Diego Gelmírez regresa a Santiago

El primer arzobispo de Compostela, adalid del peregrinaje,es homenajeado en la exposición estrella del Xacobeo 2010

(Juan Carlos Rodríguez) Diego Gelmírez, símbolo del Xacobeo. Arzobispo y leyenda, vuelve a Santiago en una exposición con etiqueta de estelar que ya ha pasado por la Ciudad del Vaticano y París, pero que ahora se ha inaugurado en la sede compostelana para descubrir al gran público la figura irrebatible que unió arte e Iglesia en la ruta jacobea. La muestra Compostela y Europa. La historia de Diego Gelmírez expone en las salas Tullas y Fernando de Casas del monasterio de San Martiño Pinario no sólo la biografía del que fue primer arzobispo de Santiago, figura fundamental en la construcción de la catedral y promotor del peregrinaje, sino el ejemplo de un viajero impenitente que supo incorporar Compostela a la vanguardia del arte europeo junto a Jaca, Toulouse, Conques, Cluny, Módena y Roma.

“Es una ocasión inédita para conocer a fondo la historia de la ciudad gallega, del Camino y de su decisiva contribución al arte románico europeo”, afirma el comisario, Manuel Castiñeiras, profesor de Arte Medieval en la Universidad Autónoma de Barcelona. “El tiempo que vivió la ciudad gallega con Gelmírez como arzobispo fue la época de oro del arte y de la cultura compostelana, marcada por la construcción de la catedral y la realización de sus grandes fachadas, la construcción de dos palacios episcopales y de infraestructuras urbanas, así como la promoción de una escuela de gramática y la realización de textos históricos, religiosos y literarios como la Historia Compostelana o el Códice Calixtino”.

Es, por tanto, quien configura Santiago y el Camino. “Le debemos –continúa– la elaboración de esa primera guía de peregrinación a Santiago, un libro donde se cuentan los cuatro caminos que atraviesan Francia y el Camino Francés, dándose a los peregrinos recomendaciones de cómo tienen que atravesar estos lugares, y con una primera descripción de la Catedral. También creó hospitales, iglesias para el culto e hizo acueductos”.

Aunque tardía, si cabe, la exposición no llega tarde. Celebra la figura de Gelmírez por primera vez, pero lo hace a punto de celebrarse un milenio de su nacimiento, dado que el tercer hijo del conde Gelmiro y mano derecha de Alfonso VI nació, según diversas tesis biográficas no corroboradas, en Padrón, en torno al año 1034 –aunque, para otras fuentes, lo hiciera probablemente en 1070–, y murió el 15 de enero de 1140, alcanzando una edad ciertamente insospechada para la época: 106 años. Como confirma Castiñeiras, la muestra, abierta hasta el 15 de octubre, “constituye la primera propuesta expositiva realizada por Santiago sobre la figura de Gelmírez y tiene como objetivo ilustrar al público la importancia de este personaje para la historia de Galicia y, sobre todo, para la construcción de la Europa románica”.

De hecho, se ha recuperado el impacto ejercido en el arte y la cultura compostelana por los dos grandes viajes que realizó a Roma a través de las vías de peregrinación francesas en los años 1100 y 1105. De las cuatro vías más frecuentadas entonces para atravesar Francia, según el Códice Calixtino –la vía tolosana, la vía podiensis, la vía lemosina y la vía turonensis–, siguió en el primero la más meridional, es decir, la tolosana. Mientras que en el segundo tomó un desvío hacia Cluny para el que tuvo que utilizar algunos tramos de la vía podiensis y de la lemosina para poder cruzar el interior. Fue en esos viajes de “intercambio cultural” en donde se modeló no sólo la “biografía artística” de Gelmírez, según Castiñeiras, sino también su idea de la transformación de Compostela de periferia a centro del arte románico.

“Su figura fue elegida –explica el comisario– para protagonizar este Xacobeo porque aglutina muchas cosas. Entendió que Compostela tenía que estar en el mundo y, de hecho, la situó en el mapa de Europa, convirtiéndola en una de las peregrinaciones mayores, a la altura de Jerusalén y Roma. Por otro lado, entiende que tiene que favorecer a los peregrinos, no sólo con una red viaria sino con un santuario que estuviese a la altura de Europa, porque había una gran competencia y Santiago no era la única peregrinación europea. Y la Catedral era perfecta”.

“Aunque el descubrimiento de los restos del apóstol data del siglo XI –resalta el comisario Castiñeiras–, la peregrinación no tuvo carácter universal hasta su arzobispado. Fue un hombre con una gran visión. Compostela no tendría ese peso y fama de peregrinación europea si no fuera por Gelmírez. Pero también, a través de los textos, sabemos que se vendían las conchas y las calabazas, había hospederos y se hacían grandes negocios con los peregrinos. Ya entonces se criticaba la usura de los comerciantes de la época que, de alguna forma, estafaban vendiendo carne podrida, poniendo las manos en las pesas o vendiendo velas al doble del precio normal”.

La exposición cuenta con unas cuarenta y cinco piezas repartidas en nueve secciones que representan distintas etapas de su vida hasta que Gelmírez ocupó la cúspide de la jeraquía eclesiática española o, lo que es lo mismo, el cargo de canciller del reino de León, creado ex profeso por Alfonso VII.

“Se optó por pocas piezas por las dificultades de llevarlas de gira, pero las que hay están muy estudiadas para elaborar un discurso. El criterio que se siguió fue intentar repetir lo mínimo, reducir el número de piezas gallegas y acoger otras que mostraran la dimensión internacional que ya tenía Santiago a principios del siglo XII”.

Cesiones y limpieza

Las obras proceden de la Catedral de Santiago y de otros importantes monumentos y museos situados a lo largo de los itinerarios de Gelmírez, como los de la Abadía de Sainte-Foy en Conques, la basílica de Saint-Sernin en Toulouse, el Museo de Arte de Módena o el Museo Nazionale di Villa Guinigi en Lucca. Incluso, el cáliz y patena de san Giraldo, procedente del “pio latrocinio” de las reliquias de Braga, capítulo protagonizado por Gelmírez, según narra uno de sus grandes biógrafos, Manuel Murgía, quien le describió nada más y nada menos como quien dio “ley a la ciudad, rey a Galicia, Marina militar a la patria, fuerza al trono, a su iglesia episcopal la primacía, justicia a los desvalidos, seguridad al comercio, a la ciencia hogar y protegió las artes y la poesía”.

El montaje de esta muestra –con leves variaciones respecto a las anteriores– ha incluido dentro de la programación del Xacobeo la limpieza de los vaciados de los capiteles fundacionales de la Capilla del Salvador del Museo de la Catedral de Santiago, la restauración de las columnas salomónicas de San Carlo a Cave (Lacio, Italia) y de la SS. Trinità dei Monti (Roma), así como la digitalización del Libro de los Milagros de Santa Fe de la Bibliothèque Humaniste de Sélestat (Francia) y del Epistolario Compostelano del Archivio di Stato di Pistoia (Italia).

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.720 de Vida Nueva.

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