Parroquias que fomentan la acogida y la convivencia

La Iglesia llama al diálogo y a la integración tras los sucesos de Salt

Salt(Marina de Miguel) “La convivencia existe en Salt, y no es mala, teniendo en cuenta la diversidad de culturas y credos que hay y los problemas de pobreza que han aumentado por la crisis económica”, recalca Josep Casellas, rector de la parroquia de Sant Jaume que, junto a la de Sant Cugat, se ocupa de este municipio de Girona donde el 43% de la población es inmigrante. El pasado 22 de febrero, dos centenares de vecinos se manifestaron ante el Ayuntamiento, una protesta que derivó en varios altercados protagonizados por un grupo de personas que culpabilizaban a los inmigrantes del aumento de la delincuencia registrada. Estos sucesos han puesto sobre la mesa las dificultades existentes en la integración de inmigrantes, así como la radicalización de posturas xenófobas.

Salt-2“No hay que magnificar las tensiones, existe una problemática social debido a la pobreza, a la falta de conocimiento mutuo y los prejuicios que a veces la gente tiene con respecto a la población emigrada, que ha crecido de forma excesiva en los últimos diez años. Pero no hay un clima tan crispado como dicen los medios de comunicación”, explica el párroco añadiendo que en las primeras protestas participaron inmigrantes que habían sufrido robos en sus comercios, por lo que no se trata de un problema de convivencia o rechazo hacia el extranjero.

Para que la crispación social no se convirtiera en caldo de cultivo de posturas más radicales o xenófobas, las dos parroquias redactaron un comunicado en el que reiteraban su voluntad de trabajar por el respeto, el diálogo y la buena convivencia: “La solución de los conflictos no está en los enfrentamientos, sino en el respeto y el diálogo, que aseguran una buena convivencia”, se podía leer en la nota.

Salt-3“La labor de la Iglesia es potenciar el diálogo con las diferentes confesiones, esforzarse en la lucha contra la pobreza y también mentalizar a los fieles de que hay que tener una actitud de acogida, una actitud positiva hacia los demás”, señala Casellas, a la vez que reivindica una mayor implicación de las autoridades competentes, ya que las parroquias no tienen medios ni recursos para solucionar todos los problemas de la vida pública. “Es cierto que ya están haciendo esfuerzos para evitar situaciones como la ocurrida, pero deberían invertir más en esta tarea social tan necesaria”.

En su contribución a derribar las barreras del desconocimiento, la Iglesia de Salt participa en la Mesa Permanente de Diálogo Interreligioso, creada hace ya año y medio con el fin de establecer una armonía entre las principales confesiones de la ciudad. Coordinado por Josep Maria Blanco, colaborador de la Unesco en Cataluña, este organismo celebra reuniones de carácter bimensual con las que se pretende conocer a fondo cada una de las comunidades religiosas existentes y establecer nexos de unión. Pese a que reconoce que muchos de los inmigrantes son laicos, por lo que el campo de actuación de la mesa está limitado, el grado de implicación de los integrantes ha hecho que se avance significativamente hacia el mutuo entendimiento y la tolerancia.

A su juicio, la labor que está realizando la Iglesia en la ciudad es crucial para la comprensión del fenómeno migratorio, pues se trata de “un problema de educación que requiere mucho tiempo y, lamentablemente, sucesos puntuales como el vivido a finales de febrero tiran por tierra la labor callada y sostenida que lleva tanto tiempo realizando”.

Acogida al recién llegado

Salt-4“¡Pocas veces ha saltado Salt a las noticias por imágenes positivas, que también las hay!”, se lamenta Montse Manén, presidenta de Cáritas Salt, por el tratamiento mediático que han recibido los altercados. “Tampoco podemos negar la existencia de minorías en las que hay delincuentes reincidentes u otras que tienen actitudes xenófobas, por eso tenemos que trabajar con más intensidad para lograr una mejor convivencia. Pero nos duele y nos preocupa que estas minorías, además de provocar disturbios (que han sido muy pequeños, si los comparamos con los registrados en otras poblaciones o países) puedan ser ‘utilizadas’ electoralmente o por otros motivos”, apostilla indicando que se trabaja desde muchos frentes para lograr el buen entendimiento entre los ciudadanos.

Salt-5De la misma manera que en el resto de las delegaciones, la gran preocupación de Cáritas Salt son las personas más necesitadas, independientemente de su raza, religión y situación legal porque, según asegura la presidenta, “la erradicación de la pobreza, estar al lado de los que sufren y dar algo de esperanza es nuestro lema”. Así, la actuación se divide en dos vertientes: asistencial (distribución de alimentos, ropa o pequeñas ayudas económicas urgentes para paliar necesidades básicas) y de promoción (orientación laboral, atención escolar, compañía, formación o alojamiento temporal). “El trabajo para la integración y la buena convivencia está presente en todos los proyectos y programas, así como en la formación del voluntariado, que casi llega al centenar”, afirma Manén. Por ejemplo, dentro del Proyecto de Comunidad de Vecinos y Formación de Mujeres, se ha editado el segundo número de la revista Dones, en el que han colaborado mujeres que viven en el municipio, independientemente de su origen. Por esa razón, está escrita en catalán, castellano, árabe y francés.

Salt-6“Todos los grupos políticos y entidades de Salt saben que Cáritas trabaja siempre a favor de la paz, de la necesidad de diálogo y que es la suma de todos los esfuerzos lo que ha de llevar a una mejor convivencia y respeto entre las personas. Nosotros estaremos siempre atentos a los que se encuentran en situaciones de mayor precariedad”, concluye.

 

“Todos son rostros de Dios”

La integración de los inmigrantes es tarea de la Iglesia universal. Así se pudo constatar de nuevo en el Encuentro de Pastoral de Migrantes en las grandes ciudades de Europa, celebrado en Barcelona del 7 al 10 de marzo. En su homilía final, el cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach afirmaba que “la actual realidad migratoria comporta una seria y grave interpelación para todos: individuos, sociedad y sus organizaciones, administraciones públicas e Iglesia”. “Nuestra realidad migratoria impulsa a la población autóctona y a los inmigrantes a avanzar por caminos de universalidad, ya que para la Iglesia no hay nadie, en ninguna parte, que sea forastero”, apela Sistach a la hospitalidad, el rechazo a toda la exclusión o discriminación racial y al reconocimiento de la dignidad de cada persona.

Salt-7“La Iglesia ha sido pionera en todo lo que ha hecho con la emigración, no hay ningún sector que no trabaje en ella. Es una labor de humanidad el pensar que los diferentes rostros que nos trae esta gente son también rostros de Dios”, opina al respecto Teresa Losada, presidenta de la Fundación Bayt-al-Thaqafa, que lleva más de 36 años trabajando por la integración plena de los inmigrantes arabomusulmanes en la sociedad catalana, sin que pierdan su identidad cultural: “La integración es un proceso lento porque antes vivíamos como sociedades monoculturales, monoétnicas, monoreligiosas, pero la apertura a los demás enriquece”.

A raíz de su larga experiencia en este campo, considera que para evitar episodios como los sucedidos en Salt, cuya realidad conoce bien ya que allí ha impartido diversas charlas y conferencias, es prioritario desmontar de una vez por todas los falsos binomios delincuente-inmigrante e inmigrante-fracaso escolar porque son propios de una sociedad de exclusión, no de integración, y contar con más recursos de proximidad. “En el caso de la emigración musulmana, por ejemplo, vivimos de imaginarios falsos pensando que todos son terroristas o fanáticos. Esto es corregible desde la proximidad: conocer es reconocer al otro”, apunta resaltando que el futuro se basa en la convivencia. “Uno deja de ser inmigrante cuando es visto como uno de los nuestros. La distinción nos da una superioridad respecto al otro”.

En el nº 2.700 de Vida Nueva.

Compartir