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Cosechar los frutos


Este libro de Walter Kasper (Sal Terrae, 2010) es recensionado por Pedro Langa.

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Cosechar los frutos. Aspectos básicos de la fe cristiana en el diálogo ecuménico

Autor: Walter Kasper

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander

Páginas: 248

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(Pedro Langa Aguilar, OSA) Sal Terrae publicó ya otro libro de Kasper titulado Sacramento de la unidad. Eucaristía e Iglesia (VN, nº 2.482). Vuelve ahora con éste sobre un aspecto dialógico de la causa ecuménica: sus frutos. Aquél pretendía ser “una primera ayuda teológica y pastoral” en el Año de la Eucaristía. Éste llega con aire cosechero en torno a los diálogos oficiales de la Iglesia católica con luteranos, reformados, anglicanos y metodistas durante los últimos 40 años. Estamos, pues, ante una fuente de primera mano y de valor impagable en el tema de la unidad pancristiana, como es la que representan, por un lado, el presidente del dicasterio ocupado del ecumenismo, y por otro, los diálogos con el mundo protestante de dichas Iglesias –“cuatro interlocutores de los que todavía estamos separados”– durante los años posteriores al Vaticano II.

Pero la importancia de la obra proviene, además, de otras razones acaso más sólidas. El cardenal Kasper no sólo lleva muchos años al frente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad, de suyo ya un factor de peso, sino que es una primerísima figura en el panorama teológico internacional, que se ha trabajado a fondo no pocos de los documentos que conforman el expediente de las comisiones mixtas encargadas de sacarlos a flote y, muy en particular, los de estas páginas. Que nos detalle por dentro esa labor, que nos explique su autorizado punto de vista, que nos avance, en fin, todo un programa para “el consenso y la convergencia”, ofreciéndonos un mapa para el progreso ecuménico, es servicio muy de agradecer y aplaudir. Y que tengamos a la vista un estudio en el que se recogen, no ya cuestiones generales, aspectos secundarios, hojarasca anecdótica, sino “los temas fundamentales de los diálogos” (Jesucristo, la Santísima Trinidad, la justificación, la Iglesia, el Bautismo y la Eucaristía) es, igualmente, tarea merecedora de plácemes y gratitud.

Doctor honoris causa por Comillas, los jesuitas han tenido el acierto de corresponderle también, desde ST, con estas magníficas publicaciones. Decía él años atrás: “Yo he trabajado siempre la Teología en contexto ecuménico. Desde el principio he pertenecido al Diálogo Mixto Luterano-Católico…”. Mucho le deben la elaboración y redacción del Documento luterano-católico sobre la Justificación, y mucho otros textos del menester dialógico aquí no recogidos.

Antes de recibir la púrpura, ya era él muy admirado y querido entre católicos, luteranos y ortodoxos. Su trabajo en el movimiento ecuménico revela una personalidad teológica fuera de lo común, con peso específico tal vez nunca igualado por sus predecesores en el dicasterio. Kasper se conoce el ecumenismo al dedillo, por dentro y por fuera, a base de libros y merced sobre todo a una fecunda experiencia; de ahí su cerrada negativa, vistos los copiosos frutos, a cualquier asomo de pesimismo. Dice y no se cansa que, a la vista de lo cosechado durante más de 40 años, tenemos sobradas razones para estarle agradecidos al Señor e impedir que se apoderen de nosotros el desaliento y la frustración. Así de rotundo suena: “Hemos logrado más de lo que podíamos imaginar o soñar hace cuarenta años” (p. 29).

Los cuatro diálogos bilaterales aquí expuestos indican, a su juicio, la existencia de una común comprensión básica del Evangelio y el convencimiento de que lo que necesitamos es, ante todo, ecumenismo básico: una renovada comprensión y apreciación recíproca de nuestra fe común como se expresa en los símbolos de fe compartidos.

Obra, en suma, imprescindible para quien se proponga conocer a fondo, en el movimiento de la unidad, la clave de los diálogos teológicos.

En el nº 2.714 de Vida Nueva.

Actualizado
02/07/2010 | 08:34
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