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Cyber Bullying, el acoso escolar en la er@ digit@l


Esta obra de varios autores (Desclée de Brouwer, 2010) es recensionada por Marina de Miguel.

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Cyber Bullying, el acoso escolar en la er@ digit@l

Autores: Robin Kowalski, Susan Limber, Patricia Agatston

Editorial: Desclée de Brouwer

Ciudad: Bilbao

Páginas: 312

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(Marina de Miguel) “El 7 de octubre de 2003 será siempre el día que marcará un antes y un después en mi vida. Antes de aquel día, mi hijo Ryan estaba vivo…”. El desgarrador testimonio de John Halligan, cuyo hijo, Ryan, se suicidó tras ser víctima durante años de acoso escolar a través de Internet, sirve para mostrar la importancia de estudiar y reflexionar sobre esta nueva modalidad de crueldad social que aprovecha las nuevas tecnologías para ampararse en el anonimato y multiplicar sus efectos. Las psicólogas estadounidenses Robin Kowalski, Susan Limber y Patricia Agatston han volcado sus años de experiencia e investigación en las páginas de Cyber Bullying, el acoso escolar en la er@ digit@l, que reúne la información más actual sobre la naturaleza e incidencia de esta epidemia de nuestro tiempo.

Dedicado a “todos los jóvenes que pensamos que se merecen sentirse libres de cualquier forma de acoso, tanto en el mundo real como en el virtual”, está escrito en un estilo accesible y pretende ofrecer a padres, profesores y responsables de las normativas escolares unas técnicas de prevención cruciales, además de una serie de estrategias para abordar este fenómeno.

“Dice que le da miedo volver a casa porque allí se va a encontrar con el ordenador”, explica un profesor preocupado en la viñeta que ilustra las primeras páginas de esta obra. Y es que el acoso cibernético, a diferencia del tradicional, no concluye al término de la jornada académica: el hogar, que antaño era un refugio, se ha convertido actualmente en un escenario más en el que el acosador se hace presente de forma virtual, a través de chats, de mensajes de móvil, etc.

Un joven, furioso porque su novia había roto con él, pegó la cara de la chica sobre una imagen pornográfica y decidió enviarla a su lista de contactos. En Nueva Zelanda, el nombre y el número de una menor de 14 años apareció en la red social Bebo ofreciéndose a tener relaciones sexuales. Y en Pennsylvania (EE.UU.), un estudiante de 8º curso fue condenado por colgar una imagen de la cabeza cortada de su profesora de Álgebra junto a un letrero pidiendo 20 dólares para pagar al asesino.

La cada vez mayor frecuencia de casos como los recogidos en el libro evidencian la necesidad de contar con una serie de parámetros que, como en este estudio, tienen en cuenta tanto la perspectiva del acosado como la del acosador, a menudo, víctima también, a su vez, de esta crueldad social.

En el nº 2.716 de Vida Nueva.

Actualizado
16/07/2010 | 08:33
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