OBITUARIO: Joan Martí i Alanis. El primer copríncipe democrático de Andorra

Joan-Martí(Jordi Llisterri– Barcelona) Seguramente su afición a viajar y su amplio bagaje cultural explican por qué no dudó en adaptar la diócesis de Urgell y las instituciones del Principado de Andorra a las novedades que requerían los tiempos. Eso evitó que una diócesis plenamente rural y el minúsculo Estado pirenaico -encajado entre la frontera de España y Francia- quedaran anclados en el pasado. Es el legado de Joan Martí i Alanis, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra durante 32 años (1971-2003), que falleció a los 80 años en Barcelona el 11 de octubre. Los funerales se celebraron el día 14 en la catedral de Urgell.

La singularidad de su labor política como copríncipe de Andorra (responsabilidad compartida desde hace siglos por el obispo de Urgell y el jefe de Estado francés) quizá ha ocultado su aportación pastoral como obispo de Urgell. Martí i Alanis pertenecía a la generación de obispos “montinianos” que lideraron la renovación eclesial postconciliar. Su labor podría haber culminado en el arzobispado de Barcelona, pero no fue así.

En su etapa episcopal se instituyeron los consejos de participación diocesanos emanados del Vaticano II. Fue de los primeros en recuperar la lengua catalana en la práctica administrativa y pastoral de diócesis. Promovió la creación de la revista y la radio del Obispado para vertebrar un territorio amplio y fragmentado. Ante el envejecimiento del clero, abrió hace casi 20 años el seminario a jóvenes colombianos. Y más que preocuparse por lucir los números de su seminario, se preocupó por la adaptación de los sudamericanos a una nueva realidad cultural y social. También fue un eje de su labor pastoral la recuperación de la memoria de los sacerdotes perseguidos en 1936 y en la reforma de la catedral habilitó una osario para honorar sus restos mortales.

Todo un referente

“La Andorra actual no se podría comprender sin el impulso reformador de este hombre”. “Un referente ético para varias generaciones, un humanista”. Así lo despedían los editoriales de los periódicos andorranos. Desde el principio de su mandato promovió la reforma constitucional de un Estado basado en una organización feudal. No resultó en su primer empeño durante los años 70, y la leve reforma lograda contra las reticencias francesas fue conocida popularmente como “la reformita”. Finalmente, con el presidente Mitterrand, logró que en 1993 Andorra aprobara en referéndum su primera Constitución democrática. Su apuesta fue constituir un Estado de derecho y democrático, pero fiel a sus raíces históricas representadas por el Coprincipado.

Como él pretendía, su sucesión fue pausada, con el nombramiento de un obispo coadjutor, Joan-Enric Vives. La tarea de Martí i Alanis fue reconocida por la Santa Sede, que lo distinguió arzobispo ad personam.

En el nº 2.679 de Vida Nueva.

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