Se retira el camerunés Tumi, el cardenal “incómodo”

Cardenal-Tumi(Alberto Eisman) El pasado 17 de noviembre, Benedicto XVI aceptaba la renuncia del arzobispo de Douala, Christian Wiyghan Tumi, nombrando en su lugar a Samuel Kleda. Tumi es el primer cardenal de Camerún y una de las personalidades más importantes de la región y la Iglesia africana.

Nacido en la zona noroeste (anglófona) del país, su fuerte preparación intelectual (Camerún, Nigeria, Londres, Francia y Suiza) y su dominio de los idiomas hicieron que destacara pronto entre el clero local y fuera promovido, en 1979, como obispo de Yagoua. Cinco años más tarde, fue nombrado arzobispo, y, seguidamente, presidente de la Conferencia Episcopal hasta 1991. Fue creado cardenal en 1988 (antes que los arzobispos ‘francófonos’ de sedes más de peso, como Yaoundé y Douala) y arzobispo de Douala en 1991. Fue presidente del SECAM (que agrupa a las conferencias episcopales de África y Madagascar) entre 1991 y 1994.

El cardenal Tumi se ha comprometido personalmente con dos de los problemas más acuciantes de la Iglesia en la zona: las relaciones con el Islam y las vocaciones sacerdotales. Miembro del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso en un país con una importante presencia islámica, también habló con claridad cuando las decisiones de legisladores musulmanes amenazaban los derechos de los cristianos cameruneses.

Tumi ha sido una de las voces más críticas con el régimen del presidente Paul Biya –que se perpetúa en el poder desde 1982–, intentado que el país se abriera al multipartidismo y hablando sin tapujos sobre la rampante corrupción del país y sus instituciones. Camerún sólo es –dijo una vez– “la fachada de una democracia, que existe más para crear una placentera imagen externa que para promover libertades individuales y colectivas”. “Es la labor de la Iglesia –añadió en otra ocasión– denunciar la deshonestidad de los políticos y educar a la gente a ser honestos.”

Juan Pablo II reconoció sus méritos al nombrarle presidente del Sínodo de los obispos sobre la formación sacerdotal (1990) y del primer Sínodo africano (1994), y fue en Camerún donde se dio a conocer la exhortación Ecclesia in Africa (1995), llamando a los cristianos a relanzar la evangelización del continente.

El cardenal Tumi ha sido un convencido buscador de “soluciones africanas” para problemas propios del continente, abogando por un desarrollo “de las personas” antes que el “puramente material”. Es un firme defensor de la doctrina del celibato sacerdotal, y en el campo de la defensa de la vida, insiste en que la Iglesia africana debe ir más allá de los temas típicos, como el aborto y la eutanasia, y abordar temas igualmente fundamentales, como el paro, la criminalidad, la corrupción, el racismo y el tribalismo, la venta de armas, las enfermedades o la manipulación biológica.

En el nº 2.685 de Vida Nueva.

Compartir