La pobreza, responsabilidad de todos

Cáritas propone medidas para luchar contra ella

(M. de Miguel / M. V. Lara) Estar de parte de la justicia y de la superación de la pobreza no es una situación fácil, pero debemos estar convencidos de que es la batalla a vencer si queremos que en verdad este mundo sea –humanamente– posible”. Las palabras con las que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Cáritas Internacionalis, abrió el Congreso Europeo sobre Pobreza y Exclusión Social, resumen el propósito por el que más de un centenar de expertos procedentes de 48 Cáritas nacionales de toda Europa, junto a un grupo de portavoces de las delegaciones diocesanas españolas, se reunieron en Madrid los días 4 y 5 de junio: crear una plataforma de debate y análisis sobre la extrema situación en la que viven 84 millones de personas en Europa y que comparten más de mil millones en todo el mundo.

Alentados por la urgencia, como dijo el cardenal, de “reeducarnos en cristianismo, en humanidad”, los participantes en esta iniciativa impulsada por Cáritas Europa y Cáritas Española, mostraron el día a día de la ayuda que esta entidad de la Iglesia católica realiza con los últimos para, a partir de ahí, apelar a la responsabilidad de los gobernantes. La declaración de 2010 como Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social y la inminente aprobación, el 17 de junio, de la Estrategia Europa 2020 refuerzan la oportunidad del encuentro. Del mismo modo, la elección de Madrid como sede respondió a que España ostenta la Presidencia del Consejo la Unión Europea.

E. Gillen (derecha), acompañado de S. Mora y J. Nuño

Las jornadas estuvieron dirigidas por los presidentes de Cáritas Europa, Erny Gillen, Cáritas Española, Rafael del Río Sendino, y el nuevo secretario general de Cáritas Europa, Jorge Nuño Mayer. Con objeto de construir una perspectiva lo más poliédrica posible del fenómeno de la pobreza, intervinieron representantes de la institución en todo el mundo.

Radiografía de España

“Llueve sobre mojado” reza el refrán, y, lamentablemente, en el caso de los más desfavorecidos esto se cumple a rajatabla. Así lo evidencia cómo se han disparado los niveles de pobreza y exclusión social en los últimos dos años, tal como se recoge en la encuesta, presentado en el marco del congreso, sobre cuál está siendo el impacto de la crisis en la cohesión social en España. El punto de partida son los niveles constatados en 2007 en el VI Informe FOESSA, justo antes de que la crisis financiera internacional hubiera hecho ver sus efectos en el mercado de trabajo. Dos años después, en el segundo semestre de 2009, el servicio de estudios de Cáritas, bajo la coordinación del profesor de la Universidad de Navarra y miembro del Consejo Científico de la Fundación FOESSA, Miguel Laparra, realizó una segunda encuesta, con el mismo cuestionario y muestra.

Los resultados confirman que, en conjunto, los niveles de exclusión social han aumentado un 13,5% en este período. Si en 2007 había un 48,9% de la población que estaba integrada, ese porcentaje se ha reducido al 35,2% en 2009. De igual modo, si en el año de elaboración del informe se constataba que había un 34,9% de población en situación de integración precaria, en 2009 sube al 46,3%. Y si hace dos años era un 16,0% el nivel de la población en situación de pobreza moderada, en 2009 el índice es de un 19,6%.

“Todavía hoy, en un contexto de gran incertidumbre económica, con las previsiones más optimistas apuntando a una recuperación muy lenta del empleo durante los próximos años y el anuncio de políticas restrictivas que podrían afectar a los mecanismos de distribución y protección social, parece claro que el impacto social de la crisis está lejos de agotarse”, afirman los expertos.

Las crisis ha acentuado el perfil femenino de la exclusión social y también ha tenido incidencia en los hogares jóvenes, en los inmigrantes, en los hogares con personas dependientes y en aquellos núcleos familiares vinculados a entornos más deteriorados.

Al utilizar la misma muestra  se han podido identificar cambios reales en familias concretas. Un 58% de los hogares han experimentado algún cambio significativo entre los espacios que van de la integración a la exclusión (integración, integración precaria, exclusión compensada y exclusión severa). A juicio de los expertos, esto implica que “muchos hogares han visto aparecer en estos años determinados problemas sociales que antes no tenían (un 36% pasa a condiciones peores) y que, al revés, también muchos han resuelto, a pesar de la crisis, los problemas que antes limitaban su participación en la sociedad (el 22% mejora la situación significativamente).

Este proceso de fluctuación tan amplio –arguyen– “ha debido de transmitir al conjunto de la población española una sensación de intensa vulnerabilidad, de que los logros alcanzados y los éxitos conseguidos pueden diluirse fácilmente, lo que se une a una incidencia amplia de los problemas sociales que configuran lo que se ha llamado como precariedad integrada, sin llegar a constituir bolsas de grupos excluidos en la mayoría de los casos”. Pero también ven estos cambios la importancia de “políticas activas y del desarrollo de los diversos servicios que traten de prevenir en lo posible los procesos de caída”.

“La gravedad de esta diagnosis, más allá del deterioro que señala de los indicadores de relación social, es lo que supone de destrucción del tejido básico”, opinó Sebastián Mora, secretario general de Cáritas Española. “Este hecho supone para Cáritas y para toda la sociedad un verdadero reto, ya que además de trabajar a medio y largo plazo para recuperar el poder adquisitivo de todas estas personas, habrá que dedicar la mayor prioridad a la restauración del tejido social que se está perdiendo”.

Propuestas “desde los pobres”

Uno de los objetivos de este congreso es que el tema de la pobreza se convierta en una prioridad política. Por ello, durante las sesiones se presentaron una serie de propuestas de políticas sociales para el período 2010-2020 que, tanto Cáritas Europa como Cáritas Española, han elaborado en los últimos meses y que serán remitidas a la presidencia semestral de la UE, que desempeña el Gobierno de España, con vistas a su inclusión en la Agenda Social Europea EU 2020.

Según Mora, “lo que presentamos son propuestas hechas desde los pobres. Son varias, pero las resumiría en una: nunca en la historia de la humanidad, pero hoy menos que nunca, es posible legitimar que existan más de 80 millones de pobres en Europa”. Entre las propuestas preparadas por la Confederación Europea figuran la de reducir en un 30% la cifra de 84 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza. Para lograrlo, se propone aplicar la estrategia de Inclusión Activa para la (re)integración social a través del empleo en su diseño original, desarrollando plenamente sus tres pilares: ingresos mínimos, acceso a servicios y políticas activas de empleo.

Asimismo reclama la erradicación de la pobreza infantil, de manera que para 2020 se reduzca en un 70% los menores que viven en familias por debajo del umbral de pobreza, comparado con la de 2010.

Las propuestas, aprobadas durante la Conferencia Regional de Cáritas Europa –entre el 1 y el 3 de julio en el municipio madrileño de El Escorial–, abordan también la necesidad de mejoras en los ámbitos de la educación y la formación; la participación e integración de personas en riesgo de exclusión, como migrantes, minorías étnicas, enfermos de sida y personas con discapacidad; o el desarrollo sostenible, de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Por su parte, Cáritas Española ha puesto a punto un documento de propuestas muy concretas y específicas dirigidas a avanzar hacia un modelo social en el que desaparezcan las situaciones de pobreza y exclusión más graves; a que los niveles de protección social y de seguridad y confianza de la población sean mayores; y a que las personas, colectivos, territorios y países con más dificultades cuenten con mecanismos para su incorporación social y su desarrollo integral.

Están orientadas hacia cuatro objetivos generales, que se concretan, a su vez, en objetivos específicos alcanzables para 2020, con medidas que los hagan efectivos. Entre esos objetivos está el de erradicar las manifestaciones más graves e injustas de la pobreza y exclusión social, frenar las causas y círculos generadores de vulnerabilidad, fomentar los procesos de integración y convivencia, y desarrollar y mejorar la gobernanza de las políticas sociales.

“No creemos que presentamos propuestas serias; creemos que presentamos propuestas de pura humanidad”, afirma Sebastián Mora, quien, no obstante, sospecha que “no es el momento más adecuado para que nos escuchen, porque la voz que no se quiere escuchar hoy es la de los pobres”.

En el nº 2.711 de Vida Nueva.

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