(M. Á. Malavia) Tras las informaciones aparecidas en algunos medios, por las que el Ministerio de Sanidad incluye al hospital de la Santa Creu i San Pau de Barcelona como centro donde se practicarían abortos –entre otros hospitales católicos catalanes–, el Cabildo de la Catedral de Barcelona ha emitido un comunicado desvinculando tales acciones de un posible consentimiento del Arzobispado.
Se aclara que el hospital forma parte de una fundación privada “cuyo patronato está integrado por dos miembros designados por el Ayuntamiento de Barcelona, dos por la Generalitat de Catalunya y dos por el Cabildo Catedral de Barcelona. La gestión directa del hospital, desde el año 1990, la lleva a cabo otra fundación (…) con personalidad jurídica propia”.
A raíz de lo publicado, el Cabildo se dirigió a la dirección del hospital, que le informó de que “no se practican interrupciones voluntarias del embarazo, aunque excepcionalmente concurran circunstancias médicas que lleven a actuaciones que puedan tener como consecuencia la pérdida del feto”. Estas circunstancias excepcionales se referirían a intrervenciones quirúrgicas a la madre que conllevarían, involuntariamente y sin ser ése el fin primero de la operación, la pérdida de la vida gestante.
El Cabildo concluye reafirmando que sus representantes en el patronato “se han manifestado a favor de la vida humana desde el mismo momento de su concepción y trabajan para que este principio sea el que rija en las actuaciones del hospital. Han seguido fielmente en este tema las orientaciones de la moral católica, expresada claramente en repetidas ocasiones a nivel público por el mismo cardenal arzobispo de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach”.
Dichas informaciones, recogidas por distintos medios, podrían suponer el intento por desprestigiar al arzobispado catalán de cara a la próxima visita papal.
En el nº 2.719 de Vida Nueva.
