cultura de hoy en América Latina y el Caribe”.

En el nº 2.721 de Vida Nueva.

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