“El joven tiene sentido religioso, pero desconfía de la Iglesia”

La Pastoral Universitaria hace autocrítica y apuesta por una renovación de sus métodos y lenguajes

Pastoral-universitaria(Miguel Ángel Malavia) “La evangelización de los jóvenes universitarios es algo apasionante, un gran reto. No obstante, no es fácil evangelizar hoy. Nunca lo ha sido, y ahora tampoco. Predomina una sensación de desconcierto, y hasta cierta decepción, pues hemos empleado muchos esfuerzos y los resultados no son los apetecidos. Sabemos que algo no funciona”. Este sincero y autocrítico diagnóstico se escuchó con mucha atención en el XXIV Encuentro de Delegados Diocesanos de Pastoral Universitaria, organizado por la Conferencia Episcopal (CEE) y desarrollado entre el 19 y el 20 del pasado noviembre en Madrid. Su autor fue el delegado de Pastoral Universitaria de Málaga, Francisco González Gómez, quien centró el hilo de su ponencia en “las dificultades, retos y perspectivas” que marcan hoy la evangelización en el ámbito juvenil y universitario.

En conversación con Vida Nueva, Francisco González ha profundizado en sus propuestas, incidiendo en primer lugar en las causas que han originado la situación de impasse que se vive en la pastoral juvenil, y que incide en la universitaria: “Las dificultades son múltiples. Unas provienen del proceso de secularización que conlleva la pérdida de la socialización religiosa y el relativismo moral. Otras son ocasionadas por la influencia, a través de diferentes medios de comunicación, de una cultura materialista y utilitarista que conlleva la pérdida de signos de identidad. Finalmente, la fragmentación interior y el vivir centrado en lo inmediato no ayudan a interiorizar la experiencia religiosa”.

Aspectos positivos

Pese a todo, el sacerdote malagueño lleva más allá su análisis de la situación actual y no duda en glosar los aspectos más positivos que conforman lo que denomina como “joven postmoderno”: “Mi contacto con muchos jóvenes inquietos y con grandes valores me hace creer y confiar en ellos. A pesar de las influencias negativas, aprecio que mantienen viva la sensibilidad por la justicia y los derechos humanos, la lucha por la paz y el desarrollo de los pueblos, la ecología y el medio ambiente. Asimismo, el crecimiento en la tolerancia, la conciencia de la necesaria igualdad entre el hombre y la mujer, la aceptación del pluralismo y los deseos de mejorar nuestro mundo ofrecen muchas posibilidades de sintonizar con los valores del Evangelio”.

Tal y como expuso en su conferencia, Francisco González sí aprecia “una cierta vivencia del sentido religioso” entre los jóvenes. Sin embargo, se comprueba cómo no la canalizan en la Iglesia, hacia la que guardan “desconfianza y desinterés”, percibiéndose “actitudes anti-institucionales, antidogmáticas, antinormativas o anti-impositivas”. Es por eso que la actividad pastoral pasa por aspectos como el lenguaje y el modo de comunicación empleado, debiendo hacer visible una imagen de la Iglesia positiva y accesible: “La nostalgia de Dios está viva en el corazón de los hombres. Y la Iglesia ha de seguir ofreciendo al único que puede hacer verdaderamente felices a los jóvenes, a Jesucristo. Estoy convencido de que, como dice Benedicto XVI, la Iglesia está viva, es joven, dinámica y llena de vitalidad. No obstante, es necesario hacer un esfuerzo para presentar la imagen de Dios, la persona de Jesucristo, la salvación, la Iglesia, los novísimos… de manera que, sin rebajar el contenido, todo ello pueda ser percibido por los jóvenes con un significado válido para la vida”.

Pastoral-Universitaria-2Y en el día a día, a nivel práctico, ¿cómo puede desarrollarse una evangelización que resulte sugestiva para los jóvenes universitarios? El responsable de la pastoral universitaria de Málaga ofreció en su ponencia algunas de las claves a desarrollar. En primer lugar, abogó por un “cambio espiritual”: “Para llegar al joven de hoy no son necesarias estrategias pedagógicas sofisticadas, especializadas y costosas, sino una experiencia gozosa de la propia fe que sea capaz de llenar nuestra existencia de amor, sentido y esperanza”. Después, los grupos universitarios promovidos para vivir esa experiencia de fe, necesitarían “una formación continuada”, así como “una cultura de calidad”, con el fin de que los que han de ser futuros evangelizadores “sepan dar razón de su fe y esperanza en un ambiente cultural que exige un cierto rigor en los argumentos expuestos”. González es claro en este punto: “Somos cristianos del ágape, pero también del logos”. En este sentido, apuesta por “favorecer el diálogo entre la fe cristiana y las exigencias de la cultura moderna”, considerando que “la ruptura” de esta relación ha significado el “drama de nuestra época”. Así, en ese esfuerzo teórico también habrá que, “sin rebajar los contenidos, reformular la presentación de algunos conceptos teológicos, actualizándolos y llenándolos de significado válido para la vida, posibilitando el ser aceptados por los jóvenes de hoy”.

Diálogo fe-ciencia

Algo parecido sucede con un campo de conocimiento específico como es el de la ciencia: “Es necesario mostrar claramente que el cristiano no tiene miedo de la ciencia y desea su desarrollo y promoción al servicio de la verdad y de la persona humana. Para ello es muy positivo la organización de encuentros, conferencias, jornadas, seminarios, foros, aulas fe-cultura, asignaturas de teología… superando el complejo de que lo que organicemos no va a tener audiencia”.

Finalmente, el sacerdote insiste en que los grupos cristianos universitarios han de “cuidar la contemplación”, ofreciendo “espacios de silencio y oración a una juventud saturada de ruidos, voces y mensajes”. Contemplación y afectividad: “El joven actual necesita un ámbito comunitario donde se sienta afectivamente muy arropado. Sin esta referencia de comunidades cálidas y comprometidas, que acogen incondicionalmente sin buscar nada a cambio, es difícil que el joven se enganche a la fe”.

 

COMUNICACIÓN, “ASIGNATURA PENDIENTE”

Francisco González

Francisco González

En la línea de reconocer que la de la comunicación, a día de hoy, es una “asignatura pendiente” para la Iglesia, Francisco González considera que la adecuada reformulación de las estrategias pastorales, enraizadas en el conocimiento de la sociedad actual, supondrán una oportunidad de cambio y revitalización. Así, apuesta por contemplar la crisis producida por la progresiva secularización como “un tiempo de gracia”: “Sólo los enamorados son capaces de enamorar. Es decir, evangelizadores convencidos y bien formados, capaces de dar razón de la fe y la esperanza, profundamente unidos a Dios y con coherencia de vida, harán creíble el anuncio. Para ello, hay que acercarse a los jóvenes, en actitud positiva, sintonía motivadora y con propuestas sugerentes. Es necesario despertar el sentido religioso, cuidando la interioridad. Ayudándoles a descubrir su papel en el propio ámbito universitario y acercándoles las situaciones de dolor y pobreza de nuestro mundo. Hemos de propiciar la creación de comunidades comprometidas, que den respuesta a sus anhelos más profundos y les ayuden a personalizar la fe”.

En el nº 2.691 de Vida Nueva.

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