Viaje de Benedicto XVI a Chequia

Una Iglesia martirial tiene que servir a la verdad en medio de la increencia

Benedicto XVI con el presidente Vaclav Klaus

Benedicto XVI con el presidente Vaclav Klaus

(Juan Rubio– Enviado especial) El papa Benedicto XVI se despidió en la tarde del pasado lunes de la Iglesia y del pueblo checo con palabras del escritor universal Franz Kafka: “Quien es capaz de entretenerse contemplando la belleza, nunca será viejo”. Broche de oro de la visita, mensaje preferencial para los jóvenes en un país en el que el ateísmo alcanza altas cuotas de militancia. Un viaje de tres días calificado de histórico, invitado por el presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, y por la Conferencia Episcopal –que buscó como lema de la visita El amor de Cristo es nuestra fuerza–, y que ha movilizado a una pequeña Iglesia, que se ha visto acompañada por numerosos cristianos de Polonia, Alemania, Hungría y Austria.

El-Papa-en-ChequiaDurante este viaje, el Papa ha podido conocer de cerca a “este pequeño rebaño”, como definió a la Iglesia checa el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga. “La Iglesia no demanda privilegios, sino sólo poder obrar libremente al servicio de todos, y con espíritu evangélico”, dijo Benedicto XVI. Y ése ha sido el talante de la decena de intervenciones (entre discursos y homilías) en un país considerado como el corazón del ateísmo europeo. Los titulares del rotativo Pravo y Blesk se expresaban en este tono en los días previos: “Benedicto XVI viene al país más ateo del mundo”, decía el primero. El segundo le acogía con un “Bienvenido al país de los ateos”. Un país que le tenía reservados tres días intensos y una tímida acogida.

Ya desde el comienzo, Joseph Ratzinger dejó claro que la religión cristiana, como ha demostrado a lo largo de la Historia, y a pesar de las dificulta- des, puede servir de plataforma de convivencia y progreso, y reivindicó el papel de Dios en el corazón de la cultura: “Sin Dios, el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es. La verdad del Evangelio es indispensable para una sociedad próspera, puesto que abre a la esperanza y nos hace capaces de descubrir nuestra inalienable dignidad de hijos de Dios”.

La visita propiamente dicha comenzó en la mañana del sábado 26, cuando el Papa, acompañado por el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, ya en el aeropuerto internacional Stará Ruzyne, saludó al pueblo checo, tras la bienvenida que le brindó el presidente –y miembro de la Iglesia husita– Vaclav Klaus.
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Nada más pisar Chequia, el pontífice alemán esbozó la importancia de ese país para la fe cristiana, y no escatimó palabras para hablar de las fricciones históricas y del “significativo papel que las tierras checas han jugado en la historia intelectual, cultural y religiosa de Europa, a veces como un campo de batalla y más frecuentemente como un puente”. Y se refirió también al aniversario de la caída del Muro de Berlín: “No se debe subestimar el costo de cuarenta años de represión política. Una particular tragedia para esta tierra fue el intento despiadado, por parte del Gobierno de aquel tiempo, de acallar la voz de la Iglesia. En el curso de vuestra historia, desde la época de san Wenceslao, de santa Ludmilla y de san Adalberto, hasta san Juan Nepomuceno, hubo mártires valerosos, cuya fidelidad a Cristo se ha hecho sentir con voz clara y más elocuente que la de sus asesinos”.

Y es que el testimonio martirial de aquella nación, el pasado histórico con los cristianos como fondo, y los retos en el ámbito de la caridad, la educación y la cultura han estado muy presentes en todos los discursos del Papa.

Tras la ceremonia de bienvenida, el Papa se trasladó a la iglesia de Santa María de la Victoria, en donde se venera la imagen del Niño Jesús de Praga. Al pie de la escalinata del templo carmelita, el alcalde de la ciudad y otros representantes municipales le entregaban las llaves de la ciudad.

Encuentro con los niños

Ya en el interior, en el encuentro con los niños, les dijo: “El pensamiento va a vuestras familias y a todas las familias del mundo, a sus alegrías y sus dificultades. A la reflexión, unamos la oración invocando del Niño Jesús el don de la unidad y de la concordia para todas las familias. Pensemos especialmente en las familias jóvenes, que deben cumplir tantos esfuerzos para dar a los hijos seguridad y un porvenir digno. Oremos por las familias en dificultad, probadas por la enfermedad y el dolor, por aquellas en crisis, desunidas o laceradas por la discordia y la infidelidad. Todas las encomendamos al Santo Niño de Praga, sabiendo cuán importante es su estabilidad y su concordia para el verdadero progreso de la sociedad y para el futuro de la humanidad”. Benedicto XVI regaló una corona para la imagen que llegó desde España en el siglo XVI.

Religiosas-en-ChequiaEn la tarde del sábado, el Papa tuvo dos encuentros significativos. El primero fue con las autoridades políticas y civiles y el cuerpo diplomático, con quienes se encontró en la Sala Española del Castillo de Praga, siendo recibido a la entrada con el Te Deum de Antonin Dvorak, interpretado por la Filarmónica Checa.

En la sala, que data de cuando los Habsburgo reinaban en Bohemia, se encontraba el Gobierno al completo, además de la élite política, académica y cultural checa, y también el ex jefe de Estado, Vaclav Havel. Allí el Papa recordó la coincidencia de este viaje con el vigésimo aniversario de la caída de los regímenes totalitarios en Europa Central y Oriental, y de la Revolución de Terciopelo, que restableció la democracia. “A dos decenios de distancia, el proceso de sanación y reconstrucción continúa ahora en el interior del más amplio contexto de la unificación europea y de un mundo cada vez más globalizado”. Y resaltó que la tierra que le acogía “ha conocido capítulos dolorosos y lleva cicatrices de los trágicos sucesos causados por la incomprensión, por la guerra y las persecuciones”. Pero, al mismo tiempo, señaló que “sus raíces cristianas han favorecido el crecimiento de un considerable espíritu de perdón, de reconciliación y de colaboración, que han permitido a la gente de estas tierras ser capaz de encontrar la libertad e inaugurar una nueva era”.

No obstante, el encuentro más emotivo fue el que mantuvo en la catedral de san Vito con los sacerdotes, religiosos y religiosas checas. Enmarcando en la belleza de ese templo milenario la tradición cristiana, acosado como un símbolo por el muro del castillo, el Papa volvió a recordar la historia de fidelidad y adhesión a Cristo, rememorando las vicisitudes de dos cardenales, Josef Beran y František Tomášek, quienes en el siglo pasado resistieron con heroica firmeza a la persecución comunista, llegando incluso al sacrificio de la vida.  “El heroísmo de los testigos de la fe recuerda que sólo del conocimiento personal y del lazo profundo con Cristo es posible extraer la energía espiritual para realizar en plenitud la vocación cristiana. Sólo el amor de Cristo hace eficaz la acción apostólica, sobre todo en los momentos de la dificultad y la prueba. Amar a Cristo y a los hermanos debe ser la característica de todo bautizado y de toda comunidad”. Y allí a los consagrados, el Papa les agradeció sus esfuerzos en favor de los pobres y les invitó a involucrarse cada vez más en la educación y en el mundo de la cultura. “La Iglesia no demanda privilegios, sino sólo el poder obrar libremente al servicio de todos y con espíritu evangélico”, recordó.

El-Papa-en-Chequia-3Ya en la mañana del domingo, acudió a la localidad de Brno, en Moravia, la zona de mayor número de católicos, y que hace subir la estadística de cristianos en Chequia. Fue recibido por el obispo local, Vojtech Cikrle, el presidente Klaus, y el gobernador Michal Hašek. Asistieron unos 40 obispos, algunos llegados de los países vecinos. Allí, ante multitud de fieles, les invitó a la tarea misionera: “Anunciad a Cristo vosotros, queridos sacerdotes, permaneciendo íntimamente unidos a Jesús y ejerciendo con entusiasmo vuestro ministerio, con la certeza de que nada puede faltar a quien confía en Él. Testimoniad a Cristo vosotros con la alegre y coherente práctica de los consejos evangélicos, indicando cuál es nuestra verdadera patria: el Cielo. Y vosotros, queridos fieles laicos, jóvenes y adultos, vosotras, queridas familias, sostened sobre la fe en Cristo con vuestros proyectos familiares, del trabajo, de la escuela y las actividades de cada ámbito de la sociedad. Jesús nunca abandona a sus amigos. Él asegura su ayuda, porque no es posible hacer nada sin Él, pero, al mismo tiempo, pide a cada uno que se comprometa personalmente para difundir su mensaje universal de amor y de paz. Os sea de aliento el ejemplo de los santos Cirilo y Metodio, patronos principales de Moravia, que han evangelizado a los pueblos eslavos, y de los santos Pedro y Pablo, a los cuales está dedicada vuestra Catedral. Contemplad el testimonio luminoso de santa Zdislava, madre de familia, rica de obras de religión y de misericordia; de san Juan Sarkander, sacerdote y mártir; de san Clemente María Hofbauer, sacerdote y religioso, nacido en esta Diócesis y canonizado hace 100 años, y de la beata Restituta Kafkova, religiosa nacida en Brno y asesinada por los nazis en Viena”.

Encuentro ecuménico

Ya por la tarde, en el Arzobispado de Praga, se celebró un encuentro ecuménico y un encuentro con el mundo académico. Benedicto XVI destacó la necesidad de que los cristianos se unan para recordar a Europa sus raíces. “No porque se hayan marchitado”, sino porque continúan proporcionando al continente la base espiritual y moral que permite establecer un diálogo significativo con personas de otras culturas y religiones.

El Santo Padre recordó los continuos cambios a los que sigue sometida Europa. De forma particular, “en este periodo, los cristianos se unieron a otros hombres de buena voluntad para ayudar a reconstruir un orden político justo, y todavía hoy continúan comprometiéndose a través del diálogo para abrir nuevos caminos hacia la comprensión recíproca, la colaboración en favor de la paz y el progreso del bien común”. No obstante, se lamentó de que ahora surjan nuevas tentativas dirigidas a marginar la influencia del cristianismo en la vida pública, a veces con el pretexto de que sus enseñanzas son dañinas para el bienestar de la sociedad. Así , recordó que “el cristianismo puede ofrecer mucho en el plano práctico y moral, porque el Evangelio siempre impulsa a hombres y mujeres a ponerse al servicio de sus hermanos y hermanas”.

El-Papa-en-Chequia-4En la mañana del lunes, fiesta litúrgica de san Wenceslao y fiesta nacional en el país, el Papa se trasladó a Stará Boleslav, lugar del martirio del santo para celebrar la Eucaristía en la explanada de Melnik.

En su homilía, saludó a todos los presentes, de modo especial al presidente de la República, que festejaba su onomástica, “felicitación que –dijo– deseo dirigir a quienes llevan el nombre de Wenceslao, y al entero pueblo checo en el día de su fiesta nacional”. Y les habló del ejemplo del santo, “porque él mismo es modelo de santidad para todos, especialmente para quienes guían la suerte de las comunidades y pueblos”.

Aludiendo a la historia reciente, Benedicto XVI dijo que “el siglo pasado –y esta tierra fue testigo– ha visto caer a no pocos poderosos, que parecían haber llegado a alturas casi inalcanzables. De improviso, se han encontrado privados del poder. Quien ha negado, y continúa negando a Dios y, en consecuencia, no respeta al hombre, parece tener una vida fácil y conseguir el éxito material. Pero basta desconchar la superficie para constatar que, en estas personas, hay tristeza e insatisfacción. Sólo quien conserva en el corazón el santo ‘temor de Dios’ tiene confianza también en el hombre y gasta su existencia para construir un mundo más justo y fraterno. Hay necesidad de personas que sean ‘creyentes’ y ‘creíbles’, dispuestas a difundir en cada ámbito de la sociedad los principios e ideales cristianos en los cuales se inspira su acción. Ésta es la santidad, vocación universal de todos los bautizados, que im- pulsa a cumplir el propio deber con fidelidad y valor, mirando no al propio interés egoísta, sino más bien al bien común, y buscando en cada momento la voluntad divina”.

El-Papa-en-Chequia-5Al final de su homilía, volvió a destacar el esfuerzo de san Wenceslao por “la construcción de una convivencia pacífica dentro de la patria y con los países confinantes”, preocupándose “por propagar la fe cristiana, llamando a sacerdotes y construyendo iglesias”.

Invitación a Madrid 2011

Acabó el Papa con un mensaje a los jóvenes, a quienes invitó al Encuentro Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid en 2011. El Papa respondió así a los dos regalos que le hizo la juventud checa.  El primero, un libro de fotos de la juventud en el país, elaborado por la Comisión de jóvenes de la Conferencia Episcopal checa. El segundo regalo fue la colecta que los jóvenes han hecho con destino a las misiones de África. Es ésta una vieja costumbre que se mantiene, y que es un paradigma en una Iglesia pobre a la que le ha costado esfuerzo preparar esta visita. Una estudiante y un periodista entregaron al Papa los regalos.

La visita de Benedicto XVI ha puesto las bases para el futuro. Su Magisterio será alimento para las comunidades de la Iglesia checa. Hoy, la Iglesia universal, tras este viaje, conoce más a aquel “pequeño rebaño” que necesita de su ayuda y oración. Es el servicio de Pedro, como explicaba el español P. Antonio, superior agustino de la parroquia de Santo Tomás. Allí han acudido para restaurar la Orden en un lugar en donde aún permanecen las brasas de la fe, aquilatada en una larga nómina de mártires.

“LA VERDAD VENCE”

Praga es un tablero de ajedrez antes de iniciarse la partida, con el rey y la reina presenciando la escena desde la retaguardia, flanqueados por sus torres de defensa y con edificaciones de diferentes épocas y estilos como disciplinados peones. Ésta es la visión que, desde el monte Petrin, hace el premio Nobel Jaroslav Seifert, único checo distinguido con este galardón. Praga es una amalgama de estilos extendidos en un amplio tablero, con el Moldava bordeando la ciudad vieja, la pequeña –o Mala Strana– y la ciudad nueva en los aledaños del castillo que atosiga a la catedral de san Vito, enhiesta sobre el monte, sacando la cabeza, reivindicando un espacio en el tablero. Iglesias, conventos, capillas, estatuas, placas, monolitos, símbolos de una historia en pugna de siglos. Y dos alfiles importantes: la estatua dedicada a Juan Huss, inspirada en Rodin y que preside la plaza central de la ciudad vieja. El otro alfil, en el centro mismo del Puente Carlos, con Juan Nepomuceno, símbolo de resistencia junto a un coro de mártires y de santos, muestra de la ciudad mística que se reconstruyó acabadas las luchas husitas, tras la batalla de la Montaña Blanca. Y es que en este país, siempre se jugó la partida entre dos bandos de cristianos, partidarios de Avignon unos, y de Roma otros, con Carlos IV en el siglo XIV; entre católicos y husitas en el siglo XV, que dejaron su secuela tras el restauracionismo llevado a cabo por Roma con cuño jesuítico en el XVI; y ya en el siglo XX, bajo la dictadura comunista, los católicos colaboracionistas, llamados pacem in terris, y los católicos de catacumba . Aún hoy se atisban resabios de estas luchas internas y han sido varias las voces que han pedido al Papa la rehabilitación de Huss.

Un tablero en el que se juega el papel de la verdad con mayúscula, uno de los grandes objetivos del Papa. “La verdad prevalecerá”, dice la inscripción que hay en la base del monumento a Juan Huss, unas palabras que fueron su canto de cisne antes de ser condenado en el Concilio de Constanza y quemado. Hoy es bandera de un sentimiento nacional, autóctono, alejado de Roma y con un anhelo de purificación. Pero el deseo de verdad también forma parte de la leyenda de la bandera que ondea en el castillo: “La verdad vence”. El Papa no pierde ocasión de reivindicarla con su presencia entre el escepticismo de los checos, y a ella se ha referido especialmente en el discurso al mundo académico en la tarde del domingo. “¿Qué ocurriría si nuestra cultura se tuviera que construir a sí misma solamente sobre argumentos de moda, con escasa referencia a una tradición intelectual histórica genuina o sobre las convicciones que se promueven haciendo mucho ruido y que son fuertemente financiadas? ¿Qué pasará si, en el ansia de mantener una secularización radical, acaba por separase de las raíces que le dan vida? Nuestras sociedades no se volverán más razonables o tolerantes o dúctiles –se respondió–, sino que serán más frágiles y menos inclusivas, y les costará cada vez más reconocer lo que es verdadero, noble y bueno”.

La Iglesia que ha recibido al Papa tiene escasa presencia en el país, pese a su legado religioso e histórico. Se ha preparado con una tímida campaña ad intra: novenario, oraciones y un sencillo cartel. Poco es el dinero que ha habido que recoger en una colecta realizada ex profeso hace unos domingos. La Iglesia debe pagar el cincuenta por ciento de los gastos. El resto lo paga el Gobierno. La Iglesia en esta continua lucha sigue buscando su lugar, su sitio y viene pidiendo desde hace tiempo un concordato que se resiste, pese a haber sido aprobado en el Parlamento, pero por la compleja situación política no se ha llevado a cabo. También pide la devolución de los bienes incautados por el comunismo, con una promesa incumplida de devolución progresiva, y la propiedad de la catedral de san Vito. El secretario de Estado, cardenal Bertone, ha abordado estos temas con altos dirigentes del Gobierno en encuentros paralelos al del Papa. Mientras que las tres visitas de Juan Pablo II fueron seguidas con euforia por muchos checos, que veían en el Papa polaco un signo de resistencia al comunismo y uno de los factores importantes para la caída del Muro de Berlín, con Ratzinger el caso ha sido distinto. Sin embargo, ya hay quien considera que la visita del Papa ha roto un muro importante y que los retos planteados por el él servirán para que también, dentro de veinte años, “el canto del ganso se convierta en un cisne a quien no se pueda silenciar”. Las bases están puestas en esta visita, definida como un izado de la bandera de la verdad en un mapa de un trasnochado ateísmo.

En el nº 2.677 de Vida Nueva.

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