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Nuevo Testamento y vida consagrada


Un libro de Giacomo Perego (San Pablo, 2010). La recensión es de Camilo Maccise.

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Nuevo Testamento y vida consagrada

Autor: Giacomo Perego

Editorial: San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 288

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(Camilo Maccise) El título de este libro (Nuevo Testamento y vida consagrada) no expresa en realidad todo su contenido. Uno esperaría que el autor se concentrara exclusivamente en presentar los fundamentos bíblicos de la vida consagrada en una visión escriturística actualizada. Sin embargo, Giacomo Perego, sacerdote paulino italiano, va más allá del tema y nos ofrece un análisis de pasajes de la Biblia que se refieren a todas las formas de vida cristiana. Esto no quiere decir, claro está, que no ofrezca material para comprender las bases evangélicas de la vida consagrada, especialmente a partir del evangelio de Marcos, aunque estudia también otras perícopas neotestamentarias.

El estudio se desarrolla en ocho capítulos agrupados en dos partes. El capítulo primero es una especie de introducción que el autor califica como un “viaje” a través de los siglos, en el que va haciendo ver las diversas etapas del recorrido histórico en la búsqueda de los fundamentos bíblicos de la vida consagrada. Lo primero que menciona es la postura de aquéllos que, influenciados por la interpretación alegórica y por una lectura de los pasajes bíblicos fuera de contexto, pretendían encontrar en textos aislados la base escriturística de la vida consagrada.

Más adelante en el recorrido, aparece otra perspectiva de acercamiento al tema: la que, teniendo como punto de partida Mt 19, 16-22, pretende descubrir en ese texto la propuesta de dos caminos para el cristiano. Uno sería el de los “preceptos”, vinculante para todo creyente, y otro el de los “consejos”, que sería exclusivo de las personas consagradas.

La tercera etapa propuesta es la postconciliar. En ésta, a partir de un estudio exegético serio, se concluye que no podemos encontrar en una u otra frase de Jesús la cuasi-institución de la vida religiosa o incluso el fundamento explícito de la misma.

Los capítulos II-IV del libro se ocupan de lo que el autor llama “elementos básicos que caracterizan la vida religiosa”. Éstos serían la consagración religiosa (cap. II), la vocación (cap. III) y la vida comunitaria (cap. IV). En cuanto a la consagración, subraya en su análisis del Antiguo Testamento el doble aspecto de separación y comunión. En el Nuevo Testamento, a partir de la consagración de Cristo, pone de relieve el aspecto de encarnación. La vocación tiene un aspecto trinitario: el Padre llama en Cristo por la acción del Espíritu que distribuye los carismas diferentes. La comunión entre el Hijo y el Padre ilumina la comunidad de los Doce establecida por Jesús y traza el ideal de la comunidad primitiva de Jerusalén, modelo inspirador para la vida fraterna dentro de la vida consagrada desde sus orígenes.

‘Consejos evangélicos’

En la segunda parte de su libro (caps. V-VII), el autor trata de comprender el modo en el que el Nuevo Testamento ilumina los llamados “consejos evangélicos”.

En el capítulo V se ocupa de la castidad. Después de un estudio profundo de los textos bíblicos que solían presentarse como fundamento de ese voto, concluye que, de los textos analizados y de otros “no se desprenden los fundamentos bíblicos del celibato, sino ideas que pueden emplearse en cualquier reflexión sobre él”.

A la pobreza dedica el capítulo VI. Parte del despojamiento del propio Jesús y pasa a renglón seguido a centrarse en la exigencia de renunciar a los bienes materiales, que él pide a todos sus seguidores, a quienes advierte sobre el peligro de las riquezas y sobre la necesidad de compartir los bienes en la “koinonía”.

A la obediencia consagra el capítulo VII. La presenta, ya en el título, como “adhesión al misterio pascual”. Comienza afirmando que no podemos apelar a la tradición para presentar un texto específico del evangelio que sea el fundamento bíblico del voto de obediencia. Por eso, lo coloca dentro de la llamada a seguir el estilo de vida de Jesús, marcado por una profunda apertura y obediencia al Padre. En ella se aprende a aceptar la lógica absurda de la cruz que lleva a la configuración con Cristo, que es el “núcleo fundamental sobre el que descansa la vida consagrada”.

El capítulo VIII, titulado Vidas eucarísticas, quiere ser el punto en el que confluye todo lo tratado a la luz de la configuración con Cristo, “núcleo de la identidad y de la misión de todo consagrado”. Tiene como punto de partida los cuatro textos del relato de la institución de la Eucaristía. El texto de Marcos 6, 30-52 es el que sirve de base a esta reflexión que presenta las provocaciones “misioneras”. Se inicia con la reacción de compasión solidaria de Jesús hacia la gente que no tiene que comer. Él pide a los discípulos que se preocupen por esa necesidad y multiplica los panes con su pobre colaboración. En Getsemaní los invita a emprender con él la marcha por el camino de la entrega y del abandono en el servicio de los demás. Perego termina ese último capítulo explicando la especial consagración de la vida religiosa a la luz del concepto paulino de configuración con Cristo. Ésta se refleja en la comunidad y descubre a Cristo presente en la historia que camina hacia su plenitud.

Este libro, dirigido de manera especial a los religiosos y religiosas que desean profundizar en las relaciones entre Nuevo Testamento y vida consagrada, tiene una bibliografía abundante y puesta al día. La exégesis de los textos es sólida y actualizada, pero no se limita a la vida consagrada. Eso, por una parte, pone de relieve la relación estrecha entre vida cristiana y vida consagrada como formas diversas del común seguimiento de Jesús, pero, por otra, deja la impresión de no centrarse claramente en el tema enunciado en el título.

En el nº 2.719 de Vida Nueva.

Actualizado
03/09/2010 | 08:33
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