El arzobispo de Dublín pide perdón a las víctimas de abusos

“No hay palabras de disculpa suficientes”, dice Martin

Afectados-abusos-Irlanda(María Gómez) Por segunda vez en este año, la Iglesia en Irlanda se enfrenta a una situación tan detestable como dolorosa, después de que el 26 de noviembre el Ministerio de Justicia difundiera un nuevo informe sobre los abusos sexuales sufridos por niños a manos de sacerdotes católicos. La investigación, dirigida por la jueza Yvonne Murphy y realizada en los últimos tres años y medio, documenta las acusaciones y los hechos de abuso sucedidos entre enero de 1975 y mayo de 2004 en la Archidiócesis de Dublín, y es independiente de la Comisión Ryan, que presentó sus conclusiones el pasado 20 de mayo, revelando cientos de casos de violencia sexual, física y psicológica a niños en instituciones religiosas en todo el país.

El Informe Murphy acusa al Arzobispado de Dublín, a la policía y a los órganos del Estado de haber “encubierto” estos casos, a pesar de conocer las denuncias, y relata de qué modo se gestionó (o mal-gestionó) este asunto durante décadas.

Las reacciones por parte de Episcopado –colgadas en la página web de la Conferencia de Obispos Católicos Irlandeses– se produjeron el mismo día 26, y el denominador común de todas ellas es la petición de perdón. Las declaraciones más impactantes, por su rotundidad y por quien las hace, son las del actual arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin: “Sé que las palabras de disculpa nunca serán suficientes”.

“Un crimen”

“El abuso sexual a niños es y siempre ha sido un crimen en la ley civil; es y siempre ha sido un crimen en la ley eclesiástica; es y siempre ha sido penosamente pecaminoso”, sentencia el prelado, quien ha lamentado especialmente que el sufrimiento de aquellos niños fuera subordinado a un deseo de “proteger a la Iglesia” y de “evitar el escándalo”, sobre todo dado que, para mayor paradoja, esa manera de proceder sólo ha provocado “sufrimiento para los que fueron víctimas del abuso y un auténtico escándalo para la Iglesia hoy”.

Estas declaraciones fueron reiteradas por Martin en su homilía del primer Domingo de Adviento, a propósito del cual dijo que “la Iglesia sólo puede predicar la honestidad y la integridad que demanda el mensaje de Jesús si su vida y la vida de sus miembros están marcadas por la honestidad y la integridad”. El prelado irlandés ha querido insistir en sus disculpas, porque “el horrible daño hecho a un niño víctima de abusos por parte de sacerdotes no puede ser nunca reparado”. “A todos y cada uno de los supervivientes –añade– les pido perdón por el fracaso de las respuestas de la Iglesia. Les expreso mis disculpas, mi dolor y mi vergüenza por lo que les ha ocurrido”.

Tras el Informe Ryan de mayo, la Iglesia irlandesa inició una serie de acciones encaminadas a una mayor vigilancia y protección de los pequeños, incluida una reunión con Benedicto XVI, muy sensibilizado con este tema. También ahora el arzobispo de Dublín espera que esta investigación aliente a los curas para que las “amplias medidas” introducidas en parroquias y organizaciones para salvaguardar el bienestar de los niños sean “rigurosamente observadas y constantemente verificadas y puestas al día”.

En el nº  2.686 de Vida Nueva.

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