José Alfredo Peris Cancio: “Aportamos la apertura de la razón o las ciencias a la Revelación”

Rector de la Universidad Católica de Valencia

(José Ramón Navarro Pareja– Valencia) Erigida el 8 de diciembre de 2003, la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha sido una de las que más ha crecido en los últimos años, alcanzando ya los once mil alumnos. Su rector, José Alfredo Peris Cancio, analiza para Vida Nueva el futuro de esta institución que, sin perder de vista el fundamento de sus raíces, se sabe adaptar a los nuevos tiempos.

¿Cuáles son los motivos del incremento de alumnos?

Ante esta pregunta, lo primero es dar gracias a Dios. Cada estudiante es un don único e irrepetible, por lo que me siento pequeño y humilde ante tanto bien recibido. De modo más concreto, creo que hay tres expresiones que pueden ser explicativas: “Contar con la confianza de las familias y con su demanda de una educación superior completa, que potencia el crecimiento humano en todas sus dimensiones”; “ofrecer titulaciones con empleabilidad desarrolladas por profesores comprometidos con sus alumnos y con el mundo profesional que los tiene que acoger”; y “fundamentar la acción educativa universitaria en el modelo de las virtudes de Cristo, que potencia al máximo el rigor y la búsqueda de la Verdad, que promueve el amor al prójimo y que eleva la dignidad del ejercicio profesional”.

¿Qué aporta una universidad católica en una sociedad cada vez más secularizada?

La apertura de la razón, las ciencias, las artes y las humanidades a la Revelación, a la persona de Cristo como luz indefectible que ilumina la vida humana y la sobrecogedora dignidad de los seres humanos a los que Dios ama por ellos mismos.

La UCV ha sido la primera universidad de la Comunidad Valenciana en implantar los grados, ¿cómo ha sido el proceso de adaptación a Bolonia?

Una ocasión para reflexionar en profundidad sobre el sentido de los títulos universitarios, su actualización, su renovación metodológica y su proyección sobre un escenario universitario que es universal, global (católico), necesitado de promover entre los alumnos los intercambios y la movilidad internacional.

Los precios de una universidad privada suponen un freno para que los más desfavorecidos puedan acceder. Sin embargo, la UCV ha querido ser una institución de iniciativa social. ¿Cómo lo logran?

Buscamos que nadie se quede fuera por motivos económicos. Promovemos una contención en los precios para que sean accesibles a muchas economías familiares. En los casos en que no es posible, disponemos de las becas oficiales y de un programa de ayudas propias del que se benefician más del 35% de nuestros estudiantes.

Hizo una apuesta por tener sus sedes en el centro de la ciudad, ¿por qué?

Inserta al joven en la ciudad, con toda su riqueza cultural y urbanística, e impide que perciba el campus como un recinto reservado únicamente a un perfil generacional.

Una universidad de este tipo supone una gran inversión, ¿cómo se financia?

Básicamente, con sus propios recursos. Gracias al incremento de alumnos que hemos experimentado, podemos expandirnos como lo estamos haciendo. La ayuda de empresas o entidades financieras se destina a la acción social, así como a la movilidad internacional, las actividades culturales y de investigación. En la medida en que consigamos mayor esponsorización, creceremos en estos ámbitos.

También se está implantando en diferentes localidades de la diócesis, ¿cuál es el objetivo?

Acercar la Universidad al desarrollo local y comarcal, así como a las necesidades de las familias. Una comunidad local y una comunidad cristiana comprometidas con su Universidad facilitan que el proceso formativo mejore y complemente con raíces culturales propias la dimensión de movilidad internacional.

Además de la docencia, uno de los fines fundamentales es la investigación. ¿Cómo se cuida este campo? ¿Cómo se realiza esta investigación desde una perspectiva católica?

Todas las Facultades tienen anexos más de un Instituto Universitario de Investigación, cuyo número supera actualmente los quince. La investigación mejora la docencia y pone la propia Universidad al servicio de las personas y de la sociedad. El Campus de Excelencia Internacional que hemos preparado en torno al tema de la discapacidad y dependencia comunica que la investigación católica expresa y desarrolla una solidaridad creativa por el bien de la persona humana, especialmente de las personas más frágiles y vulnerables

En el nº 2.718 de Vida Nueva.

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