Venancio Blanco: “Los artistas son la continuidad del Creador”

Escultor

Venancio-Blanco(Darío Menor) El español Venancio Blanco es uno de los pocos artistas mundiales, sino el único, que puede presumir de haber sido recibido por cuatro Papas: Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Entre su primer encuentro con un pontífice, cuando tenía 18 años, y el último, que tuvo lugar el pasado 21 de noviembre, ya con 84, han pasado casi siete décadas. En este tiempo, Blanco se ha convertido en uno de las mayores figuras de la escultura contemporánea española. Sus obras, que giran sobre la religión, los toros y el flamenco, cuentan incluso con su propio museo, situado en la sede de la Fundación Mapfre Estudios, de Madrid. También han sido exhibidas en los Museos Vaticanos y en las principales salas de exposiciones de todo el mundo. Miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y ex director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma, Blanco reconoce a Dios como el inspirador de sus obras y define la belleza como “una manera de medir la sensibilidad de los hombres”.

¿Cómo vivió el reciente encuentro de Benedicto XVI con los artistas?

Fue muy hermoso y emocionante. Me acordé mucho de la primera vez que me recibió un Papa, Pío XII, en 1941. En aquella ocasión, nos concedió un encuentro a un grupo de artistas españoles que fuimos premiados tras participar en la primera exposición que se realizó después de la Guerra Civil. Luego fueron Pablo VI y Juan Pablo II quienes también quisieron recibir a los artistas. El momento y las palabras que nos dedicó Benedicto XVI me hicieron rememorar aquellas audiencias anteriores. Cada una de ellas fue diferente: no es lo mismo encontrar a un Papa cuando tienes 18 años que ahora, cuando ya la vida prácticamente me despide. El discurso de Benedicto XVI fue muy hermoso. Después del encuentro, nos regalaron una medalla como recordatorio del evento. Tampoco hay que olvidarse de Pablo VI, que fue el que abrió los Museos Vaticanos al arte contemporáneo.

Una huella que permanece

¿Qué recuerda más del encuentro con Juan Pablo II?

El Papa escribió una Carta a los artistas y luego nos recibió en la Basílica de San Pedro. Incluso algunos pudimos decirle al Pontífice algunas cosas y contarle nuestras experiencias. Recuerdo perfectamente que Juan Pablo II quiso saber de dónde era yo y, cuando le dije que de Salamanca, me habló con mucha admiración de la ciudad. Yo le expliqué que el encuentro significaba un momento muy feliz porque la huella de los artistas de todos los tiempos permanece en la Iglesia, y en ningún sitio es tan evidente como en la Basílica de San Pedro y en los Museos Vaticanos.

Benedicto XVI, en su discurso a los artistas, asocia en todo momento el arte y la belleza. ¿Cree que ambos elementos deben ir siempre ligados o puede haber arte que no sea hermoso?

Venancio-Blanco-2Entiendo que la belleza es una manera de medir la sensibilidad de los hombres. Todos tenemos una parte de sensibilidad, dada por el Creador, que no podía abandonarnos sin una capacidad para entender el arte. La idea lanzada por Benedicto XVI me recordó al proceso de creación de una obra. Se empieza con una intención enorme y, enseguida, aparece la belleza en el recorrido de nuestra idea, jamás la abandonará. Ese recorrido es el mismo que tiene un ser vivo: también comienza con ilusión y va afrontando poco a poco la belleza de su trayectoria, que es la vida, hasta que llega a la muerte. Creo que hay una relación muy directa en el discurso del Papa y el recorrido de una obra hasta convertirse en una pieza de arte definitiva.

¿Cree que el arte constituye una forma de acercarse a Dios?

Por supuesto, no podía ser de otra manera. A los artistas se les ha encomendado la misión de aproximar al Creador y clarificar el camino que lleva hacia él. El arte y la belleza son la luz que iluminan el recorrido hacia Dios, incluso a los que no los entienden. Cada uno desde su cultura, edad y circunstancias siente el arte en su propio cuerpo. Los artistas son la continuación del Creador. Tenemos, por ello, una gran responsabilidad y debemos saber utilizar nuestra libertad. Sin ella no se puede vivir normalmente, pero es fundamental que utilicemos nuestro arte para agradecer al Creador. Hay que hacerlo siempre desde nuestro propio tiempo. Los artistas tienen que inventar una manera de comunicar, aunque no sean reconocidos en su tiempo. La belleza se mostrará y enseñará su camino a Dios. A mí, el dibujo me ha dado momentos estupendos en la vida y soy consciente de que, sin ayuda e iluminación, hubiera sido incapaz de hacer algunas de mis obras.

Responsabilidad

¿Cree, como dejó caer el Papa en su discurso, que los artistas cierran los ojos a la fe como elemento inspirador?

Venancio-Blanco-3Lo que ocurre es que no es fácil tener una idea del Creador. Yo he llegado a ella a través de un largo recorrido. En mi vida me han ocurrido cosas que, si las analizas después, te das cuenta que habría sido imposible que me pasasen sin la presencia de Dios. Sería incapaz de hacer nada si no tuviese momentos de claridad que me vienen gracias al Creador. Luego me queda resolver los problemas que me plantean las obras desde la ilusión, que nunca ha de faltar. Yo me he dedicado mucho al arte religioso y he contado la trayectoria de Cristo. La responsabilidad del artista en esos momentos no es sólo explicar lo que ya te han dicho, sino contarlo de forma diferente para que llegue a más gente y demostrar así que el arte es un don que te ha dado el Creador. Hay que utilizarlo con libertad y obligación de ser diferente en cada momento. Por eso, el arte contemporáneo es un poco complejo y, a veces, hay obras que se han entendido muchos años después. Estas experiencias, que yo las vivo desde la fe, en otros artistas pueden ser diferentes, pero sin esta ayuda divina, el arte, en cualquier caso, no existiría.

Monseñor Gianfranco Ravasi, promotor y organizador de ese último encuentro con los artistas, criticaba en su intervención la repetición de estilos artísticos de otras épocas en los que, a veces, cae hoy la Iglesia. También señalaba que ésta se deja impregnar por la fealdad que afecta a las ciudades contemporáneas. ¿Está de acuerdo?

Al hablar de que la Iglesia se deja llevar por la fealdad hay que tener en cuenta que ocurre lo mismo que en un día de tormenta, cuando la oscuridad te deja sin luz y parece que no existe nada más. Cuando amaina y sale el sol, se descubre que el día es brillante. Para entender el arte contemporáneo, hay que conocer todo lo que ha ocurrido antes y cómo eso ha influido para hacer cosas diferentes. No se puede retroceder. Al trabajar, hay que crear cosas nuevas desde tus conocimientos, sentimientos y formas de contar. Hay que crear para los que nacen y tienen toda la vida por delante. Son ellos los que van a entender esa supuesta fealdad, pero que dentro encierra toda la belleza contemporánea. Es difícil, a veces, acercarse al arte; hace falta una sensibilidad y una visión clara. Esta complejidad explica tal vez porqué el Papa hizo en su recorrido una mención tan continua a la belleza, entendiéndola por la capacidad que cada uno tenemos de ver y sentir.

¿Qué proyectos artísticos tiene en mente para el futuro?

Los años que me queden serán para agradecer a todos los que me ayudaron y, fundamentalmente, para hacer el arte que recoge mi manera de sentir y que sea de este tiempo. Ése es mi empeño desde hace ya bastante tiempo.

dmenor@vidanueva.es

En el nº 2.696 de Vida Nueva.

Compartir