La trampa de Bélgica

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

En Bélgica se acordó abordar los abusos sexuales del clero creando una comisión, amparada por la Iglesia, el Gobierno y el Colegio de Fiscales, y presidida por el psiquiatra Adriaenssens. Recogieron expedientes respetando (¡oh, sagrado derecho!) la voluntad de las víctimas que no querían ver sus nombres publicados, y seguían limpiando el patio con cordura, colaboración y honestidad. La Justicia belga los dejó entrar en la ratonera para cerrar la puerta. Como hizo Franco. Dejó que tras el golpe de Casado los comunistas entraran en la cárcel, con promesas de una paz negociada. No fue así. Casado le hizo el trabajo al vencedor, que los encontró a todos encarcelados. Pedir colaboración con la Justicia no es ponerse de rodillas ante ella. Hay fueros internos que no se pueden violar. La Iglesia está demostrando que, en estos crímenes, no es ella el problema, sino parte importante de la solución. No es la pedofilia un “pecado católico” ni puede consentirse que se haya abierto la veda para una cruzada que, a propósito de un delito, quiera minar la credibilidad de una institución que da sopas con onda a otras, incluyendo a la propia judicatura que en estos días nada en aguas turbulentas.

Publicado en el nº 2.714 de Vida Nueva (del 3 al 9 de julio de 2010).

————

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir