El presidente de la CEV pide que se verifique la presencia guerrillera en Venezuela

‘Vida Nueva Colombia’ entrevista al arzobispo de Maracaibo, Ubaldo Santana

(Jimmy Escobar G.)

En dialogo con Vida Nueva Colombia, el arzobispo de Maracaibo y actual presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), Ubaldo Santana, considera que el grave deterioro de las relaciones entre Colombia y Venezuela obedece a intereses políticos de uno y otro lado.  Dice que su país debe tomarse más en serio las denuncias que ha hecho Colombia sobre la presencia de la guerrilla en territorio venezolano.  Se refirió igualmente a la imposibilidad aún de mejorar las relaciones entre la jerarquía católica y el Gobierno Chávez.

– ¿Cómo se percibe desde la CEV el deterioro y amenaza de empeoramiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela cuando hasta se han interrumpido las mismas?

Creo que ésta es una situación en que las Iglesias y los pastores de Colombia y de Venezuela tenemos que mirar con muchísima atención, porque somos los embajadores y constructores de la paz en nuestras respectivas comunidades y debemos aportar en este momento lo mejor de nuestra experiencia y trabajo acumulados en distintos aconteceres sociales y políticos, en los que hemos tenido que participar para alejar el fantasma de la guerra y propiciar en todas las formas posibles que los arreglos sean pacíficos, sean negociados y producto de un escucharse y respetarse mutuamente.

– ¿Cómo califica el alcance de las denuncias de Colombia hasta el momento?

Imagino que cada Gobierno debe tener suficientes argumentos como para llevar este debate a las instancias internacionales como lo es  la OEA, por consiguiente, pienso que se debe tomar muy en serio y de la OEA se espera que propicie una investigación seria, que se verifique que lo que se está denunciando existe… y no hay que eludir ese debate, hay que confrontarlo y tomarlo con toda la seriedad del mundo.

– ¿Qué le recomendaría al actual Gobierno de Venezuela frente a la propuesta de verificación de una comisión internacional en su territorio para confirmar la existencia o no de campamentos de la guerrilla?

Creo que Venezuela, tarde o temprano, tiene que llegar a una posición similar a ésta, porque es lo que le va a garantizar seguir conviviendo al lado de Colombia en paz y favoreciendo el intercambio comercial de ambos países. Venezuela, creo yo, no tiene otra alternativa y Colombia, como los demás países que conforman la OEA, debe entender que es la negociación y el dialogo, la resolución pacífica de estos conflictos, la que garantiza la paz.

Países hermanos

– ¿Cree que la situación pueda empeorar más?

Por más politizada y electoralizada que esté la situación, no creo que se pierda de vista algo que pertenece al sentido común mismo de nuestros dos países, que es que somos vecinos y hermanos, tenemos un mismo libertador, estamos celebrando conjuntamente un bicentenario y no tiene sentido alguno que vayamos a pensar en una guerra o confrontación cuando hay miles de canales, que ya conocemos unos y otros, que favorecen el entendimiento y reconstrucción de la paz.

– ¿A qué atribuiría esta nueva crisis que coincidió con un cambio de Gobierno en Colombia?

Me parece que se quiere aprovechar, por un lado, la salida de un Gobierno para que no se le diga que no denunció claramente algunas situaciones que, a lo mejor, le reclaman después los ciudadanos y, por el otro lado, también creo que se aprovechan siempre esas coyunturas de transición para demostrar fortalezas frente a quien en este momento aún no puede responderle de manera oficial. Creo que también pesan en estos conflictos o en este estallido el horizonte electoral que se va a dar en Venezuela en septiembre.

– El Gobierno de Chávez ha desestimado las pruebas expuestas internacionalmente por Colombia,  ¿usted duda igual?

Los Estados deben poseer suficientes elementos de inteligencia dentro de cada uno de los países como para saber valorar la seriedad de esas denuncias y la credibilidad que hay que darles. No soy especialista en esa materia y tampoco como pastor me puedo pronunciar sobre ellas, pero sí creo que es importante que se tomen en cuenta porque tienen consecuencias muy serias, y no se puede tapar el sol con los dedos.

– Es bien conocida la difícil relación entre la Iglesia y el actual Gobierno venezolano, ¿hasta dónde llegan las dificultades en las relaciones?

Estamos en una situación tensa y compleja en la que una parte y otra necesitamos resolver de la mejor manera posible; nosotros siempre hemos abogado por facilitar un acercamiento y contribuir a que se dialogue seriamente sobre algunos puntos concretos donde la Iglesia puede hacer un aporte significativo para mejorar el clima de convivencia entre los venezolanos, pero no hemos logrado aún encontrar ese espacio. Durante los primeros años del Gobierno actual, sí pudimos encontrarlos y el aporte sí creo que fue bastante significativo, y que sobre la base de esos intentos y de esos trabajos sería magnífico que pudiéramos encontrar espacios y momentos de conversación, los estamos buscando y pienso que no debemos hacer mucho caso a los vituperios y, en especial, a los improperios de boca de los políticos. No es nuestro rol responderles  o ubicarnos en un son de pelea, al contrario, tenemos que superar eso con la paciencia y sabiduría necesarios para buscar el sentarse y conversar; creo que eso llegará en algún momento.

– ¿Qué puntos son los que no han podido ser atendidos por el Gobierno venezolano?

En primer lugar, el que se reconozca que la jerarquía venezolana  es una jerarquía que está preocupada, no por defender privilegios, tampoco por apoyar ningún sector político en particular. Esa presentación que han querido hacer de la Iglesia o de su cúpula aliada a los ricos, de la Iglesia que favorece solamente la vocería, el avance de la oposición, no corresponde a la realidad y creo que hay que quitar de por medio ese tipo de lenguaje porque no presenta lo que favorece el entendimiento entre nosotros. Por eso, mientras dure esa percepción, no digo que el dialogo sea imposible, pero será siempre difícil; así ha pasado también cuando se ha querido presentar las intervenciones del cardenal que han sido iluminaciones morales.  Se han valido de lo que la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña para responder con descalificaciones. Hay que ahondar más en el tema, tratarlo con mayor seriedad, y no coyunturalizar ni electoralizar ni tratar de aprovechar el tema Iglesia para buscar beneficio político o electoral.

– ¿En qué se basaría el Gobierno para sostener lo que usted señala?

Pienso que es una posición muy ideologizada, que quizás ha servido para escalar algunas posiciones y afianzar más a quienes están en este momento en el poder. Pero, tarde o temprano, tendrán que buscar otras alternativas porque el Episcopado venezolano se mantiene unido y el pueblo venezolano, en términos generales, quiere a su jerarquía, quiere a sus obispos y los considera como sus legítimos pastores.

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