Choques violentos en Nigeria causan cientos de muertos

Los líderes religiosos cristianos y musulmanes emiten un comunicado conjunto de condena

Violencia-Nigeria(M. Gómez) A mediados de enero, durante tres días, la localidad nigeriana de Jos (capital del centro-septentrional Estado de Plateau) ha sido escenario de ataques violentos entre cristianos y musulmanes que han provocado al menos 200 muertos, cientos de heridos y unos 50.000 desplazados. Pasados los disturbios, una vez que el ejército patrulla las calles y se ha impuesto el toque de queda, la ciudad ha vuelto a una relativa calma.

“La situación respecto a los días pasados es más tranquila, pero siguen llegando a los teléfonos móviles mensajes anónimos con amenazas. Me temo que esto forme parte de una estrategia para extender la violencia más allá de Jos”. Ésta es la denuncia del arzobispo Ignatius Ayau Kaigama, quien ha criticado duramente la actuación del Gobierno nigeriano y de los medios de comunicación, nacionales e internacionales, con respecto a estos acontecimientos.

“La difusión de noticias incontroladas incita el ánimo de las personas y alimenta la violencia. Hay que tener cuidado con lanzar noticias que no se han verificado”, denuncia Kaigama a la agencia Fides, dependiente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. “Se ha dicho que la chispa que había causado la violencia había sido el asalto e incendio en una iglesia católica, pero esto no ha sucedido. Repito: hay muchos rumores”.

La violencia estalló el domingo 17, cuado, al parecer, varios musulmanes se opusieron al intento de un cristiano de reconstruir edificios derribados en los enfrentamientos de 2008. Ante las peleas, incendios y asaltos a locales comerciales, las fuerzas de seguridad intervinieron para evitar disturbios como los de noviembre de 2008, uno de los peores choques de los últimos años entre grupos de musulmanes y cristianos en el país, que causó cientos de muertos. Ya en septiembre de 2001 hubo choques sangrientos en los que murieron 900 personas e iglesias y mezquitas fueron incendiadas.

El arzobispo de Jos sostiene que no se trata de una violencia religiosa, sino debida a cuestiones políticas, sociales y étnicas. Kaigama culpa también a la inoperancia del Gobierno nigeriano, que no se ocupa de la seguridad de la población ni de los servicios sociales (que suple la Iglesia, indica el arzobispo) y que no ofrece trabajo ni perspectivas a los jóvenes.

En un comunicado del Consejo Interreligioso de Nigeria (NIREC), difundido por Fides el 22 de enero, los líderes religiosos cristianos y musulmanes condenan los hechos de Jos e invitan a trabajar por la paz y la reconciliación: “La vida humana tiene que ser respetada, protegida y preservada por todos los hombres y las mujeres que afirman creer en Dios, bajo cualquier nombre”.

“Resolver cualquier tipo de disputa a través de la violencia y el derramamiento de sangre es un acto impío. La violencia no resuelve los problemas, los empeora”, sigue el texto, en el que se insta al Gobierno nigeriano y a las distintas agencias de seguridad a permanecer alerta.

En el nº 2.693 de Vida Nueva.

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