CEE: “El acto del Rey tiene una cualificación moral distinta”

La Conferencia Episcopal Española (CEE) no está preparando ninguna “exhortación profética” para el Rey Juan Carlos I ante la tesitura que el monarca –católico confeso– tiene ante sí debido a que, en breve, como le obliga la Constitución, habrá de sancionar con su firma la nueva Ley del Aborto tras su aprobación definitiva, el día 24 de febrero, en el Senado.

Así lo reconoció el secretario general de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, a una pregunta, con tintes veterotestamentarios, durante la rueda de prensa conclusiva de la reunión Permanente del Episcopado, cuyos trabajos pasaron prácticamente sin pena ni gloria ante la gran batería de preguntas que los periodistas realizaron sobre lo que ese día, 25 de febrero, era la noticia de la jornada: la aprobación de la polémica reforma legal.

Aunque lo intentó, el portavoz de los obispos no logró despejar del ambiente la duda de que la Iglesia española utilizaba con el monarca un rasero moral distinto al del común de los mortales. Él sí podrá acercarse a comulgar –a diferencia los políticos que hayan dado su voto afirmativo a la reforma– porque “la situación de Su Majestad el Rey al tener que sancionar esta ley es única y, por tanto, los principios generales no son aplicables a una situación única”, señaló Martínez Camino. “Una cosa es lo que hace el Rey, que es único, y otra es lo que hacen los políticos dando su voto, que podrían no hacerlo en uso de su libertad. Tiene una cualificación moral distinta”, abundó el portavoz.

Aún habría de pronunciarse más veces al respecto, por más que intentó desviar el interés de la prensa y advertir que “la atención de hoy hay que centrarla en el hecho triste que es que se convierte en ley un supuesto derecho” al aborto, “una ley que da licencia para matar a los hijos”, subrayó, lo que “es muy grave y muy serio, y donde hay que centrar la atención [es] en el grave retroceso a la protección al derecho inviolable a la vida de los que van a nacer”.

Finalmente, tras otros requiebros periodísticos en la misma línea, zanjó con un “no tengo más que decir sobre este asunto. Podríamos hablar de las implicaciones morales de ese acto que tiene para el Rey, pero la Conferencia Episcopal no lo ha hecho y yo no lo voy a hacer”.

Más información, en el nº 2.698 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, puede acceder a la crónica completa desde aquí.

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