El Episcopado reivindica su voz y misión en una Venezuela dividida

Los prelados, reunidos en asamblea, reclaman un “clima de respeto, justicia y libertad” en este año electoral

Dinero-venezolano(Andrés Cañizález– Caracas) Que los miembros la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) reivindiquen en un mensaje su rol pastoral no es algo nuevo. Cada cierto tiempo, los prelados le recuerdan a la sociedad y al Gobierno de Hugo Chávez que ellos no son “ni opositores ni chavistas”, y que, sencillamente, con sus pronunciamientos e intervenciones en temas de la vida nacional, tan sólo están cumpliendo su misión como pastores. Si bien es cierto que, durante la celebración de la 93ª Asamblea de la CEV, clausurada el pasado día 12 en Caracas, el presidente de este organismo y arzobispo de Maracaibo, Ubaldo Ramón Santana, desveló la dificultad de llevar a cabo dicha tarea en un país atravesado hoy día por la polarización política y social.

A lo largo de su reunión, los obispos emitieron varios mensajes. Así, en el marco de una nutrida celebración eucarística, insistieron en la necesidad de una convivencia en paz, al tiempo que algunos voceros de la presidencia de la CEV respondieron a situaciones concretas, como la devaluación monetaria que decretó el Gobierno justamente mientras tenía lugar la Asamblea episcopal (ver recuadro).

Al cuestionar la crispación política de la última década, el arzobispo Santana fue tajante: “La polarización del país está agotando las energías de muchos venezolanos que quieren vivir en paz, y con mayor garantía de sus derechos humanos”. Por ello, a juicio del presidente de la CEV, este año 2010 demanda un mayor diálogo político, pues en septiembre se celebrarán las elecciones parlamentarias. “Cuando se acercan tiempos electorales como el caso del año 2010 –advirtió el prelado–, hay interés por el diálogo, pero a veces sólo por motivos electorales, y sería interesante que no se diera como una herramienta para ganar votos, sino como algo necesario y permanente para construir un país donde hay diversas posiciones. La confrontación, la agresividad, genera violencia, genera división”.

Ni oficialistas ni opositores

El presidente del Episcopado insistió, asimismo, en que la jerarquía de la Iglesia católica no se alinea ni con los opositores ni con los oficialistas. “Con nuestros planteamientos –sostuvo Santana–, no pretendemos, por tanto, condenar a nadie, sino contribuir a la búsqueda de espacios que favorezcan los encuentros en un clima de respeto, justicia y libertad”. Esta declaración sale al paso de una campaña permanente que cobra fuerza después de cada Asamblea de la CEV, cuando desde altas instancias del Gobierno se suelen descalificar sus pronunciamientos, al acusar a los obispos de “golpistas”, “fascistas” u “opositores”.

Finalmente, el arzobispo de Maracaibo exhortó a los diferentes sectores de la vida nacional a respetar la verdadera naturaleza de la acción de la Iglesia, para que unos y otros la ayuden a cumplir mejor con su misión religiosa de promover los valores y principios morales en el seno de la comunidad.

La preocupación por el actual clima creciente de polarización y confrontación no fue exclusiva de Santana. También el cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas, cuestionó la intolerancia reinante, al encabezar él mismo una Eucaristía por la paz el domingo 10 de enero. “Trabajar por la paz en Venezuela, además de proteger el medio ambiente y la creación, conlleva luchar para superar la pobreza y cualquier forma de exclusión. Conlleva también superar la intolerancia, promover el diálogo abierto, realista y sincero para encontrar la unión, y es, ya lo hemos dicho, una exigencia religiosa ineludible de nuestra fe en Jesucristo que hemos de cumplir fielmente, sea cual sea nuestra condición social o nuestra simpatía política”, manifestó Urosa, quien ha sido víctima de varios ataques verbales y agresiones físicas por parte de militantes del chavismo.

 

DEVALUACIÓN E INFLACIÓN

Mientras los obispos celebraban su Asamblea, el Gobierno de Hugo Chávez decretó el 8 de enero una devaluación de la moneda. Venezuela, que tiene la inflación más alta de América Latina, con un registro anual que sobrepasa el 25% en los últimos cuatro años, podría verse afectada por un mayor costo de la vida, según estiman diversos analistas.

El arzobispo de Coro, Roberto Luckert, se mostró categórico al pronosticar un panorama económico desfavorable con esta medida: “Creo que aquí se va a desatar una terrible inflación y, por supuesto, el presidente no la va a sentir. Es el pueblo quien la va a sentir”. Luckert, muy crítico siempre con la gestión oficial, condenó que el Gobierno haya devaluado la moneda pero, al mismo tiempo, prosiga con programas de donaciones de miles de millones a otros países “cuando Venezuela esta pasando por esta crisis”.

En el nº 2.691 de Vida Nueva.

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