Barra de Ceará: pecado y salvación

Los recoletos abren en brasil una casa de acogida para niñas víctimas del turismo sexual

Barra-de-Ceará(Graziela Cruz) Barra de Ceará es uno de los barrios más poblados y pobres de Fortaleza, capital de Ceará, en el norte de Brasil. Situado al norte de la ciudad, está delimitado por la propia playa y el mar, a un lado, y por áreas industriales y comerciales al otro. Tiene 77.096 habitantes, de los cuales 31.389 son menores de edad. La pobreza se hace presente en las deficientes construcciones residenciales. Más de dos mil familias habitan en las dunas de las playas y aproximadamente el 4% de la población tiene una vivencia ilegal e improvisada en terrenos del Estado. Estas personas están expuestas a múltiples riesgos por vivir sobre suelos de arena en continuo movimiento y fuente de enfermedades; no poseen servicios públicos básicos o sanitarios y sufren los inconvenientes del subdesarrollo.

Barra-de-Ceará-2Muchas personas sobreviven como autónomos y en ocupaciones inestables que les proporcionan ingresos económicos deficientes, sin contrato de trabajo y sin derecho a una futura jubilación. El barrio inicia su actividad a primera hora y las calles se llenan de pescadores, recolectores de basura, costureras domésticas, vendedores ambulantes, salas clandestinas de producción de ropa y pequeñas tiendas. Todos éstos son espacios de trabajo bien conocidos por los niños, que desde edades tempranas son forzados a contribuir a la economía familiar.

Toda esa realidad convierte a las niñas y adolescentes de Barra de Ceará en sujetos vulnerables a una multitud de factores de riesgo sociales, culturales, económicos y ambientales. El Informe final de la Comisión de Investigaciones sobre el Turismo Sexual en Fortaleza de la Cámara Municipal de Fortaleza se realizó a raíz de la sospecha de que este lugar es referencia internacional de turismo sexual. Según la Asociación Brasileña Multiprofesional de Protección a la Infancia y Adolescencia (ABRAPIA), Ceará es uno de los Estados brasileños que presentan el mayor número de denuncias contra el turismo sexual y la explotación infantil. En las áreas limítrofes de Barra de Ceará existen más de treinta moteles, reflejo de toda una estructura de comercio y servicios orientados al turismo sexual, y en este ambiente son introducidas cientos de adolescentes.

El primer paso de un sueño

Fray-AlbertoUn centro especialmente preparado para acoger a niñas víctimas de abuso o explotación sexual o en riesgo de padecerlos: es el sueño de los agustinos recoletos que viven y trabajan en Barra do Ceará, sueño que empezó a tomar forma el 27 de agosto con la inauguración de una primera casa de acogida. Según su coordinador, el hermano José Alberto Moreno, cuando el Hogar Santa Mónica se termine, tendrá capacidad para albergar a 100 niñas y adolescentes, contando con nueve casas de acogida, un centro de salud y atención psicosocial, un edificio para cursos artísticos y de profesionalización y un espacio para voluntarios.

El acto de agosto estuvo marcado por una Eucaristía presidida por fray Alberto y concelebrada por otros agustinos recoletos, a la que asistieron, además de los fieles, delegados de otras instituciones que también trabajan contra el abuso sexual de menores y muchos representantes de la sociedad civil. Fray Alberto destacó la figura de santa Mónica como madre incansable y amorosa en la educación de su hijo, san Agustín: “Ella ha sido fuente de inspiración en el rescate y educación de las niñas que vivirán en nuestra primera casa”. El religioso subrayó que la obra “es un esfuerzo de la Provincia de San Nicolau de Tolentino de los Agustinos Recoletos y de toda una familia agustina recoleta de Fortaleza”.

Fray-Alberto-y-FerreiraEl principal objetivo del Hogar Santa Mónica es contribuir a reducir la grave situación de riesgo social y familiar en que están niñas y adolescentes de 7 a 18 años, principalmente residentes en Barra de Ceará, víctimas de abuso, explotación y turismo sexual, así como la pobreza extrema, maltratos psicológicos y sexuales, enfermedades venéreas, tráfico y consumo de drogas, embarazos precoces y peligrosos, falta de recursos educativos, sanitarios y ambientales… Los religiosos esperan ser capaces de cubrir todas las necesidades materiales y afectivas de las jóvenes, principalmente, a través de una figura materna que habrá en las casas llamada ‘madre social’.

‘Madres sociales’

La primera ‘madre social’ que estará con las primeras 12 niñas, que llegarán durante este mes de octubre, es Cícera Ferreira da Silva, una ex religiosa de 49 años. “Yo soy huérfana de padre y madre y fui criada en casas de familias e instituciones para huérfanos donde sufrí todo tipo de violencia y perjuicios, incluso intentos de violación. Esta experiencia me capacita para comprender la realidad de estas niñas, que lo único que quieren es ser amadas”, confiesa Cícera a Vida Nueva. Y añade: “Lo que deseo es que ellas sientan mi amor y el amor de Dios”.

Barra-de-Ceará-3El proceso de acercamiento y trabajo junto a las niñas y sus familias seguirá una metodología muy bien trazada en el Proyecto Hogar Santa Mónica, un documento que detalla todo el plan de construcción del Hogar y el trabajo pastoral. Según los agustinos recoletos, la intervención y formación de estas jóvenes tiene que ser integral y multidisciplinar. Eso justifica que, en algunos casos, se las aleje temporalmente de los contextos agresores e ingresen en un sistema formativo y social adecuado que permitirá garantizar la cobertura de sus necesidades básicas de alimento, salud, formación y bienestar psicológico y físico, y donde, al mismo tiempo, se puedan promover diferentes valores.

En el mismo documento, los religiosos afirman que las menores de edad víctimas de abuso, explotación o turismo sexual tienen pocas probabilidades de recibir un tratamiento adecuado de parte de las autoridades públicas. Según ellos, el Informe de la Comisión de Investigaciones antes citado muestra que las autoridades han evadido sus obligaciones institucionales, omitiendo sus deberes de protección a la infancia y adolescencia de Fortaleza. “Muchas de estas niñas y adolescentes que están en situación de explotación y turismo sexual, en caso de ser detenidas por las fuerzas de seguridad pública, son conducidas nuevamente a sus contextos familiares, promotores del riesgo o indiferentes al mismo, facilitando el regreso de las jóvenes a las áreas de turismo sexual”, se argumenta.

Barra-de-Ceará-4Además de las casas de acogida, el Hogar tendrá otros dos tipos de atención: el Programa de Formación en Medio abierto (en la calle) y el Centro de Formación Integral del Hogar Santa Mónica. El primero estará destinado a niñas de 7 a 18 años en situación de riesgo de abuso y explotación sexual o de otros factores de riesgo sociales y familiares. Este trabajo contará, principalmente, con la figura del ‘educador social de calle’, una persona que llegará hasta los contextos inmediatos de las niñas y adolescentes y hará de puente entre ellas y los servicios de asistencia social de la región, el centro de acogida del Hogar Santa Mónica y los diferentes centros preventivos que actualmente prestan atención a los menores de edad de Barra de Ceará.

El Centro de Formación Integral, por su parte, estará destinado a niñas y niños de 7 a 18 años residentes en los barrios cercanos, para formarles profesional y culturalmente y proporcionarles asistencia sanitaria específica y otros servicios de prevención a los menores de edad participantes de los proyectos del Condominio Espiritual Uirapuru–CEU (donde está ubicado el Hogar Santa Mónica, junto a otras 19 instituciones católicas de asistencia espiritual y social).

Señal de Dios en el corazón de Fortaleza

El Hogar Santa Mónica está ubicado en el Condominio Espiritual Uirapuru (CEU), nacido en el año 2000 a partir de un sueño de poner en el corazón de la ciudad de Fortaleza una señal visible de la presencia de Dios. El CEU reúne 19 entidades católicas que realizan actividades espirituales, educativas, culturales y sociales, viviendo la unidad a través de la integración de los diversos carismas, para personas que quieren rescatar sus vidas. En opinión de los agustinos recoletos, coordinadores del Hogar, la localización de éste en el CEU favorece la integración de las menores de edad en un tejido social normalizado: “Allí tendrán la oportunidad de compartir espacios con otras personas de diferente edad, género y problemática, participantes de otros proyectos sociales. Además, cabe destacar los momentos para encontrarse y compartir con su grupo de pares: los niños de la Casa del Menor San Miguel Arcángel y los jóvenes de las comunidades vecinas que asisten diariamente a los talleres de formación profesional y artística”, explican los religiosos.


gaparecida@vidanueva.es

En el nº 2.679 de Vida Nueva.

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