Los sacerdotes deben impulsar la acción caritativa

El mensaje episcopal con motivo del Corpus Christi llama a erradicar la pobreza

(Marina de Miguel) No puedo vivir el ministerio si no es en este horizonte de presencia con los pobres y con los jóvenes”. El testimonio de Luis Carlos Oliden Landeta, miembro del movimiento de fraternidad ADSIS y párroco de Santa Marta, en Valencia, ejemplifica la llamada a impulsar la acción caritativa que la Comisión Episcopal de Pastoral Social, dentro de la celebración del 150º aniversario de la muerte del Cura de Ars, dirige a los presbíteros con motivo del Día de la Caridad (Corpus Christi). “Los sacerdotes no son únicamente los hombres del culto y de la palabra, son hombres de la caridad y tienen una tarea muy importante que realizar en la animación de la caridad y en la misión de presidir a la comunidad en la caridad”, se afirma en el texto, titulado El sacerdote, hombre de la caridad, en el que invitan a reconocer el servicio de los sacerdotes en este ámbito y agradecer lo mucho que Cáritas debe a este ministerio.

“Mi vocación sacerdotal es mi vocación ADSIS. No las puedo concebir de forma separada. Todo mi ministerio sacerdotal es de la caridad y todo ministerio de la caridad lo desarrollo como cura que soy”, explica el párroco para mostrar que, como afirman los obispos en el mensaje, los presbíteros “están llamados a hacer de su vida una ofrenda viva al servicio de los hermanos, de tal manera que su amor a los otros encuentre su mayor realización en la propia entrega”. Este sacrificio, continúa la nota, se expresa de manera sacramental en la Eucaristía y de manera existencial en el servicio a los pobres.

En este sentido, la Comisión señala que deben asumir la tarea de impulsar esta acción dentro de la comunidad, ya que “no consiste en monopolizar la acción caritativa y social, como si fuera algo que compete sólo al sacerdote, sino en sensibilizar a la comunidad sobre la dimensión caritativa y social de la vida cristiana, promover la corresponsabilidad, implicar en ella a los órganos de comunión y participación de la comunidad parroquial y favorecer la coordinación de la acción caritativa y social tanto en el ámbito intraeclesial como en el social”.

El mensaje de los obispos termina recordando que 2010 ha sido declarado por la Comisión Europea Año de lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social: “Oigamos el clamor de los 78 millones de pobres que viven en Europa y trabajemos por superar esta injusticia social que afecta a la dignidad de las personas y a los derechos humanos de un modo inadmisible”, concluyen, indicando que este hecho resulta más dramático cuando la sociedad dispone de los recursos necesarios para erradicar la pobreza.

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EDUCAR EN EL ACOMPAÑAMIENTO


“El sacerdote debe de dejar todo el protagonismo a las personas que quieren ser solidarias y ayudarlas dándoles la formación necesaria tanto técnica como espiritual”, señala Luis Carlos Oliden Landeta para destacar la importancia de “enseñar a acompañar, a saberse sostenidos y animados desde el Evangelio”. Después de trabajar con personas privadas de libertad en las cárceles del País Vasco, atender a jóvenes drogodependientes y enfermos de sida, y dirigir un Centro de día para menores y mujeres maltratadas en Gran Canaria, este sacerdote fue destinado a la Parroquia de Santa Marta, ubicada en uno de los barrios más humildes de Valencia, donde conviven personas de nueve nacionalidades. La principal tarea de la Cáritas Parroquial, que cuenta con 64 voluntarios, es “ser una comunidad de integración, donde todos sientan las necesidades de los demás como suyas, igual que los medios para solucionarlas”. En una primera fase, se ocupan de la atención de las necesidades más básicas de 124 familias. Pero también cuentan con diversos proyectos de promoción de la persona: apoyo escolar y educación en valores; cursos de alfabetización y capacitación para la mujer; atención y asesoramiento al inmigrante, etc.

Esta labor es posible gracias a la solidaridad que, según comenta, no se ha visto afectada por la crisis. “No sólo hay más conciencia comunitaria, sino que se han duplicado los donativos”.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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