Editorial

Preguntas en tiempos inciertos

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Publicado en el nº 2.714 de Vida Nueva (del 3 al 9 de julio de 2010).

Hay en la Iglesia actual una serie de preguntas que cada día se repiten en diversos ámbitos: ¿Qué hacer? ¿Cómo responder a los retos? ¿Cómo actuar ? No son cuestiones nuevas, pero sí son acuciantes y cada vez más reales. Aumentan los interrogantes y cada vez se hace más difícil no sólo dar la respuesta adecuada, sino atinar en ella y ponerla en marcha. Son tiempos de encrucijada, tiempos de reflexión. Preguntas que el mundo se hace, como se las hace también la Iglesia. ¿Qué hacer para ser creíbles en la sociedad? ¿Qué hacer para anunciar a Jesucristo con obras y palabras al hombre de hoy? ¿Qué hacer para llegar a todos y ofrecer a todos el mensaje del Evangelio? ¿Qué hacer para que cada día la renovación en el interior de la misma Iglesia sea más viva, más evangélica, más real, más radical? ¿Qué hacer cuando, como viene sucediendo en estos años, el ministerio sacerdotal se ha visto lacrado y traicionado por los pecados y delitos de algunos de sus ministros? ¿Qué hacer cuando el mundo cuestiona nuestra identidad misma? ¿Qué hacer en tiempos de increencia, en tiempos de inclemencia, en tiempos de desaliento y desamparo?

La juventud busca el futuro mientras en las familias se vive desazón e intranquilidad. La crisis económica genera nuevas situaciones de desamparo en donde los más pobres se sienten zaheridos y la sociedad de la cosmética ha sustituido a la de la ética. La Iglesia misma se siente zarandeada por crisis internas que hacen olvidar la misión esencial, poniendo acento en aspectos no prioritarios. Aumenta el abandono de muchos cristianos, la secularización de la sociedad es cada vez mayor y asoma la suciedad en algunas instituciones eclesiásticas. Sin caer en el catastrofismo apocalíptico, admitiendo grandes bondades en la Humanidad y en la Iglesia, no podemos cerrar los ojos a la realidad. Urge un ejercicio de responsabilidad: dar respuesta al hombre de hoy. Ya la Gaudium et Spes lo hizo en su momento, y en ella encontramos hoy claves de actuación y motivos para seguir creyendo en el hombre y en la Iglesia que se acerca a él para ofrecerle el mejor de los regalos, Jesucristo. Ante la pregunta qué hacer, la respuesta para el cristiano está en Él.

En el Pliego que hoy publica Vida Nueva, se hace un repaso a los grandes desafíos que la Iglesia tiene hoy, de cara al futuro. Aquí está el gran reto y la misión. Es necesario un nuevo Pentecostés, un cambio radical, una conversión interna. El mundo espera respuestas. La Iglesia ha de empezar dándoselas a sí misma. Solo así podrá darlas a los demás.

Un viejo planteamiento latino decía que, ante situaciones difíciles, lo primero que hay que hacer es serenarse y preguntarse: Qui prodest? Hay que reflexionar, descifrar los signos de los tiempos, escuchar la Palabra de Dios, aprender de la Iglesia en el misterio de la más genuina comunión de los santos, dialogar con los hermanos y tomar decisiones concretas, llevarlas a cabo con energía y tesón. Y, siempre, sin perder la esperanza. Es la única forma de salir adelante en este laberinto de preguntas en el que nos ha encerrado una sociedad con pocas certezas y con muchas dudas; o con muchas certezas personales que sólo hacen aumentar las dudas.

Con este Pliego queremos ayudar a mirar la brújula. Hace falta un GPS que nos ayude a encontrar el camino. En estos meses veraniegos, con más tiempo para el descanso y la reflexión, es bueno mirar las coordenadas que la Iglesia ofrece: Evangelio, mirada a lo fundamental, camino claro, Jesucristo, en definitiva. La renovación tiene en Él su más genuina fuente.