Pedro María Lahora: “Lejos de nosotros la ocultación”

Superior Provincial de San Viator

(Miguel Ángel Malavia) Coincidiendo con el estupor que ha surgido en la opinión pública el conocimiento de abusos sexuales a menores por parte de religiosos y sacerdotes en países como Irlanda, Holanda o Alemania, ha salido a la luz un posible caso en nuestro país. Tras su detención en Chile en agosto, el religioso de San Viator José Ángel Arregui, ha sido condenado a dos años por la Justicia chilena por poseer cientos de cintas con pornografía infantil. Contendrían los abusos sexuales que, presuntamente, él mismo habría cometido entre 1992 y 2003 en centros educativos que la orden posee en Madrid, Vitoria y Basauri. También se ha registrado otra denuncia, vinculada al religioso, en un colegio San Viator de Huesca. La Justicia española podría solicitar su extradición para juzgarle por los abusos. El Superior Provincial de San Viator, Pedro Mª Lahora, ha dado un paso al frente para ofrecer todo su apoyo a las posibles víctimas.

¿Cuál es el sentimiento de la congregación ante las acusaciones que recaen sobre uno de sus miembros?

El sentimiento de la congregación es de asombro, dolor y consternación, unido a un planteamiento claro de condena sin paliativos de los hechos que se le imputan. Estamos doloridos en nosotros y sobre todo en las posibles personas que han podido ser afectadas directamente por esos condenables actos. A esas personas ofrecemos nuestro apoyo, nuestra solidaridad y nuestra asistencia. La consternación se ahonda cuando pensamos en el mal producido a la Iglesia, a la congregación, a las comunidades educativas, a las personas en concreto.

El Papa está siendo muy claro en este tema. En su Carta a los católicos de Irlanda señala el camino a seguir: tolerancia cero, huir de la ocultación o el alejamiento del problema y total colaboración con la Justicia. En San Viator han seguido esas directrices al pie de la letra…

Desde el principio, nuestro actuar ha sido de plena colaboración con la policía judicial en la investigación. El propio sumario constata esta actitud por nuestra parte. Y seguimos colaborando con claridad con la Justicia, lejos de nosotros la ocultación. Hemos afrontado el problema, hemos dado la cara ante la sociedad, con profundo dolor; y seguiremos afrontando con el apoyo de nuestros hermanos y del Señor lo que nos venga.

Como señalaba antes, lamentan el daño que, más allá del resultado final de las investigaciones, ya se ha producido a la reputación de sus centros y a la de la propia Iglesia… ¿Puede calar en la sociedad la idea de que en la Iglesia los abusos están fuertemente extendidos?

La situación es de mucha confusión y oportunismo. Pero no hay que negar la realidad de los hechos constatables. Nosotros sufrimos con la Iglesia y sufrimos con todos los miembros de nuestras comunidades y de los miembros de la comunidad educativa, con los antiguos alumnos y con las muchas personas allegadas a lo viatoriano. Y apoyamos las medidas que, desde la decisión judicial, lleven a las personas que han realizado estos hechos “a asumir las responsabilidades de los pecados que habéis cometido”, como dice el Papa.

En nuestro caso, ha sido un hecho puntual, dentro de una historia de más de cien años de labor educativa. Miles de alumnos y de profesores avalan nuestro buen hacer. Nos toca afrontar esta realidad única y, la verdad, es que han sido muchas las muestras de apoyo a nuestra labor, incidiendo en la bondad de la labor realizada y lamentando que la acción de una persona empañe esta trayectoria. En verdad que se lo agradecemos. En nuestros centros, las comunidades educativas, adecuadamente informadas, han respondido con madurez  y sentido de equilibrio.

¿Han recibido apoyo por parte de la Conferencia Episcopal estos días?

Han sido muchas las muestras de apoyo y solidaridad recibidas. Destacamos las de FERE y CONFER, y de algunas congregaciones. Igualmente de los obispos y los organismos diocesanos de Bilbao, Vitoria, Huesca, Madrid o Valladolid. Y nos pareció muy adecuada la intervención del obispo de San Sebastián. Agradecemos especialmente estas muestras, pues nos confortan más cuando vienen del interior de la propia Iglesia.

En el nº 2.701 de Vida Nueva.

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