El Papa en Oporto: “Llevo en el alma la cordialidad de vuestra acogida”

Última etapa del viaje apostólico a Portugal de Benedicto XVI

(M. GómezEnviada especial) El viernes 14 de mayo amaneció lluvioso en Oporto, pero no impidió a cerca de 120.000 personas acercarse a participar en la misa que Benedicto XVI ha presidido en la Avenida de los Aliados. Ha sido la última etapa de un viaje apostólico (el 15º de su pontificado) que durante cuatro días ha llevado al Papa también a Lisboa y a Fátima. Hoy el Pontífice a vuelto a alentar a los fieles: “Es necesario que os hagáis, conmigo, testigos de la resurrección de Jesús”.

Después de su estancia de dos días en Fátima (muy especial para él, confirman fuentes de su entorno), el Papa salió esta mañana en helicóptor hacia Oporto, donde aterrizó a las 9:30 h. (hora local), siendo recibido, además de por las autoridades civiles, por un grupo de 83 niños de las parroquias de Gaia. En el trayecto en papamóvil hacia el lugar de la celebración, Benedicto XVI pudo estar más próximo a la gente que se agolpaba en las calles, que en sus recorridos en Lisboa.

“‘Es necesario que uno se haga con nosotros testigo de la resurrección’, decía Pedro. Y su Sucesor actual os repite a cada uno de vosotros: hermanos y hermanas míos, es necesario que os hagáis, conmigo, testigos de la resurrección de Jesús”. Éste ha sido el llamamiento que Benedicto XVI ha hecho a los fieles durante la homilía, continuando: “Si no fuérais vosotros sus testigos en vuestro propio ambiente, ¿quién lo sería en vuestro lugar?”.

El Papa ha recordado que el cristiano es “un misionero de Cristo enviado al mundo”, en los “diversos sectores de la sociedad”, para que “todas las situaciones de flaqueza y muerte se transformen, por el Espíritu, en ocasiones de crecimiento y vida”, dijo, insistiendo en el mensaje que ha repetido en otros discursos pronunciados en este viaje a Portugal.

Enfrentar nuevos desafíos

En un contexto en el que se ha trastocado el marco antropológico, cultural, social y religioso de la humanidad -considera el Pontífice-, “hoy la Iglesia está llamada a enfrentar nuevos desafíos y está pronta a dialogar con culturas y religiones diversas, procurando construir junto a cada persona de buena voluntad la pacífica convivencia de los pueblos”. Por eso ya no se puede pensar en parámetros geográficos: “Nos esperan no sólo los pueblos no cristianos y las tierras distantes, sino también los ámbitos socioculturales y, sobre todo, los corazones, que son los verderos destinatarios de la actividad misionera del pueblo de Dios”.

“Nada imponemos, sino que siempre proponemos”, señaló, asegurando que “todos, al final, nos piden” la esperanza, “incluso aunque parezca que no. Por experiencia propia y común, bien sabemos que es Jesús por quien todos esperan”.

Salir al encuentro de los demás

En otro momento de la homilía, Benedicto XVI ha advertido que no basta con confiar en las palabras de Jesucristo, “estaré siempre con vosotros”, porque urge una presencia activa: esa certeza, ha dicho, “no nos dispensa de ir al encuentro de los demás. Tenemos que vencer la tentación de limitarnos a lo que tenemos, o juzgamos tener, nuestro y seguro”.

“¡Sí! Estamos llamados a servir a la humanidad de nuestro tiempo, confiando únicamente en Jesús”, ha añadido.

Ceremonia de despedida

A las 13:30 h. tuvo lugar la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Sá Carneiro (Oporto), en la que Benedicto XVI se ha despedido del país. “Llevo guardada en el alma la cordialidad de vuestra acogida afectuosa, la forma tan calurosa y espontánea en la que se han cimentado los lazos de comunión con los grupos humanos con los que he podido contactar (…). En ese momento de despedida, expreso a todos mi sincera gratitud”.

En sus últimas palabras a los portugueses, “fieles católicos o no”, les ha pedido que “no deje de crecer entre vosotros la concordia, esencial para una sólida cohesión, camino necesario para enfrentar con responsabilidad común los desafíos con los que os debatís”.

Tras asegurar que “en Fátima he rezado por el mundo entero pidiendo que el futuro traiga mayor fraternidad y solidaridad, un mayor respeto recíproco y una renovada confianza en Dios”, deseó: “Que mi visita se vuelva incentivo para un renovado impulso espiritual y apostólico”.

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LOS HITOS DEL VIAJE:

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CRÓNICAS:

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