Sigue sin fructificar el diálogo en Honduras

La Iglesia es llamada a mediar y el obispo de Santa Rosa vuelve a condenar el golpe

El obispo Luis Alfonso Santos

El obispo Luis Alfonso Santos

(J. L. Celada) Tres meses después del golpe de Estado que depuso a Manuel Zelaya como presidente de Honduras, pocas cosas han cambiado en el pequeño país centroamericano: mediaciones frustradas, violencia verbal y física en los despachos y en las calles, y el deseo común de recobrar –aunque por caminos bien distintos– la normalidad democrática. Hasta el toque de queda inicial decretado por el Gobierno interino de Roberto Micheletti volvió a repetirse ahora con el regreso de Zelaya a territorio hondureño. Una medida a la que esta vez ha venido a sumarse la restricción, durante 45 días, de la libertad de expresión y de circulación.

Tampoco el discurso de la Iglesia –llamada a interceder entre ambas partes en la persona del obispo auxiliar de Tegucigalpa, Juan José Pineda– ha variado a lo largo de este tiempo. En medio de esta tensa calma, un nuevo comunicado de la diócesis de Santa Rosa de Copán ha querido compartir sus reflexiones acerca del golpe de Estado, por el que muestra su rechazo porque “viola la Constitución de la República… y causa inestabilidad e intranquilidad en la ciudadanía”.

El texto –que lleva la firma del titular de la sede, Luis Alfonso Santos– recuerda a sus compatriotas, asimismo, que “nadie debe obediencia a un gobierno usurpador y que nadie debe obedecer a una orden de matar personas”, al tiempo que responsabiliza a Micheletti y a cuantos le apoyan en el poder de “todos los daños que sobrevengan a personas y bienes después de este golpe de Estado”.

Más adelante, ahondando en las causas de la situación actual, se denuncia que “el golpe de Estado es fruto de la injusta distribución de la riqueza, que genera en Honduras profundas desigualdades, en la alimentación, en el trabajo, la educación, la salud, la posibilidad de expresión y la participación ciudadana, ya que el 80% de nuestro pueblo empobrecido es nuevamente víctima de un juego de poderes, donde quiere imponerse la soberbia de los más adinerados”.

SOS al mundo

Finalmente, y tras lanzar un SOS al mundo para que no abandone a los “cinco millones de pobres y a dos millones y medio de hondureños indigentes, oprimidos hoy por una dictadura militar con la cual han cerrado filas los traidores a la patria”, el mensaje agradece a Brasil que haya dado asilo en su Embajada a Zelaya.

En ella es, precisamente, donde se vienen escenificando los últimos intentos de unos y otros por llegar a un acuerdo que devuelva la estabilidad al país. Aunque los recientes roces con varias delegaciones diplomáticas –entre ellas, la española– no parece que contribuyan a ello.

En el nº 2.677 de Vida Nueva.

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