La Iglesia pide que Chile sea “mesa para todos”

Los obispos se reúnen con la vista puesta en las elecciones y el bicentenario

Candidatos-a-presidencia-Ch(J. L. Celada) Trabajar juntos, sin excluir a nadie, para superar las desigualdades sociales que persisten en el país. Ésta es la condición que establecen los obispos chilenos y a la que quieren contribuir para “lograr un desarrollo que lleve a Chile a ser una Mesa para todos”. Bajo este mismo titulo, justamente, hicieron pública una declaración al término de su 98ª Asamblea Plenaria, en la que invitan a “un compromiso más activo, a través del ejercicio ciudadano responsable en el proceso electoral en marcha”. Cabe recordar que el 13 de diciembre los chilenos  elegirán a un nuevo presidente.

Reunidos en Punta de Tralca entre el 16 y el 20 de noviembre, además de reflexionar sobre la Misión Continental, los prelados analizaron “el caminar de nuestra patria, que se apresta a vivir el año Bicentenario y se proyecta hacia el futuro con un nuevo Gobierno y un Poder Legislativo renovado”. A la luz de la encíclica Caritas in Veritate y su defensa del verdadero desarrollo, la jerarquía católica anima a sus compatriotas en este contexto preelectoral “a buscar información adecuada y participar de los debates en torno a asuntos relevantes para el país” (la vida, la dignidad, el matrimonio, la familia, la educación, el trabajo, la salud, la vivienda, el medio ambiente, los pueblos originarios…); y pide a los diferentes candidatos “ofrecer al país con mayor nitidez y profundidad propuestas y proyectos para estos ámbitos”.

Asimismo, ante la cercanía del citado bicentenario de independencia, los miembros del Episcopado llaman a recuperar los “grandes valores que constituyen nuestra identidad y que no pueden quedar a merced de minorías ocasionales o bulliciosas”. Valores “imprescindibles” como “el apoyo a la familia y el respeto a la vida”…; “la superación de la miseria y del desempleo”…; “el desarrollo económico y humano”…; “el acceso a una educación libre, integral y de calidad…”; “políticas de salud pública que honren la dignidad de las personas; y la superación de los gravísimos problemas producidos por la droga”. Un ideario que los pastores confían en que ayudará a cada creyente a votar “desde una conciencia bien formada, en coherencia con las convicciones más profundas del cristianismo”.

La Asamblea concluyó con un recuerdo agradecido a los 25 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad con el “hermano pueblo argentino”, impulsado por Juan Pablo II y en cuyo proceso de mediación intervino el cardenal Antonio Samoré. Precisamente, su más estrecho colaborador entonces, el español Faustino Sainz, actual nuncio en Gran Bretaña, fue quien presidió la Eucaristía de clausura de esta nueva cita episcopal.

En el nº 2.685 de Vida Nueva.

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