La Iglesia peruana pide recuperar la ética frente a la corrupción

Héctor Miguel Cabrejos

(Luis Llontop S.– Lima) Testigo de los escándalos de corrupción que afectan a diversas instancias públicas y privadas (varios funcionarios han sido denunciados por vender terrenos del Estado lejos de su valor real para beneficiar a miembros del partido gobernante), la Iglesia de Perú ha hecho un llamamiento “a una ética pública y a recuperar los valores ancestrales que deben regir el destino de todas las instituciones del país”.

Bajo el título Recuperemos la ética pública. La corrupción afecta a los más necesitados, el presidente de la  Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y arzobispo de Trujillo, Héctor Miguel Cabrejos, emitió recientemente un pronunciamiento en el que denuncia “el uso ilegal de los recursos del Estado y la utilización de los poderes públicos en beneficio de quienes ejercen autoridad o influencia política en lugar de estar al servicio de las personas, perjudican al pueblo en su conjunto, pero principalmente a los más pobres”, que “pierden o disminuyen su acceso a los servicios de salud, vivienda, educación…”. Asimismo, la corrupción “menoscaba la legitimidad de las instituciones e incentiva el abuso de poder, con lo cual se atenta contra la dignidad humana y se debilita la gobernabilidad democrática del país”.

En la línea del Compromiso ético por el Perú –surgido de la Iniciativa Nacional Anticorrupción que presidió en 2001 el obispo del Callao,  Miguel Irizar–, el prelado franciscano subraya que “la lucha contra la corrupción constituye una necesidad nacional y un mandato urgente que los sectores más altos del gobierno deben asumir institucionalmente”. En este sentido, se pregunta “qué organismo estatal asumió el plan de lucha contra la corrupción luego de la desactivación de la Oficina Nacional Anticorrupción; y de qué forma se está fortaleciendo el rol fiscalizador de la Contraloría General de la República”.

Una reciente encuesta publicada por el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica ha mostrado la enorme preocupación de la ciudadanía frente a la corrupción, un problema muy grave para el 94% de los entrevistados, si bien un 53% cree que se puede acabar con ella.
El presidente de la CEP concluye reconociendo que “la corrupción es difícil de contrarrestar porque adopta múltiples formas” y que “el hecho mismo de denunciarla requiere valor”. Por eso, Cabrejos sostiene que, “para erradicarla se necesita, junto con la voluntad tenaz de las autoridades, la colaboración generosa de todos los peruanos, sostenidos por una fuerte conciencia moral que nunca debe de perderse para el bien de todos, especialmente de los más necesitados”.

En el nº 2.709 de Vida Nueva.

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